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Un ex amigo personal y secretario privado de Daniel Passarella expresó ayer sus sospechas de que el técnico haya participado en operaciones de compraventa de jugadores durante su gestión al frente de la Selección Nacional que jugó el Mundial de Francia 98. Claudio Crosta, de 38 años, que trabajó junto a Passarella desde 1991 hasta fines de 1996 --es decir que lo acompañó durante la última parte de su gestión en River y en los primeros tramos de la Selección-- también involucró al técnico con el representante de jugadores Gustavo Mascardi y con un ex dirigente de River, Ricardo Cosentino, allegado al empresario. Por otra parte, Crosta deslindó toda responsabilidad en la compra de un yate en los Estados Unidos que derivó en una acción legal contra el técnico por evasión impositiva: la DGI lo acusó en su momento de presentar una factura de 70.000, cuando la compra real había sido por 158.850 dólares. En su momento, Passarella involucró a Crosta en la operación. En sus declaraciones al programa "A dos voces", que conducen los periodistas Marcelo Bonelli y Gustavo Silvestre por el canal de cable Todo Noticias, el ex secretario privado del técnico --su trabajo era realizar tareas administrativas, pago de impuestos y servicios públicos, etc.-- señaló que le llamó la atención en su momento el paso de algunos jugadores representados por Mascardi por la Selección Nacional durante la gestión de Passarella, como Marcelo Espina, Gustavo Lombardi y Nelson Vivas. También, a la inversa, dijo que provocó sospechas la resistencia del técnico a designar a jugadores que no pertenecían a Mascardi, como los dos más famosos representados de Settimio Aloisio: Gabriel Batistuta y Claudio Caniggia. El ex secretario describió la metodología utilizada en el ambiente futbolístico por técnicos, representantes y dirigentes en las operaciones de compraventa de jugadores: "Lo más común es hacer el cambio de representación y ya tener (arreglada) una transacción con un club. Entonces, a través de (la convocatoria a) la selección, se puede mejorar (la cotización) y hacer un buen negocio en el sentido de multiplicar lo que (el jugador) puede valer antes y después de estar en la Selección" , explicó Crosta. Y añadió: "A través de esto se puede hacer un negocio importante". Dio el caso de un jugador --que no mencionó-- "al que se le vencía el contrato con el club, pasaba a ser jugador libre y, si se daba la condición de estar en la Selección, ahí se podía hacer un gran negocio, porque se hacían acreedores del pase". Sobre la posible participación de Passarella en esas maniobras, Crosta dijo: "Hubo muchos comentarios. Si bien (Passarella) mantenía un hermetismo muy grande con respecto de todo lo que tenía que ver con la compraventa de jugadores, se comentaba que había muchos que jugaban dos o tres partidos y después eran transferidos o que también jugaban o se les daba la capitanía para aumentar su cotización". Y ahí hizo referencia al caso de Marcelo Espina, ex Platense: fue capitán en el primer partido que se jugó en la "era Passarella" en Chile y enseguida vendido al Colo Colo; prácticamente no volvió a jugar después. Lombardi y Vivas también aparecieron algo sorpresivamente en la Selección: "Se comentaba sobre estos y otros jugadores como que tenían --no sé si privilegios es la palabra-- alguna cosa que hacía que rápidamente se pudieran comercializar o mantener un puesto en la Selección". Después, Crosta se refirió a las circunstancias y al tipo de vínculo existente entre el dirigente Cosentino, Passarella y Mascardi: "Sobre el final de su carrera como técnico de River, en el '93, entra en juego este gerente (Cosentino) que aparentemente tenía una cercanía muy grande con Mascardi. No sé si la tenía de antes o (fue) a través del técnico". Y acotó: "Llama la atención que sobre la salida (de Passarella de River) haya dejado en la gerencia del club a alguien tan cercano que después haya tenido relación con el representante de jugadores". Al mencionar el caso de Hernán Crespo (otro jugador de Mascardi), por el cual el técnico mostró siempre ostensible predilección en detrimento de Batistuta, Crosta dijo que Passarella siempre "se jugaba por sus jugadores. Sus jugadores en el sentido real de la palabra. No sé si realmente eran de él o no, pero eran sus pollos". Y a continuación se refirió al caso de Claudio Caniggia y a las versiones sobre un supuesto desacuerdo entre ambos (técnico y jugador) por el futuro económico y profesional del delantero. "Yo participé de la primera convocatoria. Fue muy difícil porque no se hablaban. Passarella no quería hablar con su representante. Fue bastante difícil porque Caniggia después no quería ir y se decidió sobre la hora. Cuando se hace la segunda convocatoria (la definitiva para Francia 98) yo ya no estaba, pero no creo que Caniggia se atreva a decir que 'alguien me vino a ver para que yo firme o le dé algo de lo que voy a ganar o del pase que se podía hacer o con la representación que voy a tener negociada...' No creo que Caniggia se atreva a decir lo que no sea verdad" completó Crosa. Finalmente, el ex secretario privado ratificó que piensa declarar ante la Justicia por el caso de contrabando --el yate de Passarella-- en el que está involucrado. Al respecto sólo admitió: "Quizás hice algún pago de algún derecho; me mandaron al Banco Nación y lo fui a pagar; pero no conocía hasta ese momento cómo era la operación del despachante de Aduana". Son otras operaciones de despacho de jugadores las que --según dice-- parece conocer explosivamente bien.
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