ESTA NOCHE, POR LA COPA
CIUDAD DE MAR DEL PLATA Independiente-Racing, segundo round
El
indestructible, dignísimo y rendidor estadio José María Minella de Mar del Plata
–ya estará para el Guinness su record de partidos acumulados en un mes, bajo lluvia
o lo que cayera– verá esta noche cómo Racing e Independiente tratan de ganarse por
primera vez en el año. Esta vez, por la primera fecha de la Copa Ciudad de Mar del Plata.
Ya jugaron, en Mendoza, y empataron en cero en el triangular (mellizo de éste) que
finalmente se llevaron los de Menotti al vencer al tercero en cuestión, Boca, por 2-0. Y
ésa fue la actuación que llenó de esperanzas de un porvenir más benigno a los rojos de
Avellaneda: lo que hicieron esa noche los pibes Amaya y Galván –las figuras
excluyentes– fue de lo mejor que les pasó a los hinchas de Independiente en mucho
tiempo. Ahora, esperando a Cambiasso, todo resulta más amable. Por el lado de Racing, la
suma de técnicos que se codean en el estrecho banquito –Maschio, Costas,
Zapata– no ha podido todavía tapar la marca de Cappa. Por ahora, han repetido los
defectos de siempre atrás, sin las virtudes del medio para delante. Jugadores nuevos no
hay. Así que habrá que mejorar con lo conocido.
Esta noche, Menotti pone a Garnero por Amaya como para que demuestre que el pibe no lo
desbancó, y vuelve Ramírez también, mientras Del Río estará por Carrizo, lesionado.
En Racing, vuelven varios: Latorre –”clausurado” ante Boca–, el
añorado Matute Morales, Estévez y Zanetti. Ojalá salga lindo.
El
indestructible, dignísimo y rendidor estadio José María Minella de Mar del Plata
–ya estará para el Guinness su record de partidos acumulados en un mes, bajo lluvia
o lo que cayera– verá esta noche cómo Racing e Independiente tratan de ganarse por
primera vez en el año. Esta vez, por la primera fecha de la Copa Ciudad de Mar del Plata.
Ya jugaron, en Mendoza, y empataron en cero en el triangular (mellizo de éste) que
finalmente se llevaron los de Menotti al vencer al tercero en cuestión, Boca, por 2-0. Y
ésa fue la actuación que llenó de esperanzas de un porvenir más benigno a los rojos de
Avellaneda: lo que hicieron esa noche los pibes Amaya y Galván –las figuras
excluyentes– fue de lo mejor que les pasó a los hinchas de Independiente en mucho
tiempo. Ahora, esperando a Cambiasso, todo resulta más amable. Por el lado de Racing, la
suma de técnicos que se codean en el estrecho banquito –Maschio, Costas,
Zapata– no ha podido todavía tapar la marca de Cappa. Por ahora, han repetido los
defectos de siempre atrás, sin las virtudes del medio para delante. Jugadores nuevos no
hay. Así que habrá que mejorar con lo conocido.