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El ministro de Hacienda de Brasil, Pedro Malan, aseguró que el gobierno no está evaluando la posibilidad de imponer controles al movimiento de capitales ni restricciones a las remesas de utilidades de empresas extranjeras. Malan salió al cruce de versiones en tal sentido, que incluso llegaron a mencionar su inminente dimisión para dar lugar a un nuevo plan económico que contemplaría, además, controles sobre la fijación de precios en el mercado interno (ver nota en esta misma página). El fracaso de la conducción económica en cortar la fuga de divisas mediante la determinación de dejar flotar libremente la paridad cambiaria (el viernes 15) dio lugar a todo tipo de especulaciones. El viernes último, el Banco Central debió volver a intervenir en el mercado de cambios, mediante la venta de dólares de sus reservas, para contener la corrida contra el real (moneda nacional). Ese día, el BC se desprendió de unos 500 millones de dólares para mantener el tipo de cambio en 1,72 reales, que se había disparado por encima de los 1,80, producto de la falta de divisas suficientes en los bancos y las casas de cambio para satisfacer la demanda. No obstante, Malan se mantuvo firme en su postura. La restricción a la salida de capitales siempre es problemática: comienza con el intento de bloquear la salida de un tipo de capital y después hay que cerrar otra ventana de negocios, y después otra y otra... Y así, en forma muy rápida, se crean una serie de controles burocráticos que acaban espantando ingresos potenciales, inclusive de inversiones extranjeras de mediano y largo plazo, especuló el ministro en declaraciones a medios de Río y San Pablo. Además agregó, creo que el capital especulativo de corto plazo que tenía que salir de Brasil ya lo hizo, y no veo que tenga un gran mérito imponer controles a la salida de capitales ahora. El influyente diario Folha de Sao Paulo, habitual vocero de los intereses industriales de ese estado, editorializó ayer en su primera plana recomendando la adopción inmediata de medidas proteccionistas, ante el evidente fracaso de la devaluación en imponer una nueva situación de equilibrio más favorable a los sectores manufactureros. Tal como se hizo referencia en la nota de la Sección Internacional de Cash de ayer, el lobby industrial de San Pablo pasó de ser un firme conspirador contra la política cambiaria de bandas fijas, a ser ahora un aliado del gobierno en buscar una salida a la crisis de credibilidad generada por la devaluación. Malan sigue confiando o al menos así lo manifiesta públicamente en que el dólar se estabilice en un nivel más bajo que el cierre del viernes último, aunque reconoció que el mercado se seguirá caracterizando por su volatilidad por algún tiempo más. Los niveles que alcanzó el cambio el jueves y viernes pasados son exagerados en relación a cualquier cálculo sobre el grado de apreciación que tenía el real, manifestó ante la prensa de su país, y justificó su apreciación apuntando que los exportadores, que han entrado muy poco (al mercado) en este momento de incertidumbre, en algún momento tendrán que vender sus dólares, para liquidar lo producido por sus ventas al exterior. La idea de que pueden retener las exportaciones sin costo indefinidamente, no existe, planteó. Los exportadores serían los que en la última semana, más que los especuladores, habrían protagonizado la fuga de divisas del país calculada en alrededor de 300 millones de dólares diarios, sin afectar el nivel de reservas pero secando de dólares el mercado. El otro frente de conflicto para la conducción económica brasileña es el riesgo de repercusión inflacionaria de la devaluación del 30 por ciento (o revalorización del dólar del 42 por ciento, en moneda local) en las últimas dos semanas. Tenemos un compromiso firme de preservar el poder de compra del real y ya estamos adoptando medidas en las áreas fiscal y monetaria para mantener la inflación bajo control, afirmó Malan. Los fabricantes de televisores, utensilios de cocina, equipos de música y otros aparatos electrónicos de Brasil han subido los precios a los mayoristas hasta un 30 por ciento, según los medios locales. Los supermercados esperan también actualizaciones en las listas de precios de sus proveedores, pero advirtieron que boicotearán los incrementos excesivos. El presidente Fernando Henrique Cardoso envió a San Pablo al ministro de Desarrollo e Industria, Celso Lafer, para negociar con los principales sectores industriales acuerdos o compromisos informales que eviten una disparada de precios.
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