Por Raúl Dellatorre
Brasil
sigue sangrando por la herida abierta por un golpe de mercado. El miércoles 13 abandonó
el techo de 1,22 reales por dólar fijado para la flotación cambiaria. Dos días
después, dejó librada la cotización de la divisa a las fuerzas del mercado. Ayer, el
mercado llevó la paridad a 1,75 reales, acumulando una devaluación de más del 30 por
ciento en poco más de una semana. El resultado de la jornada preanuncia que Brasil sigue
en el ojo de la tormenta, y cada vez es más perceptible que el viento puede arrastrar a
la Argentina.
La confianza expresada por Pedro Malan (ministro de Hacienda) el martes último, cuando
aseguró que no necesitaría renegociar la deuda pública, se le volvió un dato en contra
en la evaluación de los mercados. La desconfianza por la suerte de Brasil se realimentó
cuando se difundió el dato del déficit de cuenta corriente con que cerró 1998, que se
amplió a casi un 4,5 por ciento del PBI.
La crisis cambiaria se ha convertido para el país vecino en un círculo vicioso. El
riesgo de que no pudiera pagar su deuda interna movió la corrida contra el real. Brasil
respondió devaluando en etapas sucesivas, pero por imposición del Fondo Monetario
aumentó las tasas de interés en moneda local para tratar de retener inversiones
especulativas. El mercado le respondió con el peor escenario imaginable: disparó el
precio del dólar y continuó la salida de divisas del país, a un ritmo de 300 millones
de dólares diarios. Como resultado, aumenta la deuda nominada en reales, por la
capitalización de intereses más elevados, y aumenta la cuenta de compromisos en
dólares, cuando se los transforma en reales. El déficit fiscal, el gran problema de
Brasil, aumenta por ambos lados. Y no hay plan de ajuste que pueda compensarlo.
El gobierno brasileño no tendría otro camino que refinanciar su deuda interna de más de
350 mil millones de reales. En ese caso, habrá logrado al menos, a su favor, licuar parte
de la nominada en reales, y estaría en condiciones de imponerle condiciones más duras
plazos extendidos, posibilidad de solicitar quitas a los tenedores de los
devaluados títulos en moneda nacional.
De poco sirvió que la Cámara de Diputados le aprobara al gobierno de Cardoso, a última
hora de la noche del miércoles, el proyecto de impuesto a los servidores públicos para
nutrir las cajas previsionales. Tampoco que ayer el Senado resolviera darle carácter de
tratamiento urgente al proyecto con media sanción de la Cámara baja. La
señal del desajuste por el lado de la deuda encandiló al mercado, que respondió
lanzándose sobre los pocos dólares que podían ofrecer las casas de cambio, haciendo
explotar la cotización.
Por otra parte, la economía brasileña sigue reflejando los síntomas de la crisis.
Funcionarios de Mercedes Benz sugirieron que la inauguración de la fábrica en
construcción en el estado de Minas Gerais, prevista para el 26 de febrero, podría ser
aplazada. Por otra parte, las instalaciones de Ford y Volkswagen en San Pablo amanecieron
ayer tomadas por los trabajadores, en repudio al despido de 2800 trabajadores de la
primera empresa. A la retracción que ya viene sufriendo la demanda de autos desde
mediados del año pasado, se sumó ahora que los bancos suspendieron las operaciones de
financiamiento de ventas. Varias instituciones se encuentran con alto riesgo de morosidad,
por créditos acordados con cláusula de ajuste dólar. Las principales terminales
(General Motors, Fiat, Ford y VW) han solicitado a los bancos que administran sus ventas a
crédito que renegocien las condiciones acordadas y las readecuen a las nuevas reglas del
mercado.
En tanto, funcionarios del Banco Central brasileño aseguran que no existe
intención de intervenir y no hay intención de hacerlo para contener el alza del
dólar. Otras fuentes consultores y analistas delsistema financiero calculan
que la autoridad monetaria intervendrían cuando la divisa toque un techo de 1,80 reales.
Los malos consejos del FMI
Polémico cada vez que el río está revuelto, George Soros salió ayer a
criticar al Fondo Monetario por haber aconsejado mal a Brasil y estimó que el país
vecino se equivocó al elevar las tasas de interés tras la devaluación. Fue un mal
consejo para el gobierno brasileño (el dado por el FMI). La devaluación era inevitable,
pero las tasas están muy altas. Están equivocados, señaló el financista desde
París al analizar la evolución de la crisis en el país vecino.
A no ser que se recupere la confianza y las tasas bajen, Brasil entrará en una
recesión muy seria, estimó Soros durante una videoconferencia. Y pronosticó que
Brasil podrá salir de la crisis. En dos o tres años, la situación no será tan
grave como se piensa, se esperanzó. No obstante, el inversor alertó que el
próximo gran peligro para el sistema financiero internacional es la constitución (en
este momento) de una burbuja bursátil en los países desarrollados, similar a la que se
formó en Japón en la década del ochenta. No sé adónde nos puede conducir
todo esto, reconoció.
DERRUMBE EN LAS BOLSAS AMERICANAS
Otra jornada en picada
El real le volvió a jugar una mala pasada a la Bolsa. La devaluación del
9,1 por ciento que tuvo ayer la moneda brasileña, que cerró en 1,75 unidades por dólar,
afectó la cotización de los papeles empresarios: el índice de acciones líderes MerVal
cayó 6,15 por ciento. La ola expansiva por el nuevo derrape del real se extendió a San
Pablo, que perdió 4,6 por ciento, aunque si se toma el valor de las acciones en dólares,
la baja superó el 13 por ciento. Menos afectadas por la crisis brasileña, Wall Street
perdió 0,8 por ciento y México, 1,1.
A los financistas ya no les alcanza que el Congreso brasileño dé vía libre al ajuste
fiscal diseñado por Fernando Henrique Cardoso. La sesión estuvo marcada por la
depreciación del real, que fue profundizándose a medida que avanzaba la tarde. Después
de dos días de tranquilidad cambiaria en Brasil, ayer el nerviosismo retornó al cuerpo
de los corredores. Los inversores temen que los planes de ajuste que prepara el
gobierno brasileño provoquen una fuerte recesión con el consiguiente perjuicio para la
economía argentina, señaló después de la rueda Pascual Di Candia, el secretario
de la Bolsa.
En lo que va de la semana, el MerVal lleva perdido el 4,3 por ciento. Y extiende el signo
negativo al 16,7 por ciento para el acumulado de enero. En la sesión de ayer no hubo
ninguna suba. El BBV Banco Francés, que cedió el 11 por ciento, y Alpargatas (- 9,8)
fueron las acciones que más bajaron. En tanto, los títulos públicos cayeron un 4 por
ciento en promedio.
A la falta de confianza en la economía del socio en el Mercosur, ayer se sumaron las
pobres perspectivas que el Deutsche Bank les otorgó a los bancos argentinos a
consecuencia de las nuevas turbulencias en Brasil y la noticia que la agencia de
calificación estadounidense Moodys revisará, con posibilidad a la baja, la nota
otorgada a la petrolera Repsol, que anteayer adquirió el 14,99 por ciento de YPF. El dato
refleja los peligros que corre la empresa española por su mayor exposición en la
Argentina. |
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