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Por Ariel Greco ![]() ![]() Lo mejor de Boca estuvo en Riquelme, que tuvo bastantes intermitencias. Lo mejor de River fue Saviola, porque solo se encargó de preocupar a todo Boca. Es que la diferencia estuvo en las posiciones del medio: Boca hizo un trapecio con Pereda de vértice inferior y Riquelme arriba, con Barros Schelotto y Navas por los costados; River hizo, en cambio, un trapecio, con GómezNetto que absorbían a Riquelme y los dos de adelante y afuera eran Berti (bien tirado a la raya) y Escudero. Y nadie en Boca encontraba a nadie: Berti se le iba a Gustavo terminaría yéndose en el segundo tiempo y Escudero se le escapaba a Navas (de ahí vino el gol de Saviola). A la inversa, Gustavo también llegaba cuando se mandaba y fue en una de ésas, acompañando a Riquelme en gran desborde, que llegó el gol. Y no había sido más Boca. Incluso a River le habían anulado un gol después de doble error de Taibi (no vio el offside de Angel que fue, cobró el de Saviola, que no fue) y estuvo bien el empate después de la enésima llegada por izquierda que terminó con buena resolución de Saviola. En el segundo Boca se rearmó en el medio, ajustó las marcas, dejó de dar ventajas atrás y predominó claramente mientras el partido se calentaba: menudearon las brusquedades y a Elizondo, que tuvo muchos errores y las toleró en exceso ante jugadores que no colaboraban, estuvo a punto de írsele de las manos. Curiosamente, cuando River pudo equilibrar y pasar a ganar, con la salida de Gustavo, no supo hacerlo e inmediatamente se regaló Netto y todo quedó igual. O no: mejor para Boca, porque la entrada de Basualdo le dio la tranquilidad que necesitaba. Y fue precisamente él quien le dio el triunfo llegando por el fondo y tocando con precisión. De ahí en más, River no pudo ni supo atacar, excepto en los arranques de Saviola. En síntesis, justo triunfo de Boca, imprecisiones y violencia pero mucha emoción y dos figuras, Riquelme y Saviola.
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