Por Maximiliano Montenegro
Pese a sus
declaraciones públicas, Roque Fernández tiene un plan secreto para contrarrestar el
impacto de la devaluación del real sobre la competitividad de la producción nacional. Lo
conversará en las próximas horas con el ministro de Hacienda, Pedro Malan. La propuesta
contempla dos alternativas. Una es aplicar un impuesto a las importaciones argentinas por
un monto similar a la devaluación real de la moneda brasileña y, con los fondos
recaudados, subsidiar las exportaciones argentinas orientadas a Brasil. La otra es que
Brasil fije retenciones a sus exportaciones destinadas a la Argentina. El argumento será
que la flotación libre del real, como se anunció ayer, es incompatible con el peso
fijado al dólar. Y que el Mercosur no puede existir bajo este esquema.
Cuando hoy por la tarde los dirigentes de la Unión Industrial Argentina se reúnan con
Roque Fernández se llevarán una sorpresa. Los industriales reclaman que el Gobierno
adopte medidas para resguardar la producción local de la avalancha de importaciones, se
teme, que provendrá de un Brasil en recesión y con un tipo de cambio un 20 por ciento
más alto. Los sectores más afectados serían automotores, neumáticos, maquinaria
eléctrica, textiles, calzado, lácteos y plásticos, entre otros (ver página 5).
Pero el ministro tiene su propia estrategia para compensar la devaluación brasileña. Ya
fue analizada por los técnicos y hasta fue comentada, informalmente, con los funcionarios
del FMI, que la consideraron muy razonable.
El viernes Roque declaró que no vamos a tomar medidas proteccionistas ni de orden
comercial, lo que fue interpretado como un rechazo tajante a las presiones de la
UIA. Sin embargo, ya entonces el ministro estaba al tanto de la propuesta que dos de sus
hombres de mayor confianza, el viceministro, Pablo Guidotti, y el secretario de
Programación, Rogelio Frigerio, conversaron con el Fondo Monetario y la segunda línea
del equipo económico brasileño. A Guidotti le respondieron en Washington que la idea era
muy razonable. Frigerio consiguió la promesa de los brasileños de sentarse a
negociar algún tipo de medida compensatoria. Fernández quiso mantener en secreto el plan
porque considera que no se puede hacer en forma unilateral y que requiere necesariamente
el consenso de Brasil. Por lo tanto, prefiere hablarlo directamente con Pedro Malan una
vez que éste regrese a Brasilia, desde Washington, hoy por la tarde.
La propuesta dejaría a los brasileños la posibilidad de escoger entre dos alternativas.
Una es aplicar a las importaciones argentinas un impuesto, cuya tasa dependería de la
magnitud de la devaluación real del real (es decir, la devaluación nominal menos el
aumento de los precios internos). Para instrumentarlo, entonces, habría que esperar al
menos un mes para conocer la evolución de los precios en Brasil y, a partir de allí,
conocer cuál fue la devaluación real de la moneda brasileña. Si, por ejemplo, los
precios no se movieran (una hipótesis probable dada la gran recesión que soporta la
economía vecina), la devaluación real sería de alrededor del 20 por ciento y ésa
debería ser la tasa del impuesto.
En Economía dicen, además, que ese derecho arancelario sería para todos los sectores
por igual, sin distinciones. La recaudación fiscal obtenida se volcaría en un subsidio a
las exportaciones destinadas a Brasil. En realidad la medida sería aplicada contra Brasil
por todos los países del Mercosur. Y no habría problemas con las normas de la
Organización Mundial de Comercio ya que la medida involucraría exclusivamente al
comercio intrabloque.
La otra alternativa es que Brasil aceptara fijar retenciones (un impuesto) a sus
exportaciones destinadas al Mercosur, también por una tasa similar a la devaluación real
de su moneda. Esto, seguramente, resultará más atractivo a Brasilia, porque así
conseguiría más recaudación fiscal, pero encontrará la feroz oposición del lobby
exportador de San Pablo. El argumento de Roque al lanzar el tema será simple: no es
viable un acuerdo como el Mercosur con la Argentina con el peso fijo contra el dólar,
mientras Brasil deja flotar libremente al real. Si quieren continuar con el Mercosur
hay que hacerlo, le dirá a su par brasileño. La fuerza del planteo estará en esa
encrucijada política vinculada con la viabilidad del Mercosur. Pero en Economía también
tienen fundamentos técnicos para justificar este giro proteccionista: dicen
que cuando hay una devaluación nominal, como la que instrumentó Brasil, los precios del
comercio no reflejan la productividad de cada economía y que entonces se imponen medidas
compensatorias.
Cardoso juega
sus fichas apostando al dólar libre
Hoy, a primera hora, Cardoso anuncia un nuevo paquete
de medidas para salvar el Plan Real. Día clave para saber cómo será todo el año. |
Francisco Lopes, controvertido presidente del Banco Central brasileño.
Dijo ayer que la política cambiaria seguirá siendo la libre flotación del real
anunciada el viernes.
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Por Claudio Zlotnik
Los argentinos despertarán esta mañana con la novedad que Brasil insistirá con la libre
flotación cambiaria del real, en un intento por recuperar la confianza de los
financistas. El anuncio, que se llevará a cabo hoy a las 8 (hora argentina) en Brasilia,
convalidará el ensayo que el Banco Central de Brasil realizó el último viernes cuando
no pudo resistir las presiones del mercado y dejó de respaldar el valor del real con sus
reservas internacionales. Ese día, la moneda brasileña se devaluó aún más y la
desvalorización ronda entre 15 y 20 por ciento en apenas cuatro días. Del humor con que
los financistas tomen la propuesta que esta mañana oficializará Fernando Henrique
Cardoso depende en buena parte los efectos que sobre la economía argentina tendrá el
Efecto Banana.
Hasta última hora de anoche, el ministro de Hacienda brasileño, Pedro Malán, y el
flamante titular del BC brasileño, Francisco Lopes, mantuvieron reuniones con la plana
mayor del Fondo Monetario, del BID, y con el secretario adjunto del Tesoro estadounidense,
Lawrence Summers, en Washington. Durante esos encuentros, los funcionarios brasileños
buscaron, por un lado, el respaldo de los organismos internacionales a las últimas
medidas adoptadas. Y, por otro, reclamaron que el FMI adelante para los próximos días la
entrega del segundo tramo del crédito de 41.500 millones de dólares que había sido
pactado a fines de 1998. El segundo desembolso, por 9300 millones, estaba programado para
fines de febrero.
Las negociaciones con Michel Camdessus, director gerente del Fondo, y con su segundo,
Stanley Fischer, fueron largas y difíciles, reveló uno de los funcionarios
brasileños que participó de las reuniones del fin de semana en Washington. No obstante,
matizó, Malán y Lopes se llevaron el respaldo del FMI para seguir adelante
con la política monetaria iniciada el viernes pasado. El equipo económico brasileño
viajó el mismo viernes a Washington no bien cerraron los mercados para consensuar con el
Fondo Monetario los pasos a seguir para intentar sacar a Brasil de la crisis. Anoche,
antes de volar de regreso a Brasilia, Lopes encaró a un grupo de periodistas brasileños
y les adelantó que a partir de hoy su país instrumentará la libre flotación cambiaria.
En los hechos, esto significa que, tal como sucedió el viernes, el Banco Central de
Brasil no intervendrá en el mercado para sostener la paridad entre el dólar y el real.
Ese día, cuando Brasil revocó la banda en la que flotaba el real, la moneda brasileña
se desvalorizó de 1,32 a 1,43 unidades por dólar, aunque en casas de cambio superaba
1,50. De aquí en más seguirá siendo el mercado quien fije la paridad cambiaria. A
cambio del apoyo del FMI y del gobierno de Bill Clinton, la Administración Cardoso
deberá instrumentar a pleno el ajuste fiscal que aún debe aprobarse en el Congreso. La
reforma impositiva debería generarle ahorros por unos 23.500 millones de dólares
anuales, y los líderes del Parlamento brasileño se comprometieron ayer a que el ajuste
terminará de votarse lo antes posible. Sin embargo, por el momento, el
gobierno de Cardoso nada dijo sobre la política que desplegará respecto de la voluminosa
deuda interna, que lo obliga a hacer frente a 9000 millones de dólares mensuales.
Va a tener que reprogramarla. Debería anunciarlo rápidamente. Si no lo hace, el
mercado le dará nuevamente la espalda en cuestión de días, comentó a Página/12
un economista de un banco de inversión. Cardoso confía en que con la aprobación del
paquete fiscal y con la liberación cambiaria logrará ganar la confianza perdida. Y que
el mejor humor de los inversores redundará en una sensible caída de las tasas de
interés: del 50 por ciento actual al 15 o 20 por ciento en los próximos sesenta días.
Los anuncios de esta mañana serán el puntapié inicial de una semana decisiva para la
economía brasileña. Y para la Argentina.
Prevén más devaluación
Tengo la sensación de que la paridad real-dólar va a quedar en 2. En el mejor de
los casos, en 1,70 si es que los ahorristas brasileños mantienen la fe en la economía y
no se genera una corrida financiera. No está para nada claro que la cotización del real
pueda sostenerse en el 1,43 que cerró el viernes. Lejos de creer que con la
liberación cambiaria del último viernes el real encontró su equilibrio frente al
dólar, Mario Vicens, uno de los economistas consultados por la city, dijo a Página/12
que la moneda brasileña continuará desvalorizándose.
En relación con la cotización del dólar antes de la ampliación de la banda cambiaria,
el miércoles pasado, Vicens está previendo una devaluación del real de entre 28,8 y
39,4 por ciento. Los efectos de la devaluación sobre la economía argentina
dependerá de la magnitud del rebrote inflacionario en Brasil. O sea, de cuál sea la
desvalorización real de la moneda brasileña, apuntó el especialista. Para Vicens,
si la devaluación real llega al 20 por ciento provocaría una caída en el crecimiento
argentino de 2,5 puntos del Producto.
Vicens opinó además que Brasil dejará la libre flotación del real durante un cierto
período de tiempo (tres a cuatro meses), pero después volverá a atarlo a una
banda cambiaria. Va hacia algo similar a lo que hizo México después del Tequilazo,
recordó.
Críticas en la intimidad al equipo
brasileño
Bronca en Economía con Brasil
Por M. M.
En la intimidad, Roque Fernández y los integrantes de su equipo están
indignados por el nuevo rumbo de la política económica brasileña. Dicen que el gobierno
de Fernando Henrique Cardoso debía defender a muerte la estabilidad cambiaria
y desconfían del nuevo presidente del Banco Central brasileño, Francisco Lopes:
Cree que puede manipular al mercado, es todo lo contrario a lo que nosotros
pensamos, afirman, en privado. Más aún, atribuyen la devaluación al lobby
político de San Pablo al que vinculan con Lopes. Para colmo, hasta el miércoles no
habían analizado ninguna hipótesis de devaluación del real porque los brasileños les
juraban que no tocarían el tipo de cambio. Pese a la bronca, Roque impuso a sus
colaboradores una consigna: no hablar de la política cambiaria del socio mayor, y
destacar los esfuerzos que hace Cardoso por imponer el ajuste fiscal y las reformas
estructurales.
El miércoles, mientras integraba la comitiva presidencial en Estados Unidos, Roque
Fernández se desayunó con la noticia de la devaluación brasileña. Minutos después se
comunicó telefónicamente con Pedro Malan para interiorizarse de los detalles de una
decisión que hasta el día anterior su par brasileño le juraba jamás tomaría. Como es
habitual en él, Roque guardó la compostura cuando tuvo a Malan al teléfono: se limitó
a escucharlo y le pidió que lo mantuviera al tanto de los acontecimientos.
Sin embargo, la escena volvió a repetirse. El viernes, unos minutos antes de las diez de
la mañana, el ministro dialogaba con Enrique Szewach por América: Confiamos en que
esta nueva banda cambiaria que han fijado se mantenga por mucho tiempo, afirmó. A
las diez, Szewach leyó un cable fechado en Brasilia que daba cuenta de la decisión del
gobierno de Cardoso de dejar flotar el real.
Pero la bronca del equipo económico no sólo pasa por la desconsideración de los
brasileños con sus pares del Mercosur. Nadie entiende por qué devaluaron, más
allá de las presiones del lobby de San Pablo, dijo a este diario, bajo reserva de
identidad, un secretario de Fernández. Hicieron lo contrario de lo que aconsejamos.
No había que tocar el tipo de cambio, tenían que defenderlo a muerte, agregó la
fuente.
En su visión, la apuesta del equipo brasileño fue licuar buena parte de la deuda interna
(un 75 por ciento denominada en reales) con la devaluación. Pero la tasa de
devaluación todavía no compensa el salto que pegó la tasa de interés de esa deuda, que
llegó al 55 por ciento. Y ahora tienen el problema de la deuda más el de credibilidad en
el tipo de cambio, reflexionó. Este funcionario está convencido de que el dólar
estará recontraalto en relación al real y que los brasileños terminarán,
como siempre, licuando el déficit fiscal vía inflación.
Otro alto funcionario del Palacio de Hacienda fue todavía más enfático: La
designación de Francisco Lopes al frente del Banco Central es tan mala como ponerlo a
Roberto Frenkel (el ex jefe de asesores de Juan Sourrouille), afirmó. Le
encanta manipular al mercado, cree que puede manejarlo, pero en el fondo es un ratón de
biblioteca. Es un hetorodoxo que no sintoniza, no puede sintonizar con nosotros,
explicó.
Más aún, ahora, en Economía hay quienes reconocen que el jefe de asesores, Miguel
Kiguel, tenía razón cuando hablaba de despegarse a tiempo de Brasil. Kiguel
había planteado su opinión sin vueltas ya en setiembre, durante la Asamblea Anual del
Fondo Monetario: entonces, escribió una de las versiones del discurso de Menem y en ella
se obviaba cualquier referencia a Brasil. Sin embargo, el secretario de Planeamiento de
Presidencia, Jorge Castro, modificó el borrador e hizo que Carlos Menem hablara, en la
inauguración del FMI, de la firme política cambiaria del presidente Cardoso. |
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