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@Hace tiempo que en la Casa Rosada circula una teoría: que Carlos Menem prefiere el triunfo de Fernando de la Rúa si el candidato justicialista a sucederlo es Eduardo Duhalde. El Presidente ayer no hizo más que alimentar esa teoría. Con ellos se puede negociar muchas cuestiones y, con seguridad, cumplirán la palabra empeñada, dijo en referencia a los radicales. Al gobernador de Buenos Aires, en cambio, no lo trató tan bien. Aseguró que hay gobernadores justicialistas que aún lo son gracias al modelo. El mandatario provincial es uno de los que siempre afirma que el modelo está muerto. La embestida de Menem contra Duhalde se extendió a otros terrenos. Con 45 días de campaña está bien para competir en la elecciones presidenciales de este año. De esta manera el riojano golpeó al gobernador bonaerense en donde más le duele: el día de las elecciones internas. Con esta frase el Presidente confirmó su pretensión de forzar la postergación del 11 de abril, fecha acordada durante el cuestionado congreso de Parque Norte en julio de 1998. El Presidente utilizó para justificar su posición la proliferación de los medios de comunicación: Con la TV instalada en todos los hogares, no hace falta salir de campaña un año ni seis meses antes. Inmediatamente recordó que en el justicialismo no hay candidatos naturales en una obvia referencia a Duhalde, quien supo adjudicarse esta condición. Menem fue tan duro con el gobernador bonaerense como condescendiente con el radicalismo. Lo demostró al responder a la dirigencia del Frepaso, quien en más de una oportunidad lo amenazó con investigarlo por supuestos casos de corrupción del actual gobierno. Si quieren investigar que hagan lo que quieran. Recuerdo todo lo que se decía del gobierno de Raúl Alfonsín cuando se marchó. Pero yo no promoví investigaciones contra su gestión porque no es mi forma de hacer política. La diferencia que Menem hace entre los radicales y Duhalde salta a la vista. De la Rúa no es precisamente un amor correspondido, pero le genera confianza. Creen que así como se logró hacer un Pacto de Olivos con Alfonsín, se podrá hacer un pacto de convivencia con De la Rúa. El jefe de Gobierno porteño nunca avanzó en las investigaciones que hubiesen comprometido a las administraciones justicialistas anteriores. La inclinación oficial por De la Rúa se refleja hasta en las manifestaciones que en público y en privado realizan de él algunos lo tratan de socio- en contraposición con las referencia a Duhalde, a quien le endilgan el mote de desleal y desagradecido por no haber respaldado una nueva reelección y haber llevado las diferencias con Menem a instancias judiciales, en alusión al irregular congreso de Parque Norte.
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