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PROPONDRA UN IMPUESTO A LAS IMPORTACIONES BRASILEÑAS QUE COMPENSE LA DEVALUACION
Roque se la tenía bien guardada

El ministro de Economía tiene un plan secreto para contrarrestar el impacto de la devaluación del real sobre la producción nacional. Ya sondeó la opinión del FMI. Se lo comunicará a su par brasileño en las próximas horas. na03fo01.jpg (6667 bytes)
Ministro de Economía, Roque Fernández. Medita un original curso de acción por la crisis.
Cree que el Mercosur peligra con Brasil bajo un esquema de libre flotación del real.
Por Maximiliano Montenegro

t.gif (67 bytes)  Pese a sus declaraciones públicas, Roque Fernández tiene un plan secreto para contrarrestar el impacto de la devaluación del real sobre la competitividad de la producción nacional. Lo conversará en las próximas horas con el ministro de Hacienda, Pedro Malan. La propuesta contempla dos alternativas. Una es aplicar un impuesto a las importaciones argentinas por un monto similar a la devaluación real de la moneda brasileña y, con los fondos recaudados, subsidiar las exportaciones argentinas orientadas a Brasil. La otra es que Brasil fije retenciones a sus exportaciones destinadas a la Argentina. El argumento será que la flotación libre del real, como se anunció ayer, es incompatible con el peso fijado al dólar. Y que “el Mercosur no puede existir bajo este esquema”.
Cuando hoy por la tarde los dirigentes de la Unión Industrial Argentina se reúnan con Roque Fernández se llevarán una sorpresa. Los industriales reclaman que el Gobierno adopte medidas para resguardar la producción local de la avalancha de importaciones, se teme, que provendrá de un Brasil en recesión y con un tipo de cambio un 20 por ciento más alto. Los sectores más afectados serían automotores, neumáticos, maquinaria eléctrica, textiles, calzado, lácteos y plásticos, entre otros (ver página 5).
Pero el ministro tiene su propia estrategia para compensar la devaluación brasileña. Ya fue analizada por los técnicos y hasta fue comentada, informalmente, con los funcionarios del FMI, que la consideraron “muy razonable”.
El viernes Roque declaró que “no vamos a tomar medidas proteccionistas ni de orden comercial”, lo que fue interpretado como un rechazo tajante a las presiones de la UIA. Sin embargo, ya entonces el ministro estaba al tanto de la propuesta que dos de sus hombres de mayor confianza, el viceministro, Pablo Guidotti, y el secretario de Programación, Rogelio Frigerio, conversaron con el Fondo Monetario y la segunda línea del equipo económico brasileño. A Guidotti le respondieron en Washington que la idea era “muy razonable”. Frigerio consiguió la promesa de los brasileños de sentarse a negociar algún tipo de medida compensatoria. Fernández quiso mantener en secreto el plan porque considera que no se puede hacer en forma unilateral y que requiere necesariamente el consenso de Brasil. Por lo tanto, prefiere hablarlo directamente con Pedro Malan una vez que éste regrese a Brasilia, desde Washington, hoy por la tarde.
La propuesta dejaría a los brasileños la posibilidad de escoger entre dos alternativas. Una es aplicar a las importaciones argentinas un impuesto, cuya tasa dependería de la magnitud de la devaluación real del real (es decir, la devaluación nominal menos el aumento de los precios internos). Para instrumentarlo, entonces, habría que esperar al menos un mes para conocer la evolución de los precios en Brasil y, a partir de allí, conocer cuál fue la devaluación real de la moneda brasileña. Si, por ejemplo, los precios no se movieran (una hipótesis probable dada la gran recesión que soporta la economía vecina), la devaluación real sería de alrededor del 20 por ciento y ésa debería ser la tasa del impuesto.
En Economía dicen, además, que ese derecho arancelario sería para todos los sectores por igual, sin distinciones. La recaudación fiscal obtenida se volcaría en un subsidio a las exportaciones destinadas a Brasil. En realidad la medida sería aplicada contra Brasil por todos los países del Mercosur. Y no habría problemas con las normas de la Organización Mundial de Comercio ya que la medida involucraría exclusivamente al comercio intrabloque.
La otra alternativa es que Brasil aceptara fijar retenciones (un impuesto) a sus exportaciones destinadas al Mercosur, también por una tasa similar a la devaluación real de su moneda. Esto, seguramente, resultará más atractivo a Brasilia, porque así conseguiría más recaudación fiscal, pero encontrará la feroz oposición del lobby exportador de San Pablo. El argumento de Roque al lanzar el tema será simple: no es viable un acuerdo como el Mercosur con la Argentina con el peso fijo contra el dólar, mientras Brasil deja flotar libremente al real. “Si quieren continuar con el Mercosur hay que hacerlo”, le dirá a su par brasileño. La fuerza del planteo estará en esa encrucijada política vinculada con la viabilidad del Mercosur. Pero en Economía también tienen fundamentos técnicos para justificar este giro “proteccionista”: dicen que cuando hay una devaluación nominal, como la que instrumentó Brasil, los precios del comercio no reflejan la productividad de cada economía y que entonces se imponen medidas compensatorias.
 

Cardoso juega sus fichas apostando al dólar libre

Hoy, a primera hora, Cardoso anuncia un nuevo paquete de medidas para salvar el Plan Real. Día clave para saber cómo será todo el año.

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Francisco Lopes, controvertido presidente del Banco Central brasileño.
Dijo ayer que la política cambiaria seguirá siendo la libre flotación del real anunciada el viernes.

Por Claudio Zlotnik

Los argentinos despertarán esta mañana con la novedad que Brasil insistirá con la libre flotación cambiaria del real, en un intento por recuperar la confianza de los financistas. El anuncio, que se llevará a cabo hoy a las 8 (hora argentina) en Brasilia, convalidará el ensayo que el Banco Central de Brasil realizó el último viernes cuando no pudo resistir las presiones del mercado y dejó de respaldar el valor del real con sus reservas internacionales. Ese día, la moneda brasileña se devaluó aún más y la desvalorización ronda entre 15 y 20 por ciento en apenas cuatro días. Del humor con que los financistas tomen la propuesta que esta mañana oficializará Fernando Henrique Cardoso depende en buena parte los efectos que sobre la economía argentina tendrá el Efecto Banana.
Hasta última hora de anoche, el ministro de Hacienda brasileño, Pedro Malán, y el flamante titular del BC brasileño, Francisco Lopes, mantuvieron reuniones con la plana mayor del Fondo Monetario, del BID, y con el secretario adjunto del Tesoro estadounidense, Lawrence Summers, en Washington. Durante esos encuentros, los funcionarios brasileños buscaron, por un lado, el respaldo de los organismos internacionales a las últimas medidas adoptadas. Y, por otro, reclamaron que el FMI adelante para los próximos días la entrega del segundo tramo del crédito de 41.500 millones de dólares que había sido pactado a fines de 1998. El segundo desembolso, por 9300 millones, estaba programado para fines de febrero.
Las negociaciones con Michel Camdessus, director gerente del Fondo, y con su segundo, Stanley Fischer, “fueron largas y difíciles”, reveló uno de los funcionarios brasileños que participó de las reuniones del fin de semana en Washington. No obstante, matizó, “Malán y Lopes se llevaron el respaldo del FMI” para seguir adelante con la política monetaria iniciada el viernes pasado. El equipo económico brasileño viajó el mismo viernes a Washington no bien cerraron los mercados para consensuar con el Fondo Monetario los pasos a seguir para intentar sacar a Brasil de la crisis. Anoche, antes de volar de regreso a Brasilia, Lopes encaró a un grupo de periodistas brasileños y les adelantó que a partir de hoy su país instrumentará la libre flotación cambiaria. En los hechos, esto significa que, tal como sucedió el viernes, el Banco Central de Brasil no intervendrá en el mercado para sostener la paridad entre el dólar y el real. Ese día, cuando Brasil revocó la banda en la que flotaba el real, la moneda brasileña se desvalorizó de 1,32 a 1,43 unidades por dólar, aunque en casas de cambio superaba 1,50. De aquí en más seguirá siendo el mercado quien fije la paridad cambiaria. A cambio del apoyo del FMI y del gobierno de Bill Clinton, la Administración Cardoso deberá instrumentar a pleno el ajuste fiscal que aún debe aprobarse en el Congreso. La reforma impositiva debería generarle ahorros por unos 23.500 millones de dólares anuales, y los líderes del Parlamento brasileño se comprometieron ayer a que el ajuste terminará de votarse “lo antes posible”. Sin embargo, por el momento, el gobierno de Cardoso nada dijo sobre la política que desplegará respecto de la voluminosa deuda interna, que lo obliga a hacer frente a 9000 millones de dólares mensuales. “Va a tener que reprogramarla. Debería anunciarlo rápidamente. Si no lo hace, el mercado le dará nuevamente la espalda en cuestión de días”, comentó a Página/12 un economista de un banco de inversión. Cardoso confía en que con la aprobación del paquete fiscal y con la liberación cambiaria logrará ganar la confianza perdida. Y que el mejor humor de los inversores redundará en una sensible caída de las tasas de interés: del 50 por ciento actual al 15 o 20 por ciento en los próximos sesenta días.
Los anuncios de esta mañana serán el puntapié inicial de una semana decisiva para la economía brasileña. Y para la Argentina.

 


Prevén más devaluación
“Tengo la sensación de que la paridad real-dólar va a quedar en 2. En el mejor de los casos, en 1,70 si es que los ahorristas brasileños mantienen la fe en la economía y no se genera una corrida financiera. No está para nada claro que la cotización del real pueda sostenerse en el 1,43 que cerró el viernes.” Lejos de creer que con la liberación cambiaria del último viernes el real encontró su equilibrio frente al dólar, Mario Vicens, uno de los economistas consultados por la city, dijo a Página/12 que la moneda brasileña continuará desvalorizándose.
En relación con la cotización del dólar antes de la ampliación de la banda cambiaria, el miércoles pasado, Vicens está previendo una devaluación del real de entre 28,8 y 39,4 por ciento. “Los efectos de la devaluación sobre la economía argentina dependerá de la magnitud del rebrote inflacionario en Brasil. O sea, de cuál sea la desvalorización real de la moneda brasileña”, apuntó el especialista. Para Vicens, si la devaluación real llega al 20 por ciento provocaría una caída en el crecimiento argentino de 2,5 puntos del Producto.
Vicens opinó además que Brasil dejará la libre flotación del real durante un cierto período de tiempo (tres a cuatro meses), “pero después volverá a atarlo a una banda cambiaria. Va hacia algo similar a lo que hizo México después del Tequilazo”, recordó.

Críticas en la intimidad al equipo brasileño
Bronca en Economía con Brasil

Por M. M.

En la intimidad, Roque Fernández y los integrantes de su equipo están indignados por el nuevo rumbo de la política económica brasileña. Dicen que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso debía “defender a muerte” la estabilidad cambiaria y desconfían del nuevo presidente del Banco Central brasileño, Francisco Lopes: “Cree que puede manipular al mercado, es todo lo contrario a lo que nosotros pensamos”, afirman, en privado. Más aún, atribuyen la devaluación al “lobby político de San Pablo” al que vinculan con Lopes. Para colmo, hasta el miércoles no habían analizado ninguna hipótesis de devaluación del real porque los brasileños les juraban que no tocarían el tipo de cambio. Pese a la bronca, Roque impuso a sus colaboradores una consigna: no hablar de la política cambiaria del socio mayor, y destacar los esfuerzos que hace Cardoso por imponer el ajuste fiscal y las reformas estructurales.
El miércoles, mientras integraba la comitiva presidencial en Estados Unidos, Roque Fernández se desayunó con la noticia de la devaluación brasileña. Minutos después se comunicó telefónicamente con Pedro Malan para interiorizarse de los detalles de una decisión que hasta el día anterior su par brasileño le juraba jamás tomaría. Como es habitual en él, Roque guardó la compostura cuando tuvo a Malan al teléfono: se limitó a escucharlo y le pidió que “lo mantuviera al tanto de los acontecimientos”. Sin embargo, la escena volvió a repetirse. El viernes, unos minutos antes de las diez de la mañana, el ministro dialogaba con Enrique Szewach por América: “Confiamos en que esta nueva banda cambiaria que han fijado se mantenga por mucho tiempo”, afirmó. A las diez, Szewach leyó un cable fechado en Brasilia que daba cuenta de la decisión del gobierno de Cardoso de dejar flotar el real.
Pero la bronca del equipo económico no sólo pasa por la desconsideración de los brasileños con sus pares del Mercosur. “Nadie entiende por qué devaluaron, más allá de las presiones del lobby de San Pablo”, dijo a este diario, bajo reserva de identidad, un secretario de Fernández. “Hicieron lo contrario de lo que aconsejamos. No había que tocar el tipo de cambio, tenían que defenderlo a muerte”, agregó la fuente.
En su visión, la apuesta del equipo brasileño fue licuar buena parte de la deuda interna (un 75 por ciento denominada en reales) con la devaluación. “Pero la tasa de devaluación todavía no compensa el salto que pegó la tasa de interés de esa deuda, que llegó al 55 por ciento. Y ahora tienen el problema de la deuda más el de credibilidad en el tipo de cambio”, reflexionó. Este funcionario está convencido de que el dólar estará “recontraalto” en relación al real y que los brasileños terminarán, como siempre, licuando el déficit fiscal vía inflación.
Otro alto funcionario del Palacio de Hacienda fue todavía más enfático: “La designación de Francisco Lopes al frente del Banco Central es tan mala como ponerlo a Roberto Frenkel (el ex jefe de asesores de Juan Sourrouille)”, afirmó. “Le encanta manipular al mercado, cree que puede manejarlo, pero en el fondo es un ratón de biblioteca. Es un hetorodoxo que no sintoniza, no puede sintonizar con nosotros”, explicó.
Más aún, ahora, en Economía hay quienes reconocen que el jefe de asesores, Miguel Kiguel, “tenía razón cuando hablaba de despegarse a tiempo de Brasil”. Kiguel había planteado su opinión sin vueltas ya en setiembre, durante la Asamblea Anual del Fondo Monetario: entonces, escribió una de las versiones del discurso de Menem y en ella se obviaba cualquier referencia a Brasil. Sin embargo, el secretario de Planeamiento de Presidencia, Jorge Castro, modificó el borrador e hizo que Carlos Menem hablara, en la inauguración del FMI, de “la firme política cambiaria del presidente Cardoso”.

 

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