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Ni los más pesimistas pensaban que 12 días después de iniciadas las conversaciones de paz del gobierno colombiano con la guerrilla llegarían a un fin abrupto en la localidad selvática de San Vicente de Caguán, donde habían comenzado. Rodeado de micrófonos, de cámaras de televisión, de luces y de periodistas sorprendidos, uno de los principales jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) anunció el martes que el diálogo quedaba unilateralmente suspendido hasta que las autoridades muestren resultados en la lucha contra los paramilitares derechistas que iniciaron una caravana de la muerte el 7 de enero, día del inicio de la mesa de paz, que ya se cobró más de 200 víctimas. Y ayer ya murieron siete guerrilleros, en el primer combate con el ejército después del anuncio. "No queremos que haya vencedores ni vencidos", anunció ayer el presidente de Colombia Andrés Pastrana. El pronunciamiento del jefe de Estado se produjo un día después de que las marxistas FARC decidieran sorpresivamente "congelar" los diálogos hasta que las autoridades muestren resultados en la lucha contra los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Pastrana repudió las masacres cometidas por las AUC. Sin embargo, reiteró al máximo jefe de estos grupos, Carlos Castaño, la invitación a un diálogo. El hecho molestó a las FARC y al guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), que unieron voces para reprochar la actitud del gobierno. Según las FARC explicaron una vez más ayer, el gobierno no puede dialogar con los paramilitares, porque eso les concedería status político, y debe limitarse a exigirles la entrega de las armas, por considerar que simplemente son "apéndices" del Estado. No todos los observadores están de acuerdo. Para algunos, la guerrilla no tiene razón en ese sentido, y el gobierno debe liderar procesos de paz con todos los actores del conflicto armado, en el cual los paramilitares cumplen un papel protagónico. Por su parte, voceros de los paramilitares advirtieron que sólo bajarán la guardia cuando la guerrilla avance en los diálogos de paz, por considerar que las Fuerzas Armadas son "incapaces" de enfrentar la lucha. La decisión de las FARC no sólo aplaza indefinidamente el proceso de paz sino que coloca a Pastrana en una posición extremadamente difícil. Si quiere dialogar con las FARC, debe incrementar la lucha contra las AUC. Por supuesto, sin abandonar la oferta de conversaciones con el grupo, para no dar la impresión de que siempre cumple con las exigencias de una guerrilla cada vez más exigente. Todos los días, todos los sectores se pronuncian en Colombia sobre la marcha del proceso de paz. Por un lado, están quienes creen que el joven presidente conservador ha ido muy lejos en su afán de dialogar con la guerrilla. La desmilitarización de la zona selvática donde tuvieron lugar las abortadas conversaciones de paz --un territorio del tamaño de Suiza-- fue para ellos una debilitad que los hechos demostraron exagerada. Pero otros piensan que Pastrana podría ir todavía más lejos para suscribir de inmediato acuerdos que al menos le bajen la intensidad a una guerra no declarada, la más prolongada en Latinoamérica, que cada año cobra 3000 vidas en un marco de violación de los derechos humanos. Muchos consideraban que la suspensión temporal del diálogo era previsible. "Es el primero de muchos problemas que surgirán durante el proceso", diagnosticó Luis Carlos Villegas, presidente del poderoso gremio de los industriales.
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