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Por Laura Vales y Susana Viau A pesar de que creyó haber cerrado una etapa, Víctor Alderete se enfrenta a dos tormentas: la disconformidad de los grupos descalificados en la licitación de los servicios médicos del PAMI y el paro de 1800 médicos de cabecera anunciado para el lunes. Las redes que quedaron fuera del nuevo sistema se preparan para impugnar, mientras circulan rumores de manejos poco claros en la adjudicación de un negocio que supera los mil millones de dólares anuales. Los médicos, por su parte, sostienen que mantendrán la huelga hasta que la obra social de los jubilados resuelva un atraso en el pago de sus retribuciones y los sume a la mesa de negociación junto a las tres flamantes administradoras de salud. Ayer a las seis de la tarde, ganadores y perdedores se notificaron formalmente de las conclusiones del comité calificador. Con sorpresa, los representantes de AMI una de las gerenciadoras rechazadas advirtieron que en la planilla donde se evaluó su capacidad asistencial todos los ítem habían sido desaprobados. A juicio de la comisión, ninguna zona del país, ni siquiera la Capital, había sido cubierta de modo satisfactorio. Uno de los directivos de AMI comentó: Es increíble, porque el pliego exigía un mínimo de 2000 médicos y nosotros presentamos 2700. Con esa cifra, algún lugar debiera haber estado cubierto. Otro factor de irritación lo constituyó el plazo establecido para presentar impugnaciones. Dado que la notificación se había realizado el viernes a última hora, quisieron saber cuál sería el último día para recurrir, y pidieron que la respuesta constara en el acta. Las autoridades de PAMI se negaron a aclararlo y los remitieron al texto de los pliegos. El enojo creció frente a lo que interpretaron como un trato discriminatorio: los representantes de dos de los grupos seleccionados, Siglo XXI y Argentina Salud, no pudieron notificarse en fecha por no tener sus poderes en condiciones. PAMI resolvió en ese caso que podrían hacerlo el lunes, con lo que se fijaron entonces tiempos distintos para la presentación de impugnaciones. Para los perdedores, el plazo expiraba el lunes o a más tardar el martes, en tanto que para los ganadores se alargaba hasta el miércoles. En todo esto hay una mano negra aseguró uno de los hombres de AMI, que anticipó que no van a retirarse sin pelea. Pero antes de debutar con el nuevo modelo prestacional a Alderete le espera otro dolor de cabeza: el paro por tiempo indeterminado de los médicos de cabecera. Los profesionales temen, a partir de la virtual privatización, perder sus fuentes de trabajo, cobrar menos que hasta ahora y quedar presos de un sistema en el que faltan controles para garantizar que los jubilados reciban la atención que necesiten. Los médicos fueron convocados por las administradoras de salud, que debían cubrir el cupo mínimo exigido por los pliegos para calificar en la licitación. La mayor parte de los 1800 que presta servicios a la obra social contestó el llamado, pero sin saber exactamente cuánto va a cobrar, en qué consisten las nuevas condiciones de trabajo, ni qué va a pasar con los que están en relación de dependencia con el PAMI. Además se preguntan cuál va ser la calidad de la atención brindada por las administradoras, que recibirán 21 pesos mensuales por cada afiliado. Hoy, cuando la cápita está en 23,5, se retacean ciertas prácticas porque los números no dan, explicó Héctor Almada; ¿qué va a pasar cuando sea aún menor?. El presidente de Siglo XXI evidenció que las administradoras tampoco tienen en claro la cuestión. Nosotros estimamos que (21 pesos) no es suficiente. Va a ser una de las peleas para el futuro, dijo Néstor Jaimovich. Un problema no menor que prevén los médicos es que van seguir atendiendo la misma cantidad de pacientes, pero cobrarán por menos. Hasta ahora les pagan según un listado de beneficiarios que es permanente; cada profesional tiene entre 800 y 1200 jubilados a su cargo. Con el nuevo sistema, los jubilados deben optar por una administradora y volver a elegir médico de cabecera. Se presume que no todos harán los dos trámites al mismo tiempo y los jubilados seguirán recurriendo en un principio a sus antiguos médicos. Pero, mientras no revaliden esa decisión frente a la administradora, la consulta no será reconocida ni pagada.
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