Por Marcelo Justo
Desde Londres
Página/12 |
en Gran Bretaña |
La
idea de que la violación de los derechos humanos es un asunto interno de un Estado
pertenece a la era previa a Treblinka y Auschwitz. Con estas palabras ancladas en la
historia de este siglo, el abogado del Servicio Fiscal de la Corona Christopher Greenwood
fundamentó la jurisdicción de Gran Bretaña y España en el caso Pinochet durante el
tercer día de apelaciones en la Cámara de los Lores, última instancia de la Justicia
inglesa. El tribunal de Nurenberg, el juicio a Adolf Eichmann en Israel y los crímenes de
guerra en la ex Yugoslavia fueron otras de las vías elegidas por el experto en derecho
internacional para negar que el general Pinochet goce de inmunidad soberana en su
condición de ex jefe de Estado bajo la ley británica.
La fiscalía mostró las uñas en la nueva sesión produciendo un contundente alegato
sobre la evolución del derecho internacional en relación a los crímenes de lesa
humanidad. Según Greenwood, el cambio tiene sus orígenes en la Primera Guerra Mundial y
da un salto cualitativo a partir de los crímenes del nazismo. Esta evolución es
equivalente a la que se produjo en el siglo pasado en relación al esclavismo y la
piratería, indicó al panel de siete jueces-lores. Neutralizando el argumento de la
retroactividad que esgrimirá la defensa, y que en el anulado dictamen del pasado 25 de
noviembre fue reconocido por los dos lores que se pronunciaron a favor de Pinochet,
Greenwood indicó que el derecho internacional prohibía la tortura como política de
Estado mucho antes del golpe de setiembre de 1973. El hecho de que la Convención contra
la Tortura se firmara en 1984 y que Gran Bretaña y Chile la incorporaran a sus
respectivas legislaciones cuatro años más tarde no otorga inmunidad retroactiva a
Pinochet porque el derecho internacional ya había evolucionado lo suficiente como para
tipificar a la tortura como un delito.
En el juego de ajedrez legal que definirá el futuro del ex dictador, la fiscalía buscó
inmovilizar otra de las piezas que intentará desplegar la
defensa, para la cual los crímenes de lesa humanidad son sólo castigados en situaciones
de guerra. Si bien el castigo de la tortura se plantea por primera vez en 1919 a raíz de
la Primera Guerra Mundial, la Comisión de Derecho Internacional, formada a pedido de la
ONU en 1954, certifica a juicio del letrado que los crímenes de lesa humanidad son
autónomos de la existencia o no de conflicto armado. En relación tanto a la
jurisdicción como a la tipificación de los delitos, Greenwood añadió que en la
resolución 307 de la Asamblea de la ONU de 1973 se proclama la cooperación
internacional para castigar a los responsables de delitos contra la humanidad para que
sean detenidos, juzgados y, de ser culpables, castigados. En esto los Estados deberían
cooperar.
El abogado por la fiscalía citó también el dictamen de la Corte Suprema de Israel en el
juicio de Adolf Eichmann en 1961. Ningún miembro de la familia de naciones puede
ordenar a sus miembros cometer crímenes contra la humanidad. Dichos casos no están
amparados por la inmunidad soberana y son de responsabilidad individual. Nuevamente
citando la Comisión Internacional de 1954, el experto en derecho internacional atacó la
diferenciación que hará la defensa desde otro punto de vista para reclamar la inmunidad
del ex dictador chileno. El argumento de que porque soy funcionario del Estado, el
que estaba cometiendo el Holocausto era el Estado de Alemania y no el individuo es
claramente rechazado por esta comisión, señaló Greenwood. Las sesiones avanzan
con mayor lentitud que en la pasada apelación en noviembre porque, según expertos
legalesconsultados por Página/12, los siete jueces lores se especializan en temas
comerciales y por tanto hay que explicarles todo de cero.
En un desarrollo que podría ser definitorio pero que por el momento es totalmente
incierto, lord Browne Wilkinson indicó que había solicitado a la Cancillería que
informase a partir de qué momento reconoció a Pinochet como jefe de Estado. El general
sólo asumió oficialmente dicho cargo el 26 de junio de 1974: antes había sido
presidente de la Junta Militar. Habrá que ver el texto exacto que elige la
Cancillería en su respuesta, indicó a Página/12 el miembro del directorio de
Amnesty International Andy McEntee. Si para la Cancillería británica este último puesto
equivale en la práctica al de jefe de Estado, no hay mayores repercusiones. Si en cambio
se establece una diferencia entre ambos cargos, habría un giro importante ya que la
defensa cuestiona el arresto de Pinochet en Gran Bretaña porque alegan que su condición
de ex jefe de Estado lo vuelve inmune ante la ley británica.
Mientras tanto en el marco de la ofensiva publicitaria de los sectores pinochetistas
británicos y chilenos y, quizás, ¿por qué no?, como expresión de un estado de fe o
desesperación, Lucía Hiriart de Pinochet, la esposa del general, fue a rezar ayer a St.
John Church en Camberley, Surrey, situada cerca de la lujosa mansión en que se encuentra
el general rodeado de policías de la Scotland Yard. Acompañada por su hija Jacqueline y
su yerno Iván Noguera, pasó diez minutos en el templo antes de salir otra vez al largo e
inesperado invierno inglés que está disfrutando desde el arresto de su marido el 16 de
octubre.
Un Ejército más optimista
Estamos más optimistas que otras veces, por las situaciones que se han dado, por lo
que se ve en la prensa, por lo que se lee en las noticias, por la forma en que se está
llevando esto. Sin embargo, hasta que el general no esté acá, no podemos cantar
victoria. Estas declaraciones respecto de Pinochet fueron hechas ayer a la prensa
por el general Ricardo Izurieta, comandante del Ejército chileno, en un escenario y una
ocasión quizás premeditadamente inquietantes: tras efectuar una revisión a la escuela
de Paracaidistas y Fuerzas Especiales de la institución, el cuerpo de elite de donde
egresan los temibles comandos de ataque. Izurieta también calificó como
especulaciones ridículas la versión de que el Ejército está pagando la
estadía del ex dictador en Londres: Sólo se está colaborando con personal, según
lo establece un decreto, al general Pinochet, quien hoy enfrenta una injusta
situación, dijo. Mientras tanto, y según informó el diario La Tercera de
Santiago, parece que el ex dictador se encuentra abocado a preparar una nueva Carta
a los chilenos, para lo cual trabaja en dos textos: uno para la eventualidad de que
la sentencia de los Lores le niegue inmunidad y otro para el caso de que le sea favorable.
El texto se propone una nueva defensa de su dictadura militar (1973-90) y se integra en la
campaña propagandística recientemente lanzada por los pinochetistas.
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HISTORIA DE DOS FF.AA. (II): CAPITAN SILVA
Hubo militares torturados
Por M.J.
En 1973,
poco antes del golpe, el capitán de aeronáutica Jorge Silva formó parte de un grupo de
25 oficiales y 75 suboficiales de la Fuerza Aérea chilena que acordaron defender la
Constitución y oponerse a cualquier interrupción del proceso democrático. No
quería decir que estábamos de acuerdo con el gobierno de Allende. No queríamos que se
violara la Constitución, indicó Silva a Página/12 fuera del Parlamento
británico, apenas a pasos del diputado Gonzalo Ibáñez, de la pinochetista Unión
Democrática Independiente, que exponía exactamente lo contrario.
¿Este grupo de miembros de la Fuerza Aérea fue un caso aislado o había otros
miembros de las fuerzas armadas que se oponían al golpe?
Había otros en el Ejército y la Marina. En la Marina había unos veintipico de
oficiales que fueron arrestados y torturados. Indudablemente éramos minoría pero esto no
quiere decir que no hubiera otros oficiales que no se agregaron a nosotros por temor.
¿Qué les pasó después del golpe?
Inmediatamente fuimos arrestados y torturados. Así se fueron sabiendo los nombres
del resto de los oficiales y todos fuimos detenidos. Cosa paradójica, fuimos llevados a
un proceso en que los jefes de las juntas deciden que fuimos traidores a la patria. Es la
misma cosa que se dice hoy día: que hay chilenos traidores a la patria que quieren que el
general Pinochet vaya a España y sea procesado. Este señor que habla acá al lado, el
diputado Ibáñez, dice eso.
¿Había en las fuerzas armadas chilenas un pacto de silencio, una Omertá como se
dice que hubo en las fuerzas armadas argentinas para el tema de las violaciones de los
derechos humanos?
Yo creo que no. Actuaron tan absurdamente en Chile que el único proceso que se hizo
con presencia internacional y que intentó ser un modelo del proceso que se quería hacer
en el resto no prosperó. Para darle un ejemplo, los miembros de las fuerzas armadas que
fueron arrestados no pudieron firmar algunas declaraciones como resultado de la tortura,
de modo que el reconocimiento de la declaración era la huella digital del pulgar. Otro
antecedente. Se cierra el proceso de la Fuerza Aérea manifestando que el oficial Bachelet
no recibe sentencia porque murió durante la sustanciación del proceso. Y lo mismo se
dice del cabo Pérez: que murió accidentalmente durante la sustanciación del proceso. Y
sin embargo, posteriormente, se entierra al cabo Pérez con honores, como una víctima de
los terroristas en Chile. En verdad este suboficial fue muerto porque un centinela
disparó accidentalmente su fusil. ¿Cómo ve la situación en esta segunda
apelación?
Yo creo que se va a ratificar el fallo del 25 de noviembre. Lord Hoffmann es una
personalidad de larga trayectoria en la Justicia británica, de gran reputación y en un
proceso previo tomó una posición en contra de los principios de Amnesty International.
Esto me lleva a pensar que va a haber una reafirmación del fallo anterior.
UNA EXTRAÑA CONFERENCIA DE PRENSA EN LONDRES
El gran papelón de los pinochetistas
Por Nick Hopkins
Desde Londres
The
Guardian |
de
Gran Bretaña |
En
retrospectiva, los organizadores de la conferencia de prensa de amigos de Pinochet que
tuvo lugar anteayer en Londres pueden lamentarse de haber invitado a venir desde Chile a
200 de sus partidarios. Sea por la presencia de tantos eminentes historiadores británicos
de derecha reunidos en un hotel en Londres, o por la simple excitación de un viaje gratis
desde Santiago, la claque vociferante convirtió el evento en una turbulenta
manifestación política. Hasta Paul Johnson, el comentarista del Daily Mail, encontró
que su entusiasmo era un tanto molesto. Es una tradición no aplaudir en las
conferencias de prensa británicas, musitó. Johnson y el ex ministro conservador
Lord Lamont fueron festejados por los chilenos, pero éstos reservaron sus mayores
aplausos para Robin Harris, un asistente de la baronesa Thatcher. El motivo de la sesión
era la presentación de su panfleto, The Tale of Two Chileans (La historia de dos
chilenos): Pinochet y Allende. Había sido escrito para aclarar la verdad, dijo Harris,
que es un ex jefe del departamento de investigaciones del Partido Conservador. Lejos de
ser un dictador brutal, Augusto Pinochet había salvado a Chile del marxista
Salvador Allende. La policía política del Pinochet, la DINA, puede haber torturado y
asesinado, pero no existen evidencias de que el general haya estado involucrado, dijo
Harris.
El autor del panfleto quiere desacreditar el mito de santidad que rodea al
presidente Allende, quien se suicidó en 1973 durante el golpe militar. Harris dijo que el
presidente vivía con lujo mientras su pueblo moría de hambre, y que Pinochet había
tomado el poder en forma reluctante. Lord Lamont, que pareció algo sorprendido cuando
Johnson lo presentó como un ex ministro de Economía muy distinguido, dijo
que había estado con el general el lunes a la tarde y lo había encontrado en excelente
espíritu como uno lo espera del soldado bueno, valiente y honorable que es.
¡Bravo, bravo!, gritaba la multitud. Y así siguió.
Johnson señaló que la demonización del general Pinochet había sido el ejercicio de
propaganda más exitoso y más falso del siglo XX el último gran triunfo de
la maquinaria soviética, bramó. El general Pinochet podría ser acusado de
mala gestión y de mal criterio, pero nada más. Hubo infinitos intentos de
relacionarlo con atrocidades contra los derechos humanos, pero nadie pudo brindar ni un
vestigio de evidencia.
Luego hubo preguntas desde el público. ¿Cuántos fueron asesinados o torturados?,
preguntó un periodista. Y sus muertes, ¿fueron un precio justo para aplastar a la
izquierda? Hubo un momento de silencio; el panel se movió inquieto. Johnson rompió el
silencio. Evitando la primera pregunta, dijo que él creía que el general había salvado
muchas vidas, si no cientos de miles de vidas, al evitar la caída en el caos. Tampoco
Harris parecía saber cuántas personas habían muerto.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
HISTORIA DE DOS FF.AA. (I): GENERAL VILLAROEL
Había 12.000 tropas cubanas en Chile
Por M.J.
Mentiras,
calumnias, distorsiones. Las respuestas de los pinochetistas a las
acusaciones de violaciones a los derechos humanos son
como un espejo que los refleja sin piedad. Algunos admiten que hubo algún que otro exceso
debido al celo de algún oficial de poco rango, o a civiles que se cobraron venganzas
personales y para ello tuvieron en sus manos todo el aparato represivo del terror de
Estado: desaparición, tortura, violación, ejecución sumaria. Otros niegan todo, como el
general Rafael Villaroel, vicecomandante en jefe del ejército del 90 al 98
cuando Pinochet estaba al frente de la fuerza. Poco después de visitar a mi
general en la mansión de Wentworth, al sur de Londres, donde vive bajo la custodia
de la Scotland Yard, Villaroel, que tiene parientes en Argentina y se declara gran
amigo del teniente general Martín Balza, mantuvo un diálogo con Página/12 que por
momentos bordeó el surrealismo.
¿Cómo encontró al general Pinochet?
Lo visité el sábado y lo volví a ver hoy (por el martes). Está muy bien. Con
mucha fuerza interior. Muy tranquilo. Hoy me fui a despedir de él. Hemos conversado
bastante.
¿Cuál es el pensamiento del general Pinochet sobre su situación en este momento?
Lo mismo que pensamos todos nosotros. No le voy a decir lo que hablé con él porque
no corresponde. Lo que yo pienso es que es una injusticia y un nefasto precedente. Es lo
que siente gran parte de los chilenos. Hoy salió un libro (Historia de dos chilenos:
Pinochet y Allende) que habla de la realidad chilena y creo que es muy importante porque
mucha gente en Europa se va a dar cuenta que la realidad no es la que se está pintando
acá.
¿Cuál es la realidad que pinta ese libro?
La crisis que hubo en el año 73, el gobierno totalitario que teníamos en esa
época y la infiltración marxista que había. Teníamos más de 12 mil cubanos dando
vueltas por Chile. Fidel Castro, con sus tropas en Chile.
¿Había 12 mil efectivos militares cubanos en Chile?
Sí. Tropas paramilitares que entrenaban militarmente para producir una guerra civil
en Chile.
Y este personal cubano, estos 12 mil efectivos ¿estuvieron hasta el final del
gobierno de Allende?
Efectivamente.
¿Dónde se fue este personal cubano el día del golpe?
Bueno tenían un sistema para asilarse, para .... qué se yo. No tengo los
antecedentes del caso pero hubo una gran infiltración cubana.
En las audiencias se ha hablado de violaciones a los derechos humanos que dejaron
unas 4000 víctimas, entre ellos más de mil desaparecidos durante el gobierno de
Pinochet. ¿Cómo justifica eso?
Yo no tengo nada que justificar. Son puras mentiras. A este tema no quiero referirme
en este momento porque ya está tan tocado que prefiero no hablar del asunto.
¿Qué opina de la política del actual gobierno en relación a Pinochet?
Pienso que está haciendo un gran esfuerzo, a diferencia de la primera etapa. Así
que yo espero que con estos esfuerzos mi general pueda volver a Chile.
La campaña a favor del general es que sólo Chile tiene derecho a juzgarlo. ¿Usted
cree que es posible un juicio de Pinochet en Chile?
Ese tema es tan usado como el famoso tema de los derechos humanos. Yo no veo de qué
pueden juzgarlo porque el general es inocente.
Al final de la entrevista el general Villaroel dijo que había atendido bien al periodista
(correcto) y que esperaba que no tergiversase sus palabras (cumplido), añadiendo con una
carcajada presuntamente jovial, queel entrevistador compartió con dificultad, que si no
lo hacía vengo a Londres y lo estrangulo. Probablemente el lector pensará
que el entrevistador utiliza una licencia poética al añadir que el general Villaroel se
alojó durante su estadía en Londres en un hotel que se llama Sherlock
Holmes, pero este cronista puede certificar dicho hecho desligándolo de toda
posible campaña de mentiras, calumnias y distorsiones.
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