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PREPARATIVOS PARA ENFRENTAR LA MOVILIZACION DEL MARTES 2
Los súper en pie de guerra

Los supermercados decidieron no entregar mercaderías, mientras el Gobierno prepara operativos de seguridad ante las concentraciones convocadas para el martes en las puertas de los establecimientos para reclamar alimentos.

Acuerdo: Esta vez la actitud de las empresas será “no entregar nada”. Para ello, tuvieron que alcanzar un acuerdo entre las diferentes cadenas.

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Raúl Castells, dirigente del Movimiento de Desocupados y Jubilados que realiza los plantones.
Detenido por una denuncia de Wal Mart y del secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma.


Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes) Con la decisión tomada de “resistir a los reclamos de alimentos”, las principales cadenas de hipermercados que operan en el país y el gobierno nacional, a través de la Secretaría de Seguridad Interior, vienen preparándose en los últimos días para la jornada de emergencia que esperan vivir el martes próximo. Ese es el día elegido por la Corriente Clasista y Combativa (CCC), orientada por Carlos “Perro” Santillán, y el Movimiento de Desocupados y Jubilados, dirigido por Raúl Castells, para marchar sobre los principales locales comerciales para demandar la entrega de alimentos para repartir entre la población carenciada. Miguel Angel Toma, titular de Seguridad Interior, les prometió un fuerte refuerzo de la vigilancia armada. Pero Castells ya no podrá participar del encuentro, detenido ayer en Banfield bajo el cargo de “extorsión e instigación a cometer delito”, por la presión ejercida sobre el local de Wal Mart, de Avellaneda, el pasado 23 de diciembre.
El dirigente gremial jujeño Carlos Santillán encendió las luces de alarma en las conducciones empresarias al anunciar, el 12 de enero, que la organización sindical que dirige impulsaría una jornada de ocupación de supermercados en todo el país. El sindicalista manifestó entonces “la firme decisión de exigir la entrega de 50 mil kilos de alimentos mensuales” que la CCC se encargaría de repartir, “para que el Gobierno no juegue con las necesidades de la gente”.
Toma había dado instrucciones al procurador general de la Nación, esta semana, de estudiar si Castells o Santillán habían incurrido en el delito de “atentar contra el orden constitucional” al plantear la convocatoria. La Secretaría de Gobierno de la Ciudad, a cargo de Enrique Mathov, habría manifestado a los supermercadistas su intención de presentarse como querellante en las causas que éstos iniciaran contra los “invasores”, según la versión dada a este diario por fuentes empresarias. La cámara del sector buscó, esta vez, que los sectores políticos en el Gobierno asumieran responsabilidades frente al “ataque” del que se imaginan como víctimas en la jornada del martes 2. “El problema es político, que se hagan cargo”, manifestó ofuscado, con pedido de reserva de su nombre, un vocero empresario.
Las cadenas de hipermercados se escudan en el rol de víctimas de una jugada política, “que intenta pegarle al Gobierno utilizándonos como herramienta para lograr difusión”. Aseguran que cada empresa tiene en ejecución “un plan de ayuda a la comunidad”, tratando de desprenderse de la imagen de insensibles con pura voracidad de ganancias. Y buscan poner de manifiesto el carácter político de las demandas, negándole el carácter de movilizaciones espontáneas de hambrientos y carenciados. “El nivel de organización es tal que, antes de cada demanda, las empresas reciben una carta firmada por Castells y un delegado local del Movimiento de Desocupados y Jubilados reclamando la entrega en tal fecha de 3000 kilogramos de alimentos, detallando qué tipo de mercadería requieren”, relató a Página/12 una fuente empresaria.
A diferencia de los hechos anteriores de reclamos masivos de alimentos (ocurridos entre octubre de 1998 y la primera semana de enero de este año), esta vez la actitud de las empresas será “no entregar nada”. Para ello, tuvieron que alcanzar un acuerdo entre las diferentes cadenas, de forma tal de que ninguna quedara expuesta en particular como “el malo de la película”, según graficó una fuente del sector. Pero antes de definir esa actitud, reclamaron a Toma garantías en materia de seguridad y la asunción de un mayor grado de responsabilidad política por parte del Gobierno.
El secretario de Seguridad Interior “enfatizó que había que decir basta, que no debíamos ceder”, y deslizó algunas “sugerencias” sobre cómo actuar en el Día D. “La instrucción a nuestra gente –señaló un directivo de una cadena extranjera– es que si la gente que viene a pedir cruza la línea de cajas, se desaloja el local de empleados y clientes y se cierra, con ellos adentro.” La consigna, repiten a coro en las distintas empresas, es “proteger a empleados y clientes”. Una vez aislados los “intrusos”, el control de la situación quedará en manos de la policía.
“Después de la detención de Castells, estamos esperanzados en que las fuerzas de seguridad asuman una actitud diferente, más firme que en las oportunidades anteriores”, señaló ayer un empresario. “La policía bonaerense, en los hechos de diciembre y enero, tuvo una postura muy prescindente, según ellos porque estaban muy limitados por la Justicia”, se quejó. Los empresarios confían más en que la detención por orden judicial de Castells modifique la actitud policial, que en el eventual efecto de desaliento sobre los que se preparan para participar de la convocatoria del martes próximo.
El diagrama de defensa de los hipermercados preparado en los últimos días es lo más parecido que se pueda imaginar a una estrategia de guerra. Se describió a los grupos ocupantes en tres “frentes”: la Corriente Clasista Combativa que actuaría fundamentalmente en el interior del país; el Movimiento de Desocupados y Jubilados, con “zona de actuación” en Capital Federal, Gran Buenos Aires y algunas ciudades grandes del interior (Córdoba, Rosario, Paraná y Neuquén), y un denominado grupo “Teresa Rodríguez” (por la joven asesinada por la policía neuquina), al que se lo describe como un movimiento de jubilados y se le adjudica el “asalto” al Carrefour San Lorenzo (Boedo, Capital Federal).
“Están todos coordinados”, claman desde el sector empresario. Fuentes oficiales le agregaron otro eslabón a la paranoia supermercadista: les aseguraron que también se preparaba la participación en los “saqueos” del martes próximo de los inmigrantes ilegales, otro objetivo predilecto de las fuerzas de seguridad en las últimas semanas.

 


 

DETUVIERON A CASTELLS POR “EXTORSION” A WAL MART
A la sombra y sin changuito

Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes) A las tres de la tarde de ayer, como todos los días, Raúl Castells estaba por abrir su almacén en Banfield cuando un grupo de policías lo sacó de la rutina. El dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Pensionados, que organizó los reclamos de comida a los supermercados, fue encarcelado. Se lo acusa de “extorsión”. “Es una advertencia para que sepan que si siguen jodiendo van a terminar en cana”, anunciaron desde la Secretaría de Seguridad Interior. Funcionarios del Gobierno reconocieron que el arresto está relacionado con la proximidad de la marcha nacional para reclamar por 50 mil kilos de alimentos programada por Castells y Carlos “el Perro” Santillán para el próximo martes. El sindicalista jujeño afirmó que la movilización se realizará aunque su compañero esté en prisión.
El 23 de diciembre pasado casi mil personas, encabezadas por Castells, tomaron el supermercado Wal Mart de Avellaneda. La presión de los vecinos dentro del lugar hizo que la empresa repartiera en el puente Pueyrredón una bolsa con un pan dulce, una sidra, un paquete de azúcar y una gaseosa para la mesa navideña de los manifestantes. En los días posteriores, se sucedieron más de veinte ocupaciones de supermercados en todo el país.
El fiscal adjunto de Lomas de Zamora Ricardo Bruzone dijo a Página/12 que Castells fue arrestado por los hechos ocurridos el 23 de diciembre. Según relató, el dirigente de los jubilados está acusado del delito de “extorsión” y la denuncia fue presentada por “los damnificados”.
Castells y el dirigente gremial Carlos “el Perro” Santillán también fueron acusados por “incitación a la violencia y la comisión de delitos” y “atentar contra el orden constitucional” por el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma. Esta causa, en la que está interviniendo la jueza federal María Servini de Cubría, habría servido para “agilizar” la que existía con anterioridad en Lomas de Zamora. “El accionar de la Justicia acompaña la decisión del Gobierno de actuar con toda la energía, pero siempre en el marco de la ley, contra los que manipulan las necesidades de la gente afectando las libertades públicas y las garantías individuales”, aseguró el secretario a Página/12.
Según informaron en la fiscalía de Lomas de Zamora, el juez de garantías Ricardo Masuchi Mur le habría tomado ayer declaración indagatoria a Castells y tendría cinco días hábiles para decidir si le dicta prisión preventiva o si le otorga la excarcelación. El dirigente de los jubilados ya había sido detenido por pedir comida el 2 de enero, en Córdoba. En esa ocasión fue acusado de amenazar al gerente de Wal Mart con “saquearlo si no le entregaba alimentos”. Pero este nuevo arresto interfiere con los planes de Castells y Santillán de realizar una gran marcha nacional para reclamar que el Gobierno entregue a jubilados y desocupados 500 mil kilos de comida.
“La jornada nacional de protesta se va a llevar a cabo, le guste o no le guste a Toma y a quien sea”, afirmó Santillán, quien dijo además que no teme “ir preso por luchar junto a los más necesitados”. En la Secretaría de Seguridad admitieron que el arresto de Castells estuvo vinculado con la marcha. Aunque trataron de restarle importancia a la capacidad de movilización de los dirigentes gremiales aseguraron que “se juntan veinte y hacen un show mediático y eso es lo que queremos evitar”. Días atrás, el presidente Carlos Menem había afirmado, en referencia a la “violencia” y la “delincuencia” que “todo seguirá igual mientras Castells siga en libertad”.

 

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