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Por Ariel Greco San Lorenzo empató con Vélez en partido opaco de apertura y venció a River anoche jugando muy bien. Con eso, más la reaparición --previa reconciliación-- del capitán Passet, le alcanzó para llevarse la primera Copa de Oro del año. Y fue justicia. Aunque hubo un levísimo espejismo inicial en que River pareció arrancar mejor, pronto el partido tomó el cariz que se prolongaría durante todo el desarrollo: los de Ruggeri bien plantados y ordenados, sabiendo qué hacer en cada una de sus líneas, y los de Díaz impotentes en medio del desorden. Así, fue mucho mejor San Lorenzo durante el primer tiempo. Y mejor sobre todo en la zona donde se juegan las cosas importantes: el área y sus inmediaciones. Los dos de punta de San Lorenzo, se buscaban alternándose por adentro y por afuera; los de River, chocaban entre sí. River se mostró incapaz de contener las subidas por los dos costados y --como si fuera poco-- no sincronizó adecuadamente el trabajo de sus centrales. Esas fallas ostensibles en el fondo las pagó muy caras el equipo de Ramón Díaz. Los dos primeros goles le llegaron por izquierda, con defensores que quedaban fuera de distancia (por haber salido muy lejos, por salir muy tarde a cortar) y delanteros que con pelota dominada encaraban el área. En el primero, Saric, que ya había tenido una solo que tiró afuera, entró --fue a entrar, en realidad-- con pelota al pie al área por izquierda y un apuradísimo Pereyra lo derribó. Ruscio vio infracción adentro y Gorosito convirtió. En el segundo, otra vez no estaba Hernán Díaz, muy ocupado en trenzarse con Gorosito --la figura junto a Saric en ese período-- y Romeo superó el cruce otra vez tardío del pobre Pereyra y con los ojos muy abiertos la puso en la cabeza de Estévez. 2-0 y estuvo algo excesivo pero bien hasta ese momento. El segundo, con la entrada de Saviola por Berti, creaba expectativas de cambio para River. Sin embargo, no pasaron tres minutos cuando ya Saric había hecho un gol notable, tocando de aire una envío largo de Rivadero. Y ahí se acabó todo. El descuento de Saviola fue pura anécdota, pues San Lorenzo llegaba a voluntad, ahora sobre todo por derecha, vía Coudet, que jugó un lujoso segundo tiempo. Así vino el cuarto, que hizo el recién ingresado Biaggio después de una serie interminable de errores defensivos, y pudieron (debieron) ser algunos más. El mismo Biaggio, que jugó muy bien los minutos que le tocaron, puso un cabezazo en el travesaño, y en repetidas llegadas, los delanteros y volantes de San Lorenzo demoraron la definición alentados en sus lujos por el "ole" de una tribuna enfervorizada. Primera Copa de Oro del año para el equipo de Ruggeri, que aparece con convicciones firmes y algunas figuras estimulantes promovidas a la titularidad: el explosivo Saric de anoche y el recobrado Bernardo Romeo, entre otros.
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