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El Papa disparó contra la
pena de muerte y el aborto

El Papa condenó la pena de muerte en EE. UU., que ejecuta un reo cada semana, en su primera visita desde el Sexgate. Pero incluyó el aborto y la eutanasia en su campaña por la vida.

Juan Pablo II bendijo a los feligreses en un estadio de fútbol americano adornado como catedral.

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t.gif (67 bytes)  En un estadio de fútbol americano convertido para la ocasión en un majestuoso templo, el papa Juan Pablo II pidió la abolición de la pena de muerte durante una misa concelebrada ante más de 100.000 personas. En su homilía en la ciudad de Saint Louis, Missouri, uno de los bastiones del catolicismo estadounidense, instó a una nueva evangelización en el umbral del milenio con énfasis en la familia y el matrimonio cristiano, y reiteró su dura condena al aborto y a la eutanasia. “Así como le vaya a la familia, le irá a la nación”, sentenció el papa en el país más rico de la tierra, y donde el 50 por ciento de los matrimonios termina en divorcio.
La visita número siete del papa a Estados Unidos es también su viaje número 85 desde su asunción al pontificado en 1978. Y la misa celebrada ayer fue su punto máximo, antes de su regreso a Roma ayer por la noche, luego de ser despedido por el vicepresidente Al Gore. Las autoridades eclesiásticas locales tenían preparadas unas 130.000 hostias para que comulgaran los feligreses, dentro y fuera del estadio. Y algunos obispos y familias recibieron el sacramento directamente de la mano del papa.
Ya hace tiempo que el Vaticano desarrolla una campaña en contra de la aplicación de la pena de muerte en Estados Unidos. Un reo debía ser ajusticiado en Missouri un día antes de la visita pontificia, pero su ejecución fue postergada hasta febrero en atención a Juan Pablo II. Y otros 15 reos están en lista de espera en Estados Unidos para morir desde ahora hasta febrero. Según el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, la suspensión de la pena capital de Darrell Mease, de 52 años, fue “una tomadura de pelo”. Otra cosa no resulta del hecho de que primero se le condena y se le anuncia la ejecución, luego se le da un tranquilizante para que calme sus nervios, se espera a que el papa se vaya y finalmente se lo ejecuta, observó no sin ironía el portavoz vaticano.
“Las sociedades modernas pueden protegerse sin quitarles para siempre a los criminales la posibilidad del arrepentimiento”, dijo el papa en su homilía. Cosechó aplausos entre los asistentes, pero también fue silbado.
Desde hace seis años, un reo muere ajusticiado por semana en Estados Unidos. La opinión pública norteamericana es mayoritariamente favorable a la pena capital y sus partidarios ascienden hasta el 75 por ciento, según el Centro de Información sobre la Pena de Muerte (DPIC), con sede en Washington. En momentos en que el papa visitaba Saint Louis, un nuevo caso alimentaba los medios de comunicación: el de un joven de Oklahoma, Sean Sellers, de 29 años, asesino a los 16, que se convirtió después en un detenido modelo, y cuya ejecución se prevé para el 4 de febrero.
El papa atacó el aborto y la eutanasia, a la que calificó de “ayuda para el suicidio”. “Siendo creyentes, ¿cómo podemos dejar de apreciar que el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido son un terrible rechazo del regalo divino de la vida?”, preguntó el pontífice. El día anterior, el Papa había sido recibido como una estrella de rock en el Kiel Center, un acondicionado estadio de hockey sobre hielo, por más de 20.000 jóvenes cantando y bailando. Ante ellos, como en su homilía de ayer, insistió en la doctrina católica de que la familia es la base de la sociedad, alarmado por el número de divorcios y de parejas que no llegan a casarse.
El presidente norteamericano Bill Clinton, que había tenido una reunión a solas de veinte minutos el martes con el Papa, dijo ayer que lo encontró en “buen y sólido estado”, pero que “su apariencia es engañosa”, refiriéndose a la fragilidad provocada por el mal de Parkinson que aqueja al pontífice desde hace varios años. Los dos líderes analizaron asuntos de interés internacional, como la situación de Irak y la de Cuba –que el Papa visitó por primera vez hace un año–. Y un portavoz presidencial reconoció que no habían dialogado sobre asuntos personales, refiriéndose al affaire Lewinsky, que superó en cobertura de los medios a la visita papal. La visita norteamericana terminó con una oración vespertina en la catedral con representantes de otras confesiones, en un signo más de ecumenismo en un país que el Papa tuvo que reconocer que es cada vez menos decididamente religioso.

 

INDIA DEFENDIO SU POGROM CRISTIANO
La ley del “por algo será”

t.gif (862 bytes) Aunque muchos indios están horrorizados por el asesinato de un misionero australiano, Graham Staines, que fue quemado vivo durante el fin de semana junto con sus dos hijos, los grupos extremistas hindúes siguen insistiendo en que se lo merecían. Y la actitud del gobierno de la India es por lo menos ambigua al objetar el proselitismo cristiano. Los militantes quieren socavar la popularidad de Sonia Gandhi, una italiana católica, que preside el partido del Congreso, ahora en la oposición, pero que gobernó durante unos 47 de los 50 años de India independiente.
El Bharatiya Janata Party (BJP), el partido que preside la coalición de gobierno, envió una misión a Orissa, donde ocurrió el crimen, para que investigue. No lo hizo espontáneamente, sino ante la indignación de algunos de sus aliados y de la comunidad internacional. Quiere preparar el encuentro de su ministro de Relaciones Exteriores con su colega inglés la semana que viene.
El ministro del Interior, L. Advani, considerado un nacionalista de línea dura, rehusó condenar a los extremistas de la organización Bajrang Dal, culpables del crimen. Los analistas coinciden en que los pogroms contra musulmanes, sikhs y cristianos son deliberados, aunque el gobierno trata de representarlos como expresiones espontáneas de la religiosidad herida del pueblo indio. La finalidad es formar un bloque hindú particularmente sólido, que pueda aspirar a alcanzar y conservar el monopolio del poder. Los cristianos, que son sólo el 2,3 por ciento de una población que se estima superior a los mil millones de habitantes, se consideraban inmunes a las matanzas. Pero son un blanco más vulnerable que los musulmanes, y que Sonia Gandhi, líder del principal partido de oposición, sea católica, los ha convertido en más atrayentes.

 

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