Por Marcelo Justo
Desde Londres
Página/12 |
en
Gran Bretaña |
Los argumentos de la Justicia muchas veces se parecen a los mágicos vericuetos
verbales de Alicia en el país de las maravillas. En el segundo día de la apelación por
el caso Pinochet ante la última instancia de la Justicia británica, la Cámara de los
Lores, el alegato de la fiscalía y del abogado de Amnistía Internacional y las preguntas
que les hicieron los siete jueces lores que entienden en la causa giraron como en una
calesita sin fin en torno de la definición que la ley británica y el derecho
internacional da de tres conceptos que pueden justificar o no la extradición del ex
dictador chileno a España: jefe de Estado, inmunidad y jurisdicción. El argumento
central de la fiscalía, que actúa en representación del gobierno de España, se
desdobló en dos partes que ya había esbozado el lunes: las obligaciones de los estados
bajo el derecho internacional y la definición de la inmunidad del jefe de Estado. El
fiscal Alun Jones recordó a los lores que la Convención Internacional contra la tortura
exige que todos los estados signatarios tomen medidas contra la tortura y sus
perpetradores. La Convención establece que la tortura es un tema internacional y es
internacionalmente castigable. Gran Bretaña y España tienen el deber internacional de
actuar, alegó Jones. En un intento por neutralizar la gran novedad de esta segunda
apelación el alegato que presentará el gobierno de Chile, Jones indicó que
Chile firmó dicha convención en 1988, cuando Pinochet estaba en el poder, y que por lo
tanto su gobierno había renunciado a su propia jurisdicción en el caso. Esto
debería inhibir todo alegato del gobierno chileno en el sentido de que les corresponde a
ellos juzgar actos de tortura de sus connacionales. Al ser signatarios de esta convención
dieron por hecho que es un delito internacional, subrayó el abogado.
También por el Servicio Fiscal de la Corona, el experto en derecho internacional
Christopher Greenwood hizo un amplio repaso histórico de la evolución de los conceptos
de Estado y de jefe de Estado. Citando a autoridades en la materia indicó que las
leyes para el trato de soberanos tienen orígenes en modos antiguos de interpretar al
Estado y al jefe de Estado. En un litigio con un país por ejemplo, se solía demandar al
soberano y no al Estado. Según Greenwood, la concepción dominante estaba resumida
en la famosa frase de Luis XIV: LEtat cest moi. En el siglo XX, la
definición del jefe de Estado suele ser una combinación del título que se aplica a sí
mismo (en Estados Unidos el presidente es jefe de Estado y de gobierno, en España son
funciones separadas) y de la definición de sus funciones. El jefe de Estado tiene
una amplia inmunidad en su condición de tal, pero el derecho internacional ha
evolucionado como para no darle inmunidad en relación con ciertos crímenes, tanto en el
derecho consuetudinario como por las convenciones que firmaron los países, señaló
Greenwood.
El punto de inflexión de este cambio en la inmunidad del jefe de Estado se dio a partir
de los juicios de Nuremberg. El letrado señaló que el almirante alemán Karl Doenitz,
jefe de Estado durante los últimos diez días de la Segunda Guerra Mundial, debió
sentarse en el banquillo de los acusados por lo sucedido en ese período. No se
puede aducir por tanto que la responsabilidad de los hechos recae en el Estado y no en el
individuo que los ejecuta, indicó en relación con la teoría que avanzará la
defensa de Pinochet.
En este punto se produjo uno diálogo digno de Lewis Carroll entre el letrado y uno de los
jueces-lores. ¿Pero acaso el jefe de Estado no actúa en representación del
Estado?, preguntó Lord Millet. Cuando iba a responder, el mismo Greenwood admitió
que había perdido el hilo de sus ideas y la pregunta que le habían hecho. Lord Millet la
refraseó. Si el Estado es responsable, ¿no quita eso por la misma razón el peso
de la responsabilidad del individuo que ejecuta un acto en su nombre?. Greenwood
recordó dos casos internacionales un grupo de militares mexicanos que asesinaron a
un ciudadano francés, y el de Estados Unidos versus el general Noriega donde los
dictámenes coincidieron en que los individuos habían usufructuado el Estado para cometer
delitos y que por lo tanto no estaban amparados por inmunidad alguna. El senador
Pinochet puede decir que actuó para llevar buen fin los objetivos del Estado,
insistió Millet. Claro. Pero el hecho de que sean imputables a Chile no lo libera
de culpa, respondió Greenwood.
Los siete jueces-lores intervinieron a lo largo de las cuatro horas y media de alegatos
con preguntas continuas, que a veces terminaron en estosdiálogos absurdos al estilo de
Lewis Carroll, pero otras produjeron momentos de fino humor inglés. El juez-lord Browne
Willkinson indicó que la corte solicitaría a la Cancillería británica que especifique
a partir de qué momento el general Pinochet fue reconocido como jefe de Estado. La
fiscalía alega que incluso si el general Pinochet tuviera inmunidad como jefe de Estado,
ésta recién lo ampararía a partir de su nombramiento como tal el 26 de junio de 1974.
Entre tanto meandro legal, los jueces-lores cuentan por primera vez con una versión
completa y pormenorizada de 32 casos individuales de secuestro y torturas inenarrables.
Unos testimonios que deberían ser más que contundentes para que finalmente las leyes
hagan justicia.
Si quiere financiar al ex
dictador, marque 1
Los gastos crecientes de Pinochet en
Londres son motivo de incógnita: ¿quién está pagando? Una parte de la respuesta es la
Fundación Pinochet, que ha estrenado la búsqueda telefónica de contribuyentes. |
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Por Francesc Relea
Desde Santiago
Los partidarios
del Augusto Pinochet buscan desesperadamente en Chile dinero para sufragar los elevados
gastos de la estancia del general en Londres. Y para ello no escatiman esfuerzos. La
última iniciativa puesta en práctica desde hace dos semanas por la Fundación Pinochet,
con la ayuda de una computadora que no distingue de colores políticos, consiste en pedir
por teléfono a los ciudadanos de Santiago apoyo económico para el ex dictador.
Si está dispuesto a apoyar la defensa de Pinochet, pulse el 1, instruye una
grabación de una voz masculina desde el otro lado de la línea telefónica. De nuevo, la
misma voz da un número de teléfono a quienes están dispuestos a rascarse el bolsillo
por el general. Unas telefonistas explican las distintas cantidades que se pueden aportar,
a partir de 2000 pesos (algo más de 4 dólares).
La voz masculina de la campaña pertenece a Alfonso Márquez de la Plata, director de la
Fundación Pinochet, quien, durante ocho años, ocupó puestos de distintos gobiernos de
la dictadura (ministro de Agricultura, secretario general de la Presidencia y ministro de
Trabajo). Las aportaciones a Pinochet se descuentan directamente de la cuenta de teléfono
de la compañía CTC controlada por Telefónica de España para ser entregadas
a la Fundación Pinochet.
Márquez de la Plata se niega a dar cifras, pero asegura que hay días en que la
recaudación, solicitada por una computadora capaz de efectuar 15.000 llamadas por hora,
ha sido muy elevada. Estamos muy agradecidos por la respuesta de la gente,
afirma Márquez de la Plata.
Hasta la semana pasada los gastos de alojamiento y de la defensa de Pinochet en Londres se
elevaban a 514 millones de pesos (unos 986.000 dólares), cantidad que ya ha sido
financiada en 90 por ciento, según indica Márquez de la Plata. Tuvimos que pagar
varios meses por adelantado y desembolsamos una cantidad monstruosa por el seguro de la
vivienda que nos exigieron los propietarios. Sólo para comenzar la defensa, los abogados
nos requirieron 60.000 dólares. En pocas horas tuvimos que reunir tal cantidad,
recuerda Márquez de la Plata, que hoy preside la sociedad agrícola Caren. Nosotros
siempre le dijimos al senador Pinochet que nunca se quedaría solo.
Los gastos de la intervención quirúrgica y de la primera clínica en la que estuvo
ingresado corrieron a cargo del propio Pinochet. El gobierno británico sufragó el
traslado al segundo centro asistencial. Actualmente Pinochet permanece en Eentworth
Estate, un lujoso country en Surrey, al sur de Londres, donde alquila una mansión de
nueve habitaciones.
La esposa del ex dictador, Lucia Hiriart de Pinochet, desató una polémica la semana
pasada cuando declaró: El Ejército nos está dando el financiamiento para vivir y
ha sido fundamental en muchos aspectos, sobre todo en la parte espiritual. Pero la
Fundación Pinochet y el ministro de Defensa zanjaron el posible escándalo cuando
confirmaron la existencia de un decreto presidencial firmado a principios del año pasado
que reconoce que los gastos de seguridad del antiguo comandante en jefe corren a cargo del
Ejército.
Mientras en Londres un nuevo comité de jueces lores reanudaba la vista sobre la
pretendida inmunidad de Pinochet, en la capital chilena, el presidente, Eduardo Frei,
recibió por primera vez en todo su mandato a la presidenta de la Agrupación de Detenidos
Desaparecidos, Sola Sierra, quienle había pedido sin éxito audiencia en 11 ocasiones.
Pero la entrevista, donde Frei se limitó a escuchar las demandas de la agrupación y no
se apartó un ápice de la posición oficial chilena de respaldo a Pinochet, terminó en
una desilusión para Sierra, quien luego tomó un avión a Londres para participar de
manifestaciones y grupos de presión contra el ex dictador.
En los cinco años que lleva Frei en el Palacio de la Moneda, el personaje público que
más veces ha sido recibido en el despacho presidencial (cinco) es el hoy detenido Augusto
Pinochet.
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