Brasil
descartó implementar la convertibilidad para su moneda como una opción
desastrosa, y al mismo tiempo criticó la intención argentina de adoptar el dólar,
eliminando el peso. Francisco Chico Lopes, nuevo titular del Banco Central, indicó ayer
que fue el presidente Fernando Henrique Cardoso quien se decidió por la flotación del
real, desechando la convertibilidad con tipo de cambio fijo, el sistema que caracteriza al
peso argentino. En realidad, Lopes dejó ver que la estrategia brasileña apunta a la
unificación monetaria de la región entendiendo por ésta no sólo el Mercosur sino
a toda Sudamérica en torno del real, una vez que éste se fortalezca. Así como el
marco alemán sirvió de sustento a la creación del euro, el real debería ser la base
del futuro signo sudamericano. En cuanto a la dolarización, que también condenó
drásticamente, dijo que vería con mucha tristeza la dolarización total de la
Argentina, transformada en una especie de Panamá. Al enterarse de esa
descalificación, el presidente Menem aconsejó a los brasileños ocuparse de sus
problemas (ver página 6).
Mientras el real se depreciaba ayer otro 1,6 por ciento, cayendo hasta 1,83 por dólar,
Lopes le vio a la devaluación en cascada que está sufriendo la moneda que él debe
defender la ventaja de provocar una gran mejoría en la deficitaria balanza de
pagos y una reducción del déficit fiscal, ya que se licuó buena parte de la deuda
interna. En términos de dólar, ese pasivo disminuyó bruscamente al devaluarse el real
un 34 por ciento desde que comenzó su derrumbe el jueves 14, aunque provocando un
recrudecimiento de la tasa de interés, que volvió a superar el 40%.
La confrontación traduce la clara diferencia que existe en la manera de ver la economía
entre los gobernantes brasileños y argentinos. Brasil sigue pensando su política
económica en términos de sus sectores productivos, aunque los profundos desequilibrios
que arrastra lo están forzando a adoptar medidas que los perjudican. Por tanto, mientras
pueda, el régimen de Brasilia rechazará tanto la convertibilidad como la dolarización,
ya que tanto aquélla como ésta implican perder los resortes de la política monetaria y
adoptar un tipo de cambio probablemente inadecuado para la industria.
En la Argentina la política oficial está centrada en el manejo de las variables fiscales
y en la inmovilidad del tipo de cambio como ancla que garantiza la estabilidad,
desentendiéndose de los problemas de los sectores productivos. A éstos sólo se les
ofrece la reducción de costos a través de la flexibilización laboral y la supresión de
impuestos al trabajo. En este esquema, la disponibilidad de crédito y el crecimiento de
la actividad económica dependen del ingreso de capitales al país. Como no se espera la
entrada de fondos este año debido a la desconfianza de los mercados, los pronósticos
coinciden en que continuará la recesión. En todo caso, sólo los servicios dirigidos al
mercado interno y la producción de materias primas e insumos, con precios mundiales
fijados en dólares, pudieron prosperar bajo la convertibilidad.
Ante la Comisión de Asuntos Económicos del Senado brasileño, que lo interrogó como
procedimiento previo a su designación al frente del Banco Central, ayer concretada, Lopes
rechazó de plano la adopción de la convertibilidad. No sólo sostuvo que sería un
desastre total, sino que se refirió reprobatoriamente al sistema introducido por
Domingo Cavallo en 1991 al recordar que, entre 200 economías del mundo, sólo dos
optaron por ella, la Argentina y Hong Kong. Algo nos dice eso sobre las dificultades de su
implementación.
No obstante, Chico no se privó de derrochar elogios, aparentemente contradictorios.
Tenemos la mayor admiración por el régimen cambiario argentino
aseguró. Creemos que es sólido, que no ha sido debilitado por nuestra
decisión de flotar el real, añadió, dando así la clave de tanto encomio: lo que
Brasil no acepta es compensar a su socio argentino por el tremendo impacto de la
devaluación del real sobre el comercio bilateral. De todas formas, y puesto a exaltar las
virtudes de ladevaluación, afirmó que los exportadores brasileños ganan un poder
enorme de competencia en el mercado argentino, mientras el exportador argentino pierde
competitividad en el brasileño.
Acerca de la idea de abolir el peso y adoptar el dólar, impulsada por Menem y formalizada
por Pedro Pou, presidente del BCRA, el jueves último, Lopes cree que los argentinos
no necesitarán ni deben hacer eso, porque la moneda es una de las bases de cualquier
sociedad. Una sociedad sin moneda es como un país sin bandera enfatizó. El
esfuerzo de defender la moneda es una obligación prioritaria de cualquier gobierno, y hay
que sacrificarlo todo para defender la moneda, de la misma forma que gente muere en el
campo de batalla defendiendo su bandera, su honra nacional, apuntó dramáticamente.
El colega brasileño de Pou no pudo elegir términos más exaltados para apostrofar la
iniciativa que el argentino defiende con tanto entusiasmo.
Morgan cuida sus negocios
El equipo económico monitorea con obsesión los informes sobre Argentina preparados por
los principales bancos de inversión internacionales. Y cuida que sus opiniones sobre el
futuro de la convertibilidad no sean negativos. Por eso reaccionaron con rapidez cuando el
estratega global de Morgan Stanley Dean Witter y uno de los principales gurúes de Wall
Street, Barton Biggs, afirmara que la devaluación del real arrastraría la
convertibilidad. Ayer Biggs se retractó de esa afirmación en un comunicado que hizo
difundir por una agencia de noticias internacional.
Como se sabe, los bancos de inversión tienen muchos negocios por hacer con el Gobierno
argentino, como la colocación de títulos públicos o la venta de los paquetes de
acciones de empresas privatizadas todavía en manos del Estado. Ante las comisiones que se
ganan por participar en esas operaciones, esos brokers buscan tener buena relación con
sus clientesgobiernos.
Biggs aclaró, entonces, que en mi opinión, Argentina no renunciará a su
plataforma monetaria, aseguró, para agregar que si bien el crecimiento
económico sufrirá por la devaluación brasileña, la economía argentina es
fundamentalmente sólida y podrá resistir a este choque. El régimen
monetario ya ha sobrevivido la crisis de 1995 y ahora está mejor preparado,
indicó. Para concluir, Biggs destacó que el hecho de que el presidente Menem y el
Banco Central estén considerando una asociación monetaria con Estados Unidos es
evidencia de que los argentinos consideran sagrado su programa de convertibilidad y que no
lo abandonarán. Para Morgan Stanley bussines are bussines. |
Qué está pasando en Brasil? |
Ajuste a la coreana
* Miguel Bein, economista socio del Estudio Machinea-Bein.
Brasil parece estar eligiendo el camino de un ajuste muy severo con una contracción
fortísima de la economía interna. Las expectativas de sus autoridades parece ser
llevar adelante un ajuste a la coreana. Producir una aguda expansión de su comercio
exterior mientras una violenta recesión impide que la devaluación se traslade a los
precios. Además, parece que no piensa hacer nada con su deuda interna que quiere seguir
licuando en términos de reservas internacionales. El camino más probable es que la
devaluación se profundice y que durante este año tenga una tasa de inflación que
duplicará el 10 por ciento estimado por el equipo económico. En ese contexto es dable
esperar tensiones políticas y sociales muy peligrosas. En tanto, la economía argentina
va a sufrir el aumento del riesgo país y del ajuste comercial. Las señales dadas por las
autoridades brasileñas a sus pares locales muestran que Brasil no va a hacer nada por
frenar sus exportaciones hacia el Mercosur. Hoy el problema comercial de Argentina no
constituye el interés prioritario de ese país.
Evitar a los desarrollistas
* Carlos Melconian, economista de la consultora M&S.
Creo que no va a lograrse ninguna solución del lado brasileño en
medio de la crisis. Argentina se tiró el lance de establecer el criterio el que
hace el lío lo tiene que arreglar. Me imagino lo que han dicho los funcionarios de
Brasil: con los problemas que tenemos no estamos para ponernos en este momento a
mirar eso. Argentina, por su parte, es muy probable que busque la vuelta para
solucionar algunas cuestiones particulares como, por ejemplo las importaciones desde ese
país. La devaluación va a tener repercusiones en el sector real de la economía y muy
probablemente en la tasa de crecimiento esperada. Pero desde el punto de vista financiero
comparto la idea de que el riesgo de un ataque especulativo sobre el peso es poco
probable. Y si ocurriera se está en capacidad para responder. La posibilidad de que la
situación de Brasil se salga de control depende si aparecen anclas políticas y
económicas. El presidente Cardoso no debe comprar ninguna propuesta desarrollistas que
implican controles y pacto social. Además, el Congreso tiene que tomar las medidas que
faltan.
No está fuera de control
* Jorge Todesca, economista experto en Mercosur.
La situación de Brasil es comprometedora pero no la veo fuera de control. Su
economía no está funcionando competitivamente. El
sector público sostiene la actividad mediante subsidios y desgravaciones. Y el gobierno
no quiere caer en un ajuste violento por sus consecuencias sociales. Por eso van a seguir
administrando la crisis y no tomarán medidas drásticas. Salvo que tengan una inflación
muy alta o una hiperinflación. La devaluación del real seguirá. La idea de Argentina de
que Brasil tiene que tomar medidas para evitar los daños de ladevaluación, es una
posición ingenua. Es difícil que este país adopte decisiones de ese tipo cuando sus
desajustes son inmensamente mayores. El ingreso per cápita de ellos es la mitad que el de
nuestro país y la distribución del ingreso es peor. Argentina va a tener que establecer
aranceles a las importaciones y reintegros a sus exportaciones. Lo mejor que puede pasar
es que el real se estabilice cualquiera sea el nivel y, a partir de ello, ver
los daños y resolver medidas.
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Con que el dólar suba
poco, a Brasil le alcanza para festejar
La cotización cerró en 1,83 real,
pero después de haber tocado los 2. El tubo de oxígeno llegó con el apoyo del Senado a
la reforma previsional y a la designación de Chico Lopes en el Banco Central. Se agudiza
la recesión y se le mueve el piso al ministro Malán. |
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Por Raúl
Dellatorre
A Brasil ya no le alcanza
con un puñado de buenas noticias. La confirmación por el Congreso del presidente del
Banco Central, la unificación del régimen cambiario (segmentos comercial y financiero),
la inexistencia en la jornada de pérdida neta de reservas internacionales y la
aprobación en el Senado de la reforma previsional, llevaron algo de alivio e impulsaron
el aumento del 6,3 por ciento en la bolsa de San Pablo. Pero la cotización del dólar
siguió subiendo, trepando a 1,83 real, luego de tocar los 2, y prolongó las angustias y
la sensación de agonía que va ganando a los observadores de la realidad económica del
vecino país. Son muchos los que se preguntan adónde llegará la paridad cambiaria.
Otros, con más dramatismo, se interrogan cuánto tiempo puede soportar Brasil el estado
de incertidumbre acompañado con un elevado costo recesivo.
El ministro de Hacienda, Pedro Malán, insistió ayer como empecinadamente lo hizo
en los últimos días en la total prescindencia de la conducción económica con
respecto a la evolución del mercado cambiario. No tiene sentido estar mirando a
cuánto está el dólar a cada segundo, ni tampoco que el gobierno federal esté gastando
reservas internacionales para intentar fijar un punto de equilibrio, explicó. El
dólar había picado a 1,97 real por la mañana, llegó a tocar los 2, al mediodía
parecía estabilizado en torno a 1,90/1,92 y, finalmente, cerró a 1,83. Un día antes
había concluido a 1,80 real.
La resistencia de Malán a intervenir es bien vista en los mercados financieros, pero
genera espanto entre los industriales. Esta cotización es una locura total, nos
preguntamos cuándo y a qué nivel se estabilizará; yo sé, por experiencia, que cuando
la cotización del dólar aumenta mucho, es muy difícil hacerla retroceder,
señaló Mauricio Costín, dirigente de la Federación de Industrias de San Pablo (Fiesp).
Refirió que la demanda actual de divisas es de las grandes empresas, que tienen
compromisos millonarios en dólares por préstamos de bancos extranjeros, con fuerte
concentración de aquí al 12 de febrero. Antes, las compañías brasileñas podían
negociar una postergación de los plazos, pero en la actualidad, como el riesgo es grande
en Brasil, las entidades ya no lo aceptan, apuntó Costín. Este es el dinero
que está saliendo del país, porque el dinero especulativo ya salió, agregó.
Ayer volvieron a circular fuertes rumores sobre la inminente renuncia de Malán. Dos
nombres suenan para su reemplazo: el actual ministro de Salud y ex titular de
Programación, José Serra, y el del economista André Lara Resende. Este último, de
quien se había dicho en el fin de semana que estaba preparando el Plan Carnaval para
reemplazar al Real, a pedido de Cardoso, fue convocado para integrar el Consejo de
Asesores Económicos de la Presidencia, según fue admitido oficialmente. Por ahora, una
cuestión de agenda bloquea la salida de Malán: una misión técnica del FMI llegó ayer
a Brasilia para recoger datos sobre la evolución de la economía brasileña. No sería
muy elegante cambiar de anfitrión en medio de la visita, máxime cuando el organismo
internacional es, hoy por hoy, el principal sostén del vapuleado ministro.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin, insistió ayer en que la única
posibilidad de recuperación que tiene Brasil es seguir poniendo en marcha las
reformas presupuestarias y fiscales respaldadas por el FMI a cambio de un paquete de
ayuda financiera multilateral de 41.500 millones de dólares. En su informe ante el
Senado, el presidente del Banco Central, Francisco Lopes, admitió que las pérdidas de
reservas internacionales en lo que va del mes alcanzan a 8000 millones de dólares, poco
menos que los 9100 millones que recibió Brasil en diciembre, como primer tramo del
crédito. Lopes obtuvo ayer la confirmación de su nombramiento por la Comisión de
Asuntos Económicos de la Cámara alta.
En un esfuerzo por alimentar de dólares el mercado interno, el Banco Central brasileño
aumentó en un 50 por ciento el techo de endeudamiento endólares permitido a las
entidades financieras, de modo que puedan tomar fondos externos para volcarlos a la plaza
local. También autorizó a partir del 1º de febrero la posibilidad de vender
en el mercado comercial (comercio exterior, remesa de utilidades, pago de intereses y
amortizaciones de deuda) dólares comprados en el mercado libre o fluctuante (compraventa
de turistas, remesas de capital de no residentes, pagos de cartas de crédito
internacional), y viceversa. La unificación cambiaria pretende ser un claro mensaje a los
mercados de que la autoridad monetaria no dará marcha atrás en la liberación cambiaria.
En tanto, el gobierno federal obtuvo la aprobación del Senado al aumento de aportes de
los funcionarios y les impone contribuciones a los jubilados y pensionados al sistema
previsional.
EL DOLAR TOCO LOS DOS REALES
Intervención oportuna
La
oportuna intervención del Banco Central de Brasil volvió ayer a frenar la caída en
picada de la moneda brasileña. Temprano en la mañana, no bien se iniciaron las
operaciones de cambio, el real llegó a devaluarse el 8,5 por ciento trepando a 1,97
unidades por dólar. Pero las posteriores intervenciones del BC brasileño le dieron aire
a la moneda, que terminó a 1,83 reales por dólar, lo que implica una nueva devaluación
del 1,6 por ciento respecto del cierre del lunes. La descompresión en el mercado
cambiario brasileño llevó tranquilidad a los recintos bursátiles.
Las acciones líderes subieron ayer en promedio el 0,8 por ciento y los títulos públicos
registraron alzas de hasta el 4,3 por ciento en el Global 2017. En tanto, la Bolsa de San
Pablo trepó el 6,3 por ciento, aunque descontando la devaluación de ayer esa mejora se
reduce al 4,7. En Wall Street el avance resultó del 1,2 por ciento, impulsada además por
los balances aceptables del último trimestre del 98 que las compañías
estadounidenses están informando a los inversores.
Pese a las mejoras en los valores de las acciones, los financistas no se convencen de que
esa calma pueda perdurar en el tiempo y por eso se manejan con prudencia. Más bien,
siguen atentamente la evolución de la crisis brasileña y se preguntan por el precio de
equilibrio del real. La cautela de los operadores quedó evidenciada en el monto de los
negocios pactados: apenas 17,3 millones de pesos. Ni siquiera los corredores se animaron
cuando se enteraron que el Senado brasileño había convertido en ley uno de los pilares
del plan de ajuste lanzado por Fernando Henrique Cardoso a fines del año pasado: el
incremento en los aportes de los empleados estatales al sistema previsional y crea nuevos
aportes para los ya jubilados.
Por la mañana, cuando la disparada del dólar en Brasil parecía incontenible, en las
casas de cambio de Río de Janeiro y San Pablo cada billete estadounidense llegó a
venderse por encima de los dos reales. Está claro que los inversores se animarán a
volcar fondos al recinto cuando la paridad cambiaria en Brasil ofrezca más certidumbre; y
falta tiempo para que eso quede determinado, comentó en diálogo con Página/12 el
corredor bursátil Luis Corsiglia. Mientras tanto, en el recinto siguen con atención cada
declaración oficial que surge en Brasilia que dé una pista de los próximos pasos que
dará Cardoso para intentar sacar adelante la economía brasileña. En ese sentido, el
rumor de que el ministro de Hacienda, Pedro Malan, está bosquejando un plan alternativo,
que posiblemente contemple una reestructuración compulsiva de la deuda, fue el más
escuchado durante la sesión de ayer.
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