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COMO AFECTARA A LOS ARGENTINOS EL BRUSCO AJUSTE CAMBIARIO DE BRASIL

Pagar los platos rotos del vecino

La sociedad comercial con Brasil rindió grandes beneficios, pero también tenía sus riesgos. Recesión, desempleo, baja de salarios, menos créditos y más caros serán las consecuencias que se pagarán de este lado de la frontera.

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Por Raúl Dellatorre


t.gif (67 bytes)  "Feliz 1998", rezaba la carátula de la salutación de fin de año de una consultora el último diciembre, augurando que para el '99 no había ninguna felicidad previsible. Y todavía no había llegado el Efecto Banana, aunque se veía venir. Cuando Brasil aún medita sus medidas, en Argentina ya se anticipan los efectos. Ya hay menos créditos hipotecarios, prendarios y de consumo para los sectores de medianos ingresos, y los que se consiguen son a tasas más caras. Los trabajadores de industrias estrechamente ligadas a la exportación ven peligrar su empleo: una ola de despidos y suspensiones caerá sobre el sector automotor. Los empleadores, en general, no están renovando los contratos que vencen a los empleados temporarios, y los recambios se hacen por trabajadores a menor salario. Y todavía falta más: cuando llegue la invasión de productos brasileños beneficiados por la devaluación, la producción de electrodomésticos, de textiles y de alimentos envasados sentirá el mazazo, que descargarán sobre sus trabajadores. Argentina eligió de aliado comercial a Brasil y se benefició durante años de esa sociedad. Ahora paga el precio de dormir con un gigante.

"El impacto inmediato se verá en el encarecimiento del crédito", disparó Héctor Valle, presidente de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), al ser consultado por Página/12. Durante años, el Gobierno impulsó la bancarización, y hoy son mayoría (al menos, entre los que poseen empleo fijo) los que cobran su sueldo por caja de ahorro en una entidad que, además, le impuso una cuenta corriente y una tarjeta de crédito. Pues bien: ahora deberán pagar más caros los intereses por el descubierto. Y además, las novedades del país vecino amenazan congelar la posibilidad de un acuerdo con los bancos para bajar el usurario costo de financiación que cobran por el dinero plástico.

Cuando los argentinos pudieron quitarse de encima la resaca del Efecto Tequila, se volvió a desatar (año '96) un boom de consumo. Automotrices, fabricantes de electrodomésticos y vendedores de propiedades fueron los beneficiarios que recibieron alegremente el aluvión de compradores. Hubo un argumento de peso para tentar a los ansiosos consumidores: cómoda financiación, a plazos largos y tasa baja (al menos, en comparación a los antecedentes locales). Pocos repararon si la tasa pactada era fija o variable. Hoy ese descuido puede ser doloroso. Las cuotas de créditos a tasa variable pueden soportar un considerable salto, una vez que los bancos ajusten el costo financiero a las nuevas condiciones de riesgo que rigen para la región y el país.

Y los que no accedieron, ya no accederán. A la suba de tasas, se añadirá una restricción defensiva de la oferta de crédito por parte de las entidades financieras, conscientes de que las complicaciones en el mercado laboral pueden extender el tendal de morosos. Las grandes políticas definidas desde las casas matrices de los principales bancos del país van en el mismo sentido: algunas entidades líderes han recibido instrucciones de aumentar sus reservas técnicas (dinero inmovilizado del monto de depósitos que reciben) y girarlas al exterior, comentó un directivo de un banco local a este diario. Prefieren colocar los fondos "en lugar seguro", aun con una retribución del 5 por ciento anual, en vez de "jugarse" a ganar el 18 ó 20 por ciento en el país, pero con riesgo de incobrabilidad.

El temor a un empeoramiento en la situación laboral no es infundado. A partir de las consecuencias del ajuste brasileño --recesión interna en ese país, menor importación de productos argentinos, exportación a precios de oferta hacia Argentina, encarecimiento del crédito para toda la región por un aumento de la probabilidad de una crisis--, ya varias empresas empezaron a reducir sus planteles. Unos 2500 trabajadores de terminales automotrices podrían ser despedidos en los próximos treinta días. Otros 7000 seguirían con un régimen de suspensiones temporarias y cobro parcial de salarios. Ello, sin contar las consecuencias para unos 40 mil empleados en pequeñas y medianas autopartistas.

Los empleados de la industria textil, la de electrodomésticos, la construcción, la de alimentos, pueden ser los próximos que engorden un índice de desocupación que promete subir. De la mano de ello, se complicarán las condiciones para los que conserven su trabajo: menores salarios o jornadas más prolongadas por la misma retribución serán la regla, sin legislación ni organismo público que dé amparo.

Mejor, será seguir celebrando por el año que pasó.

Informe: Pablo Ferreira.

 


Correr a los botes

* El primer impacto de la devaluación brasileña se sentirá en los créditos: subirán las tasas y los bancos no los otorgarán a los sectores de medianos ingresos.
* Se congeló la posibilidad de que baje el costo de financiación de las tarjetas de crédito.
* Los que están pagando cuotas a tasa variable, sufrirán un fuerte aumento de las mismas.
* Ya se anunciaron despidos en la industria automotriz. Los sectores de la construcción, eletrodomésticos, textiles y alimentos podrían ser los próximos.
* La crisis brasileña no sólo afecta a trabajadores de empresas exportadoras. Habrá una invasión de productos de ese país a menor precio que desplazará a la industria local.
* Las empresas con personal con contratos temporarios no los están renovando a su vencimiento. Cuando hay recambios, son a menor salario.
* Junto al aumento de la desocupación, se complicará la situación para los que tienen empleo fijo. Baja de salarios y jornadas laborales más largas por la misma retribución será la regla.


ARTURO PORZECANSKI, ECONOMISTA DE ING BARINGS
"Toda la región está muy mal"

 

Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes) "La devaluación (del viernes) puede acentuar la caída del consumo y de las importaciones en el corto plazo, pero creo que será muy positiva para la segunda mitad de este año y para el próximo", pronosticó Arturo Porzecanski, economista jefe para las Américas del banco de inversion ING Barings. El optimismo de este analista fue, sin embargo, puntual y limitado. "Hay que considerar que la región está muy mal", dijo poniendo énfasis en la palabra "mal". "Andaba muy mal la semana pasada y seguirá muy mal la semana que viene. Este es el contexto en el que se da la crisis de Brasil", señaló.

Dijo también que, "en términos netos, lo que ha pasado esta semana es buena noticia para la Argentina. Los que venimos haciendo nuestros deberes en economía, habíamos visto un panorama bastante sombrío cernirse sobre la Argentina debido a lo que estaba pasando en Brasil".

Porzecanski puntualizó que existen varios factores en contra que explican el deterioro de la región. "Primero, los países han sufrido y siguen sufriendo por fenómenos climatológicos adversos de todo tipo. Terremotos, huracanes, El Niño, La Niña, toda clase de desastres naturales. Hoy estuve hablando con varios países andinos y hay escasez de agua, racionamiento de electricidad, por ejemplo".

En segundo lugar, dijo el economista del Barings, "los precios de las materias primas son bajísimos, los más bajos de las últimas décadas. Esto afecta mucho, porque la producción básica de Latinoamérica todavía son las materias primas". Y el tercer gran golpe es "el de los mercados de capitales, que en Estados Unidos, Europa y Japón permanecen semicerrados para la región. El crédito externo escasea; los términos y plazos son muy desventajosos", dijo, apuntando que "el gobierno argentino, en particular, que tanto depende del financiamiento externo, va a tener que seguir remando contra la corriente en forma enérgica".

Con respecto a Brasil, fundamentó su visión positiva de la devaluación diciendo que "la recesión en Brasil había empezado hace varios meses. La economía no podía crecer porque las exportaciones no eran competitivas. Y el consumo y la inversión estaban ahogados por las altas tasas de interés y los tremendos aumentos impositivos. De ahora en más, tendrán el beneficio de una tasa de cambio más competitiva que alentará las exportaciones y la posibilidad de una baja en las tasas de interés, las cuales no tendrán que defender una paridad artificial. Aunque sólo sea eso, se ha abierto una ventana para la segunda mitad del año".

Opinó que "esta devaluación accidentada que ocurrió esta semana, cierra prácticamente un capítulo de constante deterioro en las reservas internacionales, en la economía y en las expectativas, que estaba minando los ánimos de todos. Esta situación había llevado, inclusive, a que la Bolsa en la Argentina cayese más que la brasileña".

El economista señaló que esta experiencia brasileña "confirma que los regímenes cambiarios intermedios no tienen futuro. Si se quieren evitar crisis cambiarias, los países tendrán que elegir entre regímenes de libertad total --como tienen Estados Unidos, Canadá y México-- o de total fijación cambiaria --como la Argentina--. Los regímenes intermedios no tienen la disciplina que se ve en ambos extremos".



LAS PREVISIONES DE JEFFREY SACHS
"Argentina tendrá un período muy duro"

El niño mimado del establishment financiero asegura que, ahora que explotó Brasil, Argentina pagará los costos por tener una política de cambio fijo. Entrevista exclusiva.

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Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes) Director del Instituto de Economía Internacional de Harvard, Jeffrey Sachs no es, ni por asomo, un economista de izquierda. Es el niño mimado del establishment financiero internacional y, como tal, no sólo dirige todos los estudios de competitividad del tradicional Foro Económico de Davos, sino que además es el economista con mayor cantidad de contratos de asesoría de países en problemas. Hace dos años que venía predicando que, de insistir con un anclaje cambiario, el Plan Real desembocaría en una maxidevaluación. Y que Argentina sufriría las consecuencias. Su predicción se cumplió y ahora imagina escenarios terribles para la convertibilidad. El viernes concedió, telefónicamente, este reportaje a Página/12.

--¿Cómo ve la situación después de la devaluación brasileña?

--Ahora, Argentina queda en una situación muy difícil. Usted sabe, no soy muy optimista con Argentina este año. Creo que tendrá recesión y puede ser peor dependiendo de lo que pase en Brasil. El tipo de cambio fijo en Argentina va a lastimar mucho.

--¿Esto significa que habrá una recesión similar a la del tequila?

--Probablemente. La intensidad depende mucho de cómo los mercados respondan en las próximas semanas. Mi impresión es que Brasil está todavía en muchos problemas aunque haya una especie de euforia hoy (por el viernes a la noche). Tomó una buena decisión al dejar flotar el tipo de cambio. Pero este hecho va a poner mucha presión sobre el comportamiento de los mercados en Buenos Aires y sobre la economía argentina. La combinación de un Brasil recesivo más una gran devaluación del real va a herir de gravedad a Argentina.

--¿Usted realmente cree que el gobierno de Cardoso hizo lo correcto?

--El gobierno brasileño fue llevado contra la pared. Hubiera hecho realmente bien las cosas si flexibilizaba el tipo de cambio hace dos años. No puedo felicitar al gobierno brasileño cuando dejó ir las cosas tan lejos. Pero hoy no tenían otra alternativa, tenían que hacerlo.

--¿Por qué?

--Porque se estaban suicidando al defender su tipo de cambio. El dolor por sostener un tipo de cambio fijo era demasiado grande. Tal vez, a largo plazo, una mejor solución para Argentina y Brasil sería una unión monetaria con una moneda común que flotara en relación a las monedas del mundo. Pero, en el corto plazo, no creo que Brasil pudiera vivir más tiempo con el tipo de cambio fijo sin ocasionar un gran daño a su economía.

--Pero ahora también parece que el daño será muy grande, porque van a tener una profunda recesión...

--De todas maneras, iban a tener recesión con una gran inestabilidad financiera. Ahora tienen más oportunidad de minimizar el daño, porque el tipo de cambio es más competitivo.

--Mucha gente piensa aquí, incluso integrantes del equipo económico, que la solución era que Brasil adoptase la convertibilidad.

--Ese sería un gran error. Argentina tiene un sistema que asegura el tipo de cambio fijo, por lo que es muy difícil cambiar. Pero hubiera sido un tremendo error para Brasil tratar de aferrarse a un sistema de convertibilidad con un tipo de cambio tan sobrevaluado. El real en Brasil estaba muy sobrevaluado.

--¿De cuánto era la sobrevaluación?

--Del 35 al 45 por ciento.

--¿Entonces, las devaluaciones de esta semana no serían suficientes?

--Creo que el dólar se irá muy poco más de lo que lo ha hecho hasta ahora. Me parece que estará entre 1,50 y 1,60, no en un 1,40.

--¿Esas serían todavía peores noticias para Argentina?

--Son malas noticias. Es el problema de estar atrapado en un sistema completamente inflexible. Las exportaciones argentinas serán muy dañadas y no creo que haya forma de evitarlo. La solución, dentro del sistema de convertibilidad, es cortar costos sustancialmente y reducir salarios para ganar competitividad. Pero esto es algo muy difícil y traumático de hacer. Por eso no estoy a favor de esta clase de sistema. Es una buena forma de salir de la hiperinflación, pero no es una solución de más largo plazo.

--¿No sería una locura salir de la convertibilidad en este momento?

--Tal vez esté en lo cierto. Pero esto sólo significa que Argentina tendrá un período muy duro por delante. En los últimos dos años he venido diciendo que cuando Brasil devaluara sería muy doloroso para Argentina. Muchos economistas argentinos decían que esto nunca iba a pasar, pero era casi inevitable que algo así sucediera. Lo que ocurrió esta semana no es ninguna sorpresa para mí. El gobierno argentino debió haber sabido hace bastante tiempo que esto pasaría. Sin embargo, insistió con un tipo de cambio fijo que ahora deja a Argentina frente a un futuro muy difícil.

--¿Qué recomendaría a Roque Fernández en estos días?

--No es una pregunta fácil. Si el sistema (de convertibilidad) está realmente fuera de toda opción, entonces no hay mucho que hacer ni discutir. Argentina sabe hacer el resto del ajuste ortodoxo: caída del producto, aumento de la desocupación y baja de salarios. Si la discusión fuera más abierta, yo diría que mantenga la disciplina fiscal que Argentina ha desarrollado en los últimos años, pero dejen flotar el peso. En un mundo ideal, insisto, deberían considerar la idea de ir hacia una unión monetaria con Brasil con un tipo de cambio flexible en relación al resto del mundo.

--¿Usted diría que Brasil es el tercer gran fracaso del FMI?

--Diría que es el quinto gran fracaso seguido. Yo cuento así: Tailandia, Indonesia, Corea, Rusia y, ahora, Brasil. El FMI hoy es una bomba de tiempo caminante en el sistema internacional.

--¿Este es el momento para que Michel Camdessus (el director gerente del FMI) se jubile?

--Absolutamente. Debió haberse jubilado antes, pero este es un momento particularmente bueno. Si usted no puede sostener un programa económico por más de dos meses, tiene un verdadero problema. Si usted pone 41 mil millones de dólares detrás de un tipo de cambio y en dos meses realiza infinidad de declaraciones públicas acerca de que el real está bien, que no está sobrevaluado y después las cosas terminan como esta semana, más vale preguntarse: ¿para qué sirve el FMI?

 

--¿Cuánto durará la recesión en Brasil?

--Al menos este año. La recuperación puede ser similar a la mexicana durante el efecto tequila. Pero esto quedará más claro la próxima semana o en las siguientes cuando el gobierno brasileño defina su nueva política monetaria.

--El ministro Pedro Malán y sus colaboradores viajaron hoy (por el viernes) a Washington para negociar un nuevo programa con el FMI...

--Lo sé, eso me pone muy nervioso.

--Tal vez el lunes traten de fijar de nuevo una banda cambiaria, pero a un nivel más alto.

--Si hacen eso, entonces sería el sexto error consecutivo del FMI.


"Dolarizar no los salva de la crisis"


--El presidente Menem propuso dolarizar por completo la economía argentina. ¿Qué opina?

--Es una solución técnica para disipar el riesgo cambiario. Pero no resolverá los problemas de competitividad de la Argentina y, además, en el caso de haber otra crisis la pregunta sería: ¿quién sería el prestamista de última instancia en esa situación? Si Estados Unidos estuviera de acuerdo en actuar como prestamista de última instancia de Argentina, podría ser un muy buen negocio. Pero no creo que el gobierno norteamericano esté listo para jugar ese rol. Si uno usa la moneda de otro país es muy importante tenerlo como prestamista de última instancia, pero éste es un gran tema político difícil de resolver.

 

--El presidente Menem es un muy buen amigo del gobierno norteamericano, así que tal vez pueda convencerlo de que la Reserva Federal o el FMI actúen como banco central de la Argentina.

--Los dos gobiernos pueden ser muy buenos amigos, pero dudo que el pueblo norteamericano fuera tan generoso para aceptar esa responsabilidad. Si ustedes realmente quieren vivir dependiendo del FMI, ya se los advertí. Si uno depende de la buena voluntad del FMI está en serios problemas.


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