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Irak vivió ayer el incidente bélico más grave desde que en diciembre finalizara la operación "Zorro del Desierto". Los aviones de Estados Unidos realizaron un total de cinco incursiones en el norte y en el sur de Irak, en las zonas de exclusión aérea, ocasionando al menos la muerte de una docena de personas y dejando unos treinta heridos, en su mayoría civiles, según han asegurado responsables del gobierno en Bagdad. El presidente de la Duma (parlamento ruso), Guennadi Selezniov, protestó por este ataque ante la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, que se encuentra en Moscú. Las sirenas volvieron a sonar ayer en la ciudad de Basora, a unos 600 kilómetros al sur de Bagdad, anunciando a la población el inminente ataque de los aviones norteamericanos. La operación había sido decidida por el Pentágono como represalia contra el régimen iraquí, que pocas horas antes había enviado cuatro de sus aviones de combate Mig-23 a patrullar por la zona de exclusión aérea situada al sur del paralelo 33, violando así la prohibición establecida por Naciones Unidas en 1991. Voceros del ministerio de Defensa británico afirmaron que sus fuerzas no participaron en este ataque. Los bombardeos norteamericanos en el sur de Irak coincidieron con otras tres operaciones aéreas al norte del paralelo 36, donde los aviones de Estados Unidos atacaron posiciones iraquíes en respuesta a una violación de la zona de exclusión por aviones de Bagdad ocurrida alrededor de las dos de la madrugada. "Al menos dos zonas del sur de Irak, entre ellas la ciudad de Al Yumhuriya, en la provincia de Basora, fueron blanco de los bombardeos, que causaron la muerte de decenas de personas y heridas a otras muchas, todas civiles", aseguró ayer el ministro de Información iraquí, Hamam Abdel Jaleq, a la prensa de Bagdad. La escalada bélica contra Irak se produce pocas horas después de que los representantes de los 22 países de la Liga Arabe, reunidos en El Cairo, rechazaran una propuesta de Bagdad de condena de los ataques de diciembre contra el régimen de Saddam Hussein y optara por un tibio comunicado llamando a una solución pacífica del conflicto y oponiéndose al mismo tiempo a cualquier tipo de provocaciones. El doble ataque es también, según observadores internacionales, una advertencia al régimen de Irak. En Bagdad está convocada para hoy una sesión extraordinaria del Parlamento, en la que se pretende rechazar de manera oficial y solemne las resoluciones de las Naciones Unidas, en las que se estableció hace ocho años un régimen de sanciones, entre ellas el drástico embargo económico.
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