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A LOS 65 AÑOS, MURIO JERZY GROTOWSKI
El hombre del teatro pobre

Retirado como director desde 1970, el teórico teatral fue responsable de un pensamiento diferente sobre el escenario y la actuación.

Grotowski estuvo en Buenos Aires en 1971, y causó revuelo.
Su teoría sostuvo que “en el teatro uno debe detener la actuación”.

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t.gif (67 bytes)  Por Hilda Cabrera

@El hombre de teatro es como un escultor que busca encontrar en sí mismo una forma preexistente. Esa era la creencia y la ambición, desmedida tal vez, que animaba al teórico y director teatral polaco Jerzy Grotowski, quien falleció a los 65 años en su casa de Pontedera, próxima a la localidad italiana de Pisa, donde residía desde 1986. “No queremos actuar en el teatro –escribió en uno de sus ensayos–. Creemos que ya actuamos demasiado en la vida, y que en el teatro uno debe detener la actuación para producir un acto en el que no escondamos nada, en el que nos vean tal como somos”. Como pensador de la escena –a la que convirtió en laboratorio–, entendió que el texto no debía ilustrar la acción teatral, sino ser “trampolín” hacia el interior de la propia experiencia. De ahí que consideraba necesario estimular en el actor un proceso que calificaba de “autorrevelador”, y que le permitiría expresar sus asociaciones más íntimas. Su exigencia respecto del intérprete incluía un compromiso total para escapar de los estereotipos y cumplir un verdadero acto espiritual. Planteaba a sus actores un adiestramiento prolongado y sostenido, una exploración de sus posibilidades más extremas: “Actúen sin imitar acciones, con todo el cuerpo, un día encontrarán que comienza a reaccionar por sí mismo, que sus impulsos son libres”.
Nacido el 11 de agosto de 1933 en la polaca Rzeszow, dejó su país en 1982 para instalarse primero en Francia y después en Italia. Se inició en la escuela de teatro de Cracovia, donde colaboró en la producción de algunas obras en el Stary Teatr, hasta que en 1959 fundó y dirigió un teatro laboratorio en el pequeño pueblo de Opole, que trasladó luego a Wroclaw: “Posiblemente el suyo es el único teatro de vanguardia cuya pobreza no es un obstáculo –escribió el director y teórico inglés Peter Brook–, donde no poseer dinero no es una excusa para la utilización de medios inadecuados que automáticamente destruyen los experimentos.” El centro creado en Pontedera (última residencia de Grotowski) era visitado por estudiantes que admiraban por partes iguales su método y su ética. Se dijo de él que era ciudadano del mundo, y se crearon cátedras para que las dirigiera. Una de ellas, la del Colegio de Francia, donde en marzo de 1997 Grotowski inauguró el ciclo con una clase magistral sobre “la línea orgánica en el teatro y en el ritual”.
Mantenía desde siempre su categoría de “único”, como diría Brook al recibirlo en su teatro parisino: “Nadie más en el mundo, que yo sepa, nadie, desde Stanislavski, ha estudiado la naturaleza del trabajo del actor, su fenómeno y su significación; la naturaleza y la ciencia de sus procedimientos mentales, físicos y emocionales tan profunda y completamente como Grotowski”. El director polaco se definía a sí mismo “artesano” al aportar una renovadora visión sobre los textos clásicos y cuestionar el “lugar común” en el que tan a menudo caía el trabajo de los actores. Entre las puestas que dejaron huella se encuentran Apocalypsis cum Figuris, El Príncipe Constante y Akropolis.
Dejó de montar obras en 1970, porque –decía– “el automatismo lo acechaba”. Publicó varios textos, el más divulgado, Hacia un teatro pobre, habla de un teatro que puede prescindir de los adornos y que se opone al “rico”, definido por él como “una empresa de cleptomanía artística”. Desde sus comienzos rechazó el teatro masivo. Sus espectáculos estuvieron siempre abiertos a un escaso número de personas. Después de Apocalypsis cum Figura, de 1968, comenzó una nueva etapa, dedicándose únicamente a la docencia y la experimentación. En Pontedera, donde murió, creó un Centro de Trabajo que colaboró con los laboratorios teatrales de la Universidad de California y el Centro Internacional Peter Brook.

 

Las puestas del maestro
Estas son las puestas que realizó Grotowski:

* Orfeo, de Jean Cocteau (1959)
* Kain, de George Byron (1960)
* Misterio Buffo, de Maikovski (1960)
* Sakuntala, de Kalidasa (1960)
* Las aves, de Mickiewicz (1961)
* Kordian, de Slowacki (1962)
* Akropolis, de Wyspianski (1962)
* Doctor Fausto, de Marlowe (1963)
* Estudio sobre Hamlet, textos de Shakespeare y Wyspianski (1964)
* El Príncipe Constante, sobre textos de Calderón y Slowacki (1965)
* Apocalypsis cum Figuris. Creación colectiva (1968)

"NO SE PUEDE CAMBIAR LA SOCIEDAD"

Por Cecilia Hopkins

Grotowski estuvo por única vez en la Argentina en noviembre de 1971, invitado a participar del IV Festival Nacional de Teatro de Córdoba, y aunque su visita fue calificada como el acontecimiento teatral más importante del año, sus teorías fueron objeto de controversias entre la gente de teatro de las más diversas tendencias. Su libro, Hacia un teatro pobre, había sido editado en el país en 1970, por lo que muchos de los asistentes tuvieron en esa oportunidad su primer contacto con las ideas del director polaco relativas a la función del hecho escénico: una oportunidad para eliminar las máscaras sociales y revelar la esencia del hombre. Desde sus páginas, una vez más el teatro se postulaba como un lugar de provocación, un sitio desde el cual no se busca apelar a los sentimientos convencionales y estereotipados del espectador sino que, trascendiendo la razón discursiva y la psicología, se persigue iluminar el "lado oscuro de las cosas".

Sus teorías tuvieron cierto eco en el Centro de Experimentación Audiovisual del Instituto Di Tella, que funcionó entre 1965 y 1970. Allí se estrenó una línea de espectáculos que buscaba la innovación del lenguaje teatral, como la que propusieron, entre otros, Alfredo Arias, Roberto Villanueva, Mario Trejo y el Grupo Lobo. En cuanto a su visita a Córdoba, causaron gran revuelo sus palabras, cuando habló del teatro y de sus posibilidades de cambio social: "El teatro no puede cambiar la sociedad; quienes así piensan son como los pájaros que vuelan más abajo de las nubes tormentosas", afirmó en medio de una audiencia politizada. A pesar de su total desacuerdo con la posición de Grotowski respecto del compromiso social que el teatro debe asumir, fue la Comuna Baires el grupo que tuvo mayores puntos de contacto con el director polaco. Liderada por Renzo Casali, esta compañía se originó con la creación del Centro Dramático Buenos Aires en 1969. Posteriormente, emigró a Europa y con el tiempo se estableció en Milán. En cuanto a las experiencias que Grotowski llevó a cabo en su retiro en el campo, cerca de la localidad italiana de Pisa, no tuvieron ninguna repercusión en la Argentina.

 

 

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