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EL REAL CERRO A 2,10. BRASIL ESTA SUMERGIDO EN UN CAOS FINANCIERO
Un monstruo grande y pisa fuerte

Rumores de todo tipo dominaron los negocios. Cardoso salió dos  veces en el día a desmentir una moratoria y el congelamiento de depósitos. La situación está descontrolada. Se espera un nuevo plan.

Deuda: Con tasas de interés del 41% anual, el peso de la deuda interna está ahogando a la economía brasileña. El plazo de vencimiento es 7 meses promedio.

Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil. Pidió calma.
Brasil se parece cada vez más al período pre-híper del ‘89.

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t.gif (862 bytes)  La moneda brasileña no encuentra su piso, se sigue depreciando y ya rompió la barrera de los dos reales por dólar. La devaluación de ayer fue de otro 7,7 por ciento al terminar en 2,10 unidades por dólar, acumulando una depreciación del 42,4 por ciento. Fue una jornada agitada para Brasil, plagada de versiones de todo tipo: desde el lanzamiento de un nuevo plan de ajuste, pasando por la inminente declaración de una moratoria, insistiendo con la renuncia del equipo económico y el congelamiento de depósitos hasta el anuncio de un feriado bancario para pasado mañana. Pese a que los rumores fueron desmentidos uno a uno por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, el derrape del real fue imparable.
El pico máximo de tensión ocurrió al mediodía: el real –que anteayer había cerrado en 1,94 por dólar– cotizaba a 2,18. Sin que el Banco Central de Brasil interviniera para enfriar el mercado –las reservas del BC rondarían los 27.000 millones de dólares, la tercera parte de lo que poseía hace un semestre–, el valor de la moneda se estabilizó por debajo de la línea de los 2 reales por dólar durante un largo rato. Pero volvió a ceder hacia media tarde hasta que cerró a 2,10. “La devaluación es exagerada, el real ya va a encontrar su punto de equilibrio”, repitieron ayer los funcionarios. El ministro de Hacienda, Pedro Malan, explicó, incluso, que la depreciación de ayer se debió a cuestiones técnicas ya que hubo vencimientos en operaciones con dólares en el mercado de futuros.
Cardoso y el cuestionado Malan tuvieron que enfrentar en dos oportunidades a los periodistas. El objetivo: desmentir una por una la catarata de rumores que ayer recorrió al mercado (ver aparte). La versión más fuerte indicaba que Brasil estaría a punto de declarar una moratoria de su millonaria deuda interna y que durante el fin de semana se anunciaría un nuevo y severo ajuste fiscal. “Mantengan la calma. El dólar irá adonde quiera, y volverá. Todas estas (versiones) son nada más que especulaciones”, enfatizó Cardoso en una de sus apariciones públicas. A su turno, Malan aseguró que “no hay razón para el pánico, no existe la menor posibilidad de confiscación (de los depósitos), incumplimiento de pagos o bloqueos. El gobierno no va a herir el derecho de los ciudadanos”.
En ese contexto, la Bolsa de San Pablo perdió 5,4 por ciento medida en dólares. El temor a que el gobierno capture los depósitos está empujando a los ahorristas brasileños a refugios más seguros, como el dólar y el oro.
Con tasas de interés del 41 por ciento anual, el peso de la deuda interna está ahogando a la economía brasileña. Cada semana, el gobierno de Cardoso debe hacer frente a importantes vencimientos de ese pasivo. Durante la última semana, por ejemplo, tuvo que refinanciar 9500 millones de reales (4500 millones de dólares) y la semana entrante le vencen otros 11.000 millones de reales (5240 millones de dólares). Estas obligaciones tienen maniatado al gobierno. En una suerte de círculo vicioso, el BC de Brasil ofrece tasas altas a los inversores para pinchar la escalada del dólar. Pero como ésta no se detiene, se ve obligado a continuar elevando las tasas, lo que incrementa las posibilidades que en algún momento no pueda cumplir y declare una moratoria.
Otro dato preocupante: en los últimos días, el BC brasileño no pudo refinanciar deuda por 800 millones de dólares porque el mercado reclamó tasas 25 por ciento superiores a la devaluación del real. En esos casos, la salida fue cancelar la deuda al contado, pero para pagar Brasil debió emitir moneda. Si este comportamiento persistiera podría precipitar una espiral inflacionaria.
El último informe del Banco Central de Brasil, de fines de noviembre, señala que la deuda interna trepa a los 320.000 millones de reales (152.400 millones de dólares). Pero especialistas de la city consultados por Página/12 calcularon que el monto en reales ya se elevó a unos 366.000 millones (174.300 millones de dólares) a consecuencia de la devaluación del real (el 21 por ciento de la deuda se ajusta por el tipo de cambio) ydel aumento de las tasas. a ese monto hay que sumarle una deuda nominada en dólares de poco más de 100 mil millones.
En promedio, los bonos con los cuales el gobierno está refinanciando la deuda tienen un plazo de vencimiento de apenas siete meses. La consecuencia inmediata de esta falta de confianza por parte del mercado es que para este año a Brasil le aguardan pagos por un total de 217.000 millones de reales (103.000 millones de dólares). “La capacidad de pago del país está asegurada”, aseguró Malan apelando a la credibilidad de los financistas. Pero en el mercado de futuros, el costo del dinero picó ayer al 60 por ciento anual.

 

“Todo se hizo mal”

El financista más famoso de Wall Street, George Soros, dijo ayer en Davos, Suiza, algo tan obvio que lastima a los organismos financieros internacionales y a los países más poderosos agrupados en el Grupo de los Siete. Soros señaló que la crisis de Brasil “es la más prevista de la historia reciente”, agregando que “después de haber visto lo que sucedió en México, realmente resulta asombroso” que no se haya previsto nada para evitarla. “La crisis que tenemos hoy demuestra que algo realmente está quebrado en la arquitectura financiera”, afirmó el financista que es señalado como el especulador malvado de los mercados internacionales. En el Foro Económico Mundial, en Davos, Soros recordó que “ésta sería la oportunidad para que el G7 y el FMI pongan en práctica las promesas que hicieron en los comunicados donde establecieron una facilidad de créditos preventivos” para los países en crisis. Con respecto de Brasil, Soros fue lapidario: “Todo lo que se pudo hacer mal se hizo mal”. Y no se privó de criticar la tarea del FMI, al señalar que “después de infligir daños tremendos en los países de Asia, otra vez abogó por tasas de interés elevadas”.

 



Se disparan los precios de los alimentos en Brasil
Cada vez más parecido al ‘89

t.gif (862 bytes) Los plazos para el gobierno brasileño se acortan al ritmo de la devaluación del real. La avalancha de rumores que sacudieron ayer al país vecino forzaron al presidente Fernando Henrique Cardoso a abandonar su bunker en dos oportunidades para salir a pedir calma. Buena parte del elenco gobernante debió enfrentar a los periodistas para negar cada una de las versiones que corrieron como reguero de pólvora. La más repetida fue la declaración de moratoria unilateral que resolvería el gobierno durante el fin de semana. También se mencionó que el Poder Ejecutivo presentaría el lunes un nuevo plan económico, que incluiría el canje de los depósitos bancarios por títulos de deuda del Estado a largo plazo. “No hay nada de eso”, enfatizó Cardoso. En cambio, admitió que se subastarán alimentos para morigerar la suba de precios.
“No habrá ningún feriado cambiario y no se está elaborando ningún nuevo plan económico”, remarcó el primer mandatario brasileño. “No soy hombre de hacer confiscaciones, ni de cerrar cuentas (bancarias) de improviso, pues eso sería una traición al pueblo brasileño, al pasado y a los millones de votos que me dieron”, enfatizó, buscando tranquilizar los ánimos. El gobierno se mantiene en su postura de presionar al Congreso para que acelere la sanción de las últimas leyes que dan cuerpo al ajuste fiscal, operar sobre las tasas de interés para desalentar la corrida cambiaria, y confiar en que en algún momento el real encontrará un punto de equilibrio. A partir de entonces, el gobierno estima que los exportadores podrán ganar nuevos mercados, abasteciendo de divisas a la economía.
Sin embargo, el gobierno recibe cada vez más presiones para que busque otra salida. “El mercado está viviendo un día de pánico (por ayer), y el gobierno va a tener que tomar alguna medida durante el fin de semana”, dijo, por ejemplo, el ex director del Banco Central brasileño, Paulo Yokota. Paul Volcker, ex presidente de la reserva federal (banco central estadounidense), sostuvo en una conferencia en Rio de Janeiro que las autoridades “no pueden esperar que la moneda vaya a encontrar su nivel sólo con el juego del mercado, porque eso no va a pasar. La moneda necesita una ayuda”. “El tamaño diminuto de las economías emergentes hace que ellas sufran más por el movimiento de los capitales especulativos, y en ese marco es muy difícil que logren mantener la estabilidad y una moneda fuerte”, advirtió Volcker.
Robert Rubin, secretario del Tesoro estadounidense, también afirmó que “la clave es tener un programa bueno, sólido, y luego implementarlo de manera eficaz, lo que es obviamente un desafío político”. De todos modos, buscó apuntalar las explicaciones del gobierno brasileño, al señalar que “ha hecho muchísimo en materia fiscal”.
Los empresarios también manifestaron su nerviosismo. “La recuperación de la estabilidad monetaria es una cuestión de supervivencia”, graficó el presidente de la Federación de Comercio de Rio de Janeiro, Orlando Diniz. Los precios comenzaron a correr detrás de la devaluación. Los supermercados remarcaron las valores de productos de la canasta básica de alimentos –arroz, pollo, carne y café– en un 21 por ciento en promedio, mientras que en los restaurantes las subas llegan hasta el 50 por ciento. El Ministerio de Desarrollo informó ayer que subastará productos que se encuentran en reserva, y que la primera venta será el 10 de febrero de 200 mil bolsas de café. Cardoso, en tanto, pidió “no comprar en los lugares que aumentan los precios” y denunciarlos ante los organismos oficiales, que utilizarán las herramientas legales de defensa del consumidor.

 

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