Por Claudio Zlotnik
Brasil
tuvo un día de alivio. Por primera vez desde que las presiones del mercado tumbaron al
real, hace una semana, la moneda le ganó terreno al dólar: ayer se apreció el 2,5 por
ciento y cerró a 1,55 por dólar. Además, Fernando Henrique Cardoso le ganó ayer un
round a la crisis cuando el Senado dio media sanción a la ley de cheques, que le
permitirá recaudar 4200 millones de dólares adicionales en un año. Sin embargo, las
perspectivas de la economía del país vecino distan de ser tranquilizadoras: con tasas
superiores al 40 por ciento anual, la multimillonaria deuda interna sigue siendo la gran
amenaza.
Pese a la mejora de ayer, el real muestra una devaluación del 22 por ciento desde que el
miércoles 13 la corrida cambiaria barrió con el valor de la moneda. En ese contexto, la
suave revaluación de ayer debe entenderse como el resultado de la suba en las tasas de
interés, del 36 al 41 por ciento, decretada por Brasilia en la noche del lunes, que
quitó presión sobre el tipo de cambio. Pero además, ayer jugó a favor la media
sanción parlamentaria a la ley de cheques, uno de los pilares del ajuste fiscal que
Cardoso presentó a fines de 1998. Aunque todavía falta que el Congreso vote leyes clave
del ajuste, como el proyecto de reforma previsional, el mercado pareció aplaudir que los
senadores dejaran de lado el escepticismo y se plegaran a las voluntades del gobierno.
Pese a que aflojaron las tensiones cambiarias, el pesimismo por la evolución de la
economía brasileña sigue siendo mayoritaria. “Lo de hoy (por ayer) fue apenas un
respiro. Ninguno de los grandes problemas que tiene Brasil se ha solucionado ni mucho
menos. Las presiones sobre el real van a continuar”, comentó a Página/12 Carlos
Pérez, director de la Fundación Capital. La mayor traba que el país vecino debe sortear
para dejar atrás la crisis es su deuda interna, cercana a los 300.000 millones de
dólares.
Sin las reservas necesarias para enfrentar la corrida contra el real, con tasas de
interés del 41 por ciento anual que corroen su economía real y en medio de un
cortocircuito entre el gobierno central y siete estados gobernados por la oposición,
Brasil es un país más vulnerable al que existía una semana atrás. “Lo que estamos
presenciando es lo más parecido a lo que ya vimos en México en 1994, en Tailandia en
1997, en Rusia en 1998 y en la Argentina del Plan Primavera. Y ya sabemos cómo termina la
película”, añadió Pérez.
Cardoso dio ayer una mala señal sobre la manera en que puede superar la crisis. Colocó
un bono por mil millones de dólares a un año de plazo, a una tasa anual repactable del
41 por ciento, pero nominado en reales, lo que puede leerse como la desconfianza que el
propio gobierno brasileño tiene en el valor actual de su moneda. Esto es, si creyera que
el dólar quedará anclado en 1,55 reales, hubiese emitido el título en moneda extranjera
para pagar menos intereses. “Tienen que dolarizar la deuda si quieren ganar
confianza”, opinó ante este diario Aldo Abram, de Proeco. Y agregó que
“mientras tanto, el mayor peligro que tiene Cardoso es que los grupos económicos
locales –los mismos que voltearon el Plan Real– presionen para bajar las tasas y
desencadenen una severa corrida cambiaria”.
En Washington, el ministro de Hacienda, Pedro Malan, aseguró que las turbulencias
pasarán “pronto”, pero sus valijas volverán vacías: el Fondo se resiste a
otorgarle fondos frescos. En Brasilia, en tanto, Cardoso desmintió por tercera vez en una
semana que Malan dejaría el cargo. Síntoma de la crisis y los nuevos tiempos, el FMI
desembarcará en la capital brasileña instalando una oficina desde la cual monitoreará a
la mayor (y dañada) economía del Mercosur.
EL FMI ADMITE QUE NO TUVO BUENA ACTUACION EN
ASIA
Sepan disculpar los errores
Tarde pero seguro. Un
año y medio después de que se desatara la crisis en Tailandia, el Fondo Monetario hizo
su mea culpa por la actuación que tuvo en aquel entonces con los tigres y tigrecitos
asiáticos. Tras las severas críticas recibidas durante todo este tiempo por financistas
de todo el mundo, los técnicos del FMI hicieron su descargo recién ayer. “Las
proyecciones de los programas subestimaron seriamente la severidad de las
repercusiones” de la crisis en Tailandia, Corea del Sur e Indonesia, dijo en un
informe el organismo.
El trabajo, redactado antes de la devaluación de la moneda brasileña, insiste, sin
embargo, en que la “política monetaria rígida” recomendada a esos países fue
la correcta pero que en algunos casos “fue erróneo el momento en que se
aplicó”.
Además de reconocer que subestimó los problemas en los países del sudeste asiático, el
FMI admitió que la ayuda financiera brindada no fue tan fuerte como para sacarlos de la
crisis. “Está claro que los programas no estaban lo suficientemente financiados
(...) y el esfuerzo por restablecer la confianza hizo agua”, destacó el documento de
147 páginas. En total, Michel Camdessus aprobó créditos por 117.400 millones de
dólares hacia Tailandia, Corea del Sur e Indonesia, pero no fueron suficientes para
evitar el colapso de esas economías. La crisis asiática, que se extendió también a
Malasia, Singapur y Filipinas, se inició en Tailandia en julio de 1997 cuando ese país
dejó flotar la cotización de su moneda, el baht. Tras la prestancia del organismo, la
recesión se acentuó en el sudeste asiático por los planes de ajuste que esos países
debieron digerir.
“Muy poca gente, tanto del lado de las autoridades como del sector privado o entre
los expertos, habían anticipado la severidad de las repercusiones” de la crisis en
Asia, se defendió el Fondo en otro tramo del informe. “El deterioro de la economía
japonesa, también mal prevista, agravó la situación”, continuó en su recusación.
“Si lo tuviéramos que hacer otra vez, creo que seríamos más agresivos en nuestra
insistencia de endurecer la política económica y aumentar las tasas de interés. Ahora,
en retrospectiva, queda claro que fuimos demasiado optimistas”, se justificó Jack
Boorman, economista jefe del Fondo. Justamente, el plan del FMI para intentar sacar de la
crisis a Brasil lleva escrito aquellos dos puntos: ajuste con altas tasas de interés. No
sea cosa que en junio del año 2000, dentro de dieciocho meses, los técnicos del Fondo
Monetario se vean obligados a hacer pública una nueva mea culpa.
Las bolsas también respiran
La
aprobación del Congreso brasileño a una de las leyes que dan cuerpo al programa de
ajuste fiscal repercutió favorablemente en los mercados financieros. La bolsa local
subió 1,85 por ciento, acompañando al ascenso en San Pablo. Allí, las cotizaciones de
las empresas líderes treparon un 3,75 por ciento, mientras que la suba en dólares fue de
6,4 puntos. En Wall Street, en tanto, el incremento fue del 0,2 por ciento.
A primera hora de la tarde, la Cámara alta brasileña dio media sanción al nuevo
impuesto a los cheques, medida que era aguardada por los inversores. Eso impulsó al alza
a las bolsas de ese país y a la porteña. Además, la cotización del real mejoró con
respecto al día anterior. La moneda se revaluó un 2,5 por ciento, al cotizar a 1,55
reales por dólar.
En Buenos Aires hubo 15 alzas, 14 bajas y 10 papeles sin cambios, con un volumen operado
de 29,3 millones de pesos. A pesar de la turbulencia en los mercados desde la devaluación
brasileña, el equipo económico decidió realizar hoy una colocación de títulos
públicos en el mercado local por 250 millones de dólares.
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