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Las preguntas que ayer se
negó a responder la iraní

Nasrim Mokhtari, vinculada a los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA, se negó a declarar ayer ante Galeano. El juez tenía preparadas 11 preguntas que siguen siendo puntos oscuros.

 

 

Nasrim Mokhtari entró al
juzgado y salió sin abrir la boca.

“No voy a declarar. Lo que tenía

que decir ya lo he dicho.”

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Por Irina Hauser

t.gif (67 bytes)  “No voy a declarar. Lo que tenía que decir ya lo he dicho.” Con el ceño eternamente fruncido y enfundada en un vestido blanco, Nasrim Mokhtari llegó a los Tribunales a las 9.30 y repitió esa misma frase a los periodistas que la asediaban y ante el juez Juan José Galeano. La testigo iraní debía ampliar ayer su declaración para despejar puntos oscuros sobre sus posibles vinculaciones con el atentado a la AMIA. La nueva citación surgió porque representantes legales de la mutual israelita y de la DAIA argumentaron que existen contradicciones y baches en las confesiones que la mujer hizo hasta el momento. Pero Nasrim no aportó ni una sola palabra nueva, aunque volvió a rogar que le aseguren medios de subsistencia ya que no tiene dinero y no puede salir del país. De este modo quedó postergada otra vez su posible detención y permanecerán sin respuesta al menos 11 preguntas que tenía preparadas el juez.
Los querellantes por los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA habían pedido que se ampliara la indagatoria que el 28 de diciembre le tomó a Mokhtari el juez Jorge Ballesteros, que entonces actuaba como subrogante de Galeano. Ellos consideran que había muchos puntos por dilucidar, ante todo porque la iraní dejó al descubierto contradicciones entre sus declaraciones ante la Corte Suprema, ante la justicia federal y ante varios medios. Incluso elaboraron un cuestionario para eso. En base a este planteo, Galeano pidió que la Policía Federal y la Secretaría de Inteligencia analizaran los dichos de la mujer. Los informes, aseguró un allegado a la pesquisa judicial, lo convencieron de citarla nuevamente. Pero ella finalmente se negó a hablar otra vez.
En los próximos días los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el juez Galeano deberán analizar cómo se define la situación procesal de la ahora popular Mokhtari, que por ahora debe permanecer en Argentina por decisión de la Corte. Eso sí: les faltarán las respuestas claves que ayer, en compañía del defensor oficial, Eduardo Reyes, se negó a dar.
Según un funcionario allegado al juzgado, las preguntas que le iba a formular Galeano coincidían con las propuestas por los abogados de la querella. “Las respuestas hubieran sido muy importantes”, se lamentó Luis Dobniewski, patrocinante de la AMIA. El panorama se agrava teniendo en cuenta que en la única indagatoria anterior no fue realizada por el juez natural y, por ende, careció de repreguntas indispensables. Este es parte del cuestionario que quedó sin respuesta:
u Cuál era el nombre de la persona que le presentó a Wilson Dos Santos.
u Por qué razones puntuales viajó a Europa con Wilson Dos Santos. En un reportaje publicado por Página/12 la iraní dijo que lo había hecho porque él le iba a conseguir una visa para entrar en Canadá. Pero fue precisamente durante ese viaje cuando el taxi boy brasileño dio el aviso de que iba a estallar la bomba en la AMIA. Y la acusó a ella de participar en los atentados contra la embajada de Israel y contra la mutual israelita. No obstante, cuando Dos Santos declaró en diciembre en Brasil negó todo. Sólo admitió que conoce a la iraní y que era prostituta.
u Teniendo en cuenta que Wilson Dos Santos dijo que en 1992 Mokhtari estaba relacionada con dos iraníes, Hassán y Alí, que se reunían en una fiambrería de la calle Pasco 550. Y que la propia Nasrim afirmó que se los había presentado su profesora de castellano, Nelly Vilella. ¿Cómo explica que Nelly haya declarado que no la conocía?
u “Por qué negó, en su declaración indagatoria del 10 de diciembre ante la Corte Suprema, conocer a Nora González de Díaz, apodada ‘la gorda Nora’ y luego en una entrevista publicada por la revista Noticias dijo que esa mujer era amante de Wilson Dos Santos y que había muerto en un accidente”.
u ¿Cómo le consta que Dos Santos tenía muchos conocidos en Migraciones y en la comunidad iraní, lo que le permitía conseguir documentos?
u Por qué razones aludió, en entrevistas periodísticas, incluida la de Página/12, que “el que tiene que ver con la bomba seguramente es WilsonDos Santos. No pude ser casualidad que haya ido a los consulados de Milán a hablar de la bomba (de la AMIA) y que dos semanas después haya explotado. Yo no tengo nada que ver con la bomba, es él”. En sus primeras declaraciones el brasileño había dicho que la iraní estaba involucrada en los atentados, pero cuando en diciembre declaró en Brasil retiró lo dicho.
u ¿Por intermedio de quién supo que a Dos Santos le cortaron los dedos de una mano en Irán? Ella le dijo a este diario que “con el asunto de los pasaportes él estafó a unos iraníes, y por eso se lo llevaron preso a Irán y le cortaron los dedos”. Sin embargo, él sostiene que perdió los dedos de niño. Otras versiones sugieren que fue por manejo de explosivos.
u Por qué le dijo a la Corte que el 17 de marzo de 1992 estaba en Suecia y en una declaración posterior ante el mismo tribunal “hizo saber que no pudo escuchar el ruido de la explosión (del atentado a la embajada) porque en la pensión se escucha música, televisión y hay otros ruidos”.
u Por qué en la declaración ante la justicia federal dijo que trabajó en el Ministerio del Petróleo de Irán inmediatamente antes de venir a la Argentina (el 18 de agosto de 1987) y luego le dijo a Noticias que tuvo el mismo cargo pero bajo la administración del sha Reza Pahlevi.
u Por qué le dijo a la Corte que sus padres viven en Irán si en su declaración ante la justicia federal dijo que habían fallecido.
u ¿A qué se refirió al decir al diario Crónica que “la historia estaba en París”?

 

Entre rumanos y ucranianos

En las escalinatas de los tribunales federales, la testigo iraní se volvió a quejar porque “está muy mal económicamente” y se mostró perturbada por tener que compartir el baño en el hotel familiar donde vive “con muchos ucranianos y rumanos”. “Mirá mi mano cómo la tengo”, insistía en mostrar la urticaria que poblaba su piel, al parecer atacada por insectos. “Quieren joder conmigo, llevo muchos años viviendo aquí”, exclamaba. Después de poco más de un mes y medio de haber sido traída al país tras ser atrapada en Zurich, Suiza, la Corte Suprema (que le hizo ocho indagatorias) le prohibió salir del país y le negó un recurso de manutención al considerar que no era responsable de atender su situación de “abandono y carencia”. Recién en febrero el alto tribunal revisará el tema. Ayer, el defensor oficial Eduardo Reyes deslizó ante el juez Juan José Galeano un nuevo reclamo de que alguien se haga cargo de darle dinero a Mokhtari y que se defina cuanto antes su situación legal (está indocumentada) y procesal.

 

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