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Por Eduardo Febbro desde Davos La profusa nevada que atrasó la llegada de muchas delegaciones, la crisis brasileña y la ausencia de quien encarna todos los dolores de cabeza de la comunidad económica mundial, es decir el ministro de Finanzas brasileño Pedro Sampaio Malan, amarrado en su país por la tormenta del real, así como las virulentas criticas contra el FMI marcaron la blanca jornada de apertura del Foro Económico Mundial que se reúne todos los años en esta ciudad de Suiza. El título de le vigésima novena edición del Foro, Controlar el impacto de la globalización, revela la preocupación que aúna a los dirigentes económicos del mundo. El presidente alemán Roman Herzog reflejó los visibles temores de los dirigentes mundiales, al poner el acento en la necesidad de reglamentar con más firmeza el comportamiento de los mercados levantando vigas de protección en torno de los mercados para impedir que cunda el pánico. El ex ministro de Economía Domingo Cavallo propuso la convertibilidad para Brasil (ver aparte). El primero en apoyar a Cavallo fue el economista Rudiger Dornbusch, célebre profesor en el Massachusetts Institute of Technology, quien estimó que una reducción de la deuda pública y de los déficit daría lugar a que se redujera la tasa de interés. Este argumento fue puesto en tela de juicio por otros expertos, en particular por Charles Dallara, director del Instituto Internacional de Finanzas, quien admitió estar de acuerdo sólo a largo plazo con Cavallo pero no en lo inmediato. Dallara, cuyo instituto reagrupa a más de 300 bancos e instituciones financieras, sostuvo que la única clave con la que Brasil puede mirar el futuro y recuperar la credibilidad dañada no es la convertibilidad sino que una profunda reforma presupuestaria y control del déficit público. En el curso de este debate, el primero fuerte que se da en Davos, Martin Wolf, jefe de la sección análisis económico del Financial Times, no adoptó el perfil de Cavallo cuando esté recomendó con insistencia que Brasil debía sí o sí adoptar el bebé de la reforma monetaria que él mismo implementó en la Argentina. Wolf reconoció que el método era útil pero no infalible, ya que funciona en algunos países y en otros no. Lo esencial sigue siendo siempre que exista una política monetaria correcta y un control adecuado del déficit público. La poción mágica cavallista compuesta por un lazo fijo entre el dólar y el real tuvo menos adherentes que lo que el éxito del plan argentino podía dejar esperar, admitió Roger Perron, analista del semanario Le Nouvel Economiste. Perron recalcó que Cavallo comete un error al presentar como inevitable el camino a seguir. Cuando la Argentina aplicó la convertibilidad en 1991 la crisis no había afectado a los principales plazas como las asiáticas. Cuando hay un incendio es difícil pensar en construir el techo de una casa para que no se nos venga encima. Un documento difundido ayer en Davos sobre la manera en que los principales dirigentes de empresas ven el futuro mostró perfiles paradójicos. Según el sondeo hecho por Price Waterhouse Coopers, el 80 por ciento de los empresarios se declaró optimista con el futuro. La mayoría ni siquiera teme que las sacudidas asiáticas le resten pujanza al desarrollo de las empresas que dirigen en los países bajo amenaza de tormenta. Sin embargo, estos porcentajes de optimismo no estaban reflejados en los debates del foro. Con la sombra de Brasil, la perspectiva de un sacudón enChina y la agitación de los mercados, expertos, dirigentes y analistas no compartían como en otros años la misma unanimidad. El economista norteamericano Fred Bergsten, director del Institute for International Economics, defendió la idea de un sistema de flexibilidad controlada de las tasas de cambios como paraguas contra la posible caída del dólar ante el euro y el yen, una perspectiva más que hipotética en 1999. Este temor y la temática de la estabilidad de las tasas de intereses pesó más que la caída de Brasil y de China. Incluso, según explicó con insistencia Rudiger Dornbush, hasta se puede decir que China no es el verdadero problema sino Japón. Fuera de Domingo Cavallo, la delegación argentina presente en Davos pasó una jornada discreta. Graciela Fernández Meijide estuvo reunidas con empresarios españoles y argentinos mientras que Fernando de la Rúa, en camino desde Alemania, dijo que venía a Davos a exponer nuestro proyecto político como Alianza e informarnos de las corrientes económicas del mundo en un momento de cambio, donde se plantea un nuevo centro, un nuevo socialismo, una tercera vía. Al igual que otros dirigentes, De la Rúa consideró que el movimiento de capitales ha salido del control del sistema bancario y del control de las naciones y del equilibrio del sistema bancario.
LOS MERCADOS SE MUEVEN A LOS TUMBOS Los casi
7000 millones de dólares que ingresaron por el pago de la privatización de Telebras no
pudieron contener ayer al mercado financiero brasileño. El real cerró a 1,95 por dólar,
lo que implicó una devaluación del 2 por ciento, acumulando una depreciación del 37,9
por ciento. La Bolsa de San Pablo, en tanto, subió 3,9 por ciento. La plaza de Buenos
Aires tuvo un recorrido irregular, para terminar con una leve suba de 0,2 por ciento en la
jornada de inauguración del Banco Hipotecario en el panel del recinto. |