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Por Pedro Lipcovich
Subsistían ayer tres focos de incendio en la zona de Bariloche. El de La Paloma, próximo al barrio San Francisco III, consumió ya 250 hectáreas y, según el SPLIF (Servicio de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales de Río Negro), se hallaba contenido: no seguía avanzando pero aún no estaba controlado, y un cambio de viento podría activarlo otra vez. El del cerro Otto, que abrasó tres hectáreas, estaba en vías de extinción. Ambos siniestros, según las autoridades, fueron intencionales: "El sábado pasado, entre las 11 y las 14, prendieron seis focos consecutivos", dijo a este diario Raúl González Guerra, vocero del SPLIF. El tercero de los incendios es el de Villegas, a 40 kilómetros de la ciudad, que destruyó 1300 hectáreas y también estaba contenido ayer; lo causó un rayo, pero la proliferación de incendios intencionales distrajo a los brigadistas que hubieran debido combatirlo. "Hoy las patotas incendian, mañana roban, pasado golpean", enumeró González Guerra refiriéndose a los sectores marginales a quienes se atribuyen los incendios. "Para que no los detecten, utilizan técnicas como esconder una latita de arvejas, agujereada en los costados, con un trozo de vela encendida: el incendiario se va y, una hora y media después, cuando la vela se consumió hasta que la llama llegó a ras del suelo, la vegetación empieza a arder." El gobernador de Río Negro, el radical Pablo Verani, anunció ayer "tolerancia cero para los piromaníacos". Hace precisamente un año se registró en Bariloche una serie de agresiones, y la policía provincial admitió la existencia de seis grupos con unos 200 jóvenes violentos en esa ciudad, donde la desocupación afecta al 65 por ciento de los menores de 24 años. El intendente de Bariloche, César Miguel, dijo ayer a este diario que "se impone un fuerte control de la seguridad", para lo cual requirió a "la policía provincial, la Gendarmería Nacional y la Policía Federal". Miguel, del Partido Justicialista, observó que "el nivel de ocupación mejoró gracias a la buena temporada turística; estamos en mejores condiciones que hace un año y no se registraron situaciones de violencia". Otra es la perspectiva de Alejandro Beletzky, especialista en manejo de fuego y ex guardaparque: "Los incendios se podrían prevenir con custodia permanente en los lugares críticos --dijo a este diario--. En cambio, María Julia Alsogaray prefiere operaciones aéreas grotescas, con helicópteros que lanzan baldes de 500 litros, inútiles, con un gasto diario de miles de dólares que pagarían meses de trabajo preventivo". Beletzky denunció también a "los madereros que, con autorización de la Dirección de Bosques, extrajeron del Cerro Catedral 1500 árboles quemados, para aprovecharlos y no para reforestar: es que cuando se queman los cipreses mueren las raíces y las ramas, pero el tronco queda en perfectas condiciones". Además, protestó contra los "dueños de campos que no cumplen con la obligación de mantener los cortafuegos (senderos libres de vegetación): ésa fue la causa del incendio del Pilar, a principios de este mes". La secretaria de Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable de la Nación, María Julia Alsogaray, admitió ayer que el control de los incendios "va a consumir en estos primeros meses recursos que tenían que ser distribuidos durante todo el año", y supuso que "los brigadistas están siendo hostigados: mientras apagan un foco aparece otro en un sitio opuesto". Entretanto la situación en Bariloche sigue pendiente de un hilo: "Se acerca un frente de tormenta eléctrica desde el norte, que trae el riesgo de rayos y poca esperanza de lluvia", se inquietó ante este diario Miguel Moyano, jefe de operaciones del SPLIF. La región vive la peor sequía de los últimos años. "Desde setiembre tuvimos 400 principios de incendio; hasta hace tres años eran 200 en toda la temporada", señaló Moyano.
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