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Por Fernando DAddario desde Cosquín El estado de ebullición folklórica que se verificó en los últimos años generó otro tipo de efervescencia, que no tiene que ver con las bondades artísticas ni con la emoción espontánea del público, sino con entreverados intereses económicos. Las especulaciones respecto del Premio Consagración que se otorgará mañana a la noche en el escenario Atahualpa Yupanqui están más emparentadas con el lobby que viene haciendo los distintos sellos discográficos, y con las presiones de gente vinculada con el poder real del folklore, que con el humor musical de la plaza Próspero Molina. Los candidatos a llevarse el premio son, más allá de algún tapado que pueda sacar de la galera un trasnochado (y aquí sobran trasnochados): Facundo Toro, Luciano Pereyra, María Itatí, Roxana Carabajal, Los Sacha, Los Amigos y el Dúo Coplanacu (los tres últimos todavía no actuaron). Cada uno de ellos representa a un sello discográfico grande. Toro es la apuesta joven de Universal/Polygram. Pereyra es el caballito de batalla de EMI; Itatí es la nueva esperanza de Warner; Carabajal es defendida por BMG y Los Amigos pertenecen a DBN, el único sello no multinacional que interviene en la pelea. Los Sacha quizás no tienen tanta banca de BMG, pero integran el staff de Norberto Baccón, el Grinbank del folklore. Los representantes de los distintos sellos internaron en los últimos días a la Comisión Municipal de Folklore, con recomendaciones y asesoramiento. Presidida por Alejandro Longo y dividida por una durísima interna radical (que incluye un distanciamiento con el intendente Walter Costanzo, también radical), la comisión es una especie de jurado sacrosanto e incorruptible que designa a los ganadores. Ningún level manager de una multinacional lo admite públicamente, pero en los corrillos coscoínos se admite que los sellos ponen dinero para presionar por sus artistas. Pero no sólo se trata de plata, o al menos no de un modo directo. Las presiones tienen que ver con negocios paralelos, amistades influyentes o arreglos comerciales. Por ejemplo, María Itatí no tuvo una actuación afortunada en la plaza y tampoco se lució al cantar el himno en la jornada inaugural. Pero además de estar fichada por Warner, que recientemente armó el subsello folklórico Aitana, pertenece al staff artístico de Mabel Ongaro. Ella es productora artística y esposa de Julio Mahárbiz. Para entender los vericuetos de poder que se manejan en este tipo de espectáculos, vale este detalle: el año pasado, cuando Cavallero organizó el festival y Mahárbiz se quedó afuera, el programador artístico fue Daniel Nazer. Mahárbiz no se lo perdonó, y este año no fueron contratados ninguno de los artistas que representa: Markama, María Ofelia, Los Carabajal y el Chaqueño Palavecino. Esto genera una situación esquizofrénica, ya que Los Carabajal son una institución y el Chaqueño es, después de Soledad y Los Nocheros, el artista más popular del género. Los Carabajal subieron finalmente al escenario mayor como invitados en el set de Peteco y Cuti y Roberto. Y el Chaqueño actuó anteanoche (ver aparte) gracias a las gestiones emprendidas por DBN, que hizo valer su peso: es el sello que más artistas tiene en Cosquín y, además, ejerce fuerte presión mediática, con programas de TV y radio referidos al folklore. Logró, entonces (algunos dicen que comprando el espacio, pero dentro del sello aseguran que no) que el Chaqueño abriera la jornada de anteanoche, pero no consiguió que fuera número de cierre, una expectativa lógica en virtud de su poder de convocatoria. Además, al músico del chaco salteño le pagaron sólo el 10 por ciento de lo que cobra habitualmente de cachet. Haciendo abstracción de los intereses económicos, es conveniente establecer un ligero perfil de los candidatos a llevarse el Consagración Cosquín 99. Es intención de la Comisión y de Mahárbiz entregar el premio a un grupo o solista joven. Itatí, más allá de su belleza física, no está todavía en condiciones de consagrarse, al menos arriba de un escenariomusical. Toro tiene carisma y arrastra una doble popularidad: la que hereda de su padre Daniel (que se consagró como exponente del denominado folklore romántico pero tiene también numerosas composiciones combativas políticamente) y la que consiguió entre el público adolescente femenino. Su propuesta artística fluctúa entre lo melódico y lo tropical. De folklore tiene el apellido y un cuidado estudio de marketing que lo incluyó en el target de la juventud folklórica junto a Los Tekis, Los Alonsitos, etc. Pereyra es un chico de 17 años con buena voz. Parece más dotado para la música romántica que para el folklore, pero es ahijado artístico de Guarany y llega con el antecedente de haber ganado el consagración en Jesús María. Es probable que aún no tenga pergaminos suficientes para el premio, pero la plaza lo ovacionó el lunes pasado cuando actuó, y a veces la opinión del público tiene cierta importancia. Roxana Carabajal, que cantó sólo tres temas el miércoles, entre ellos una exquisita versión de La tristecita, demostró que pese a su corta experiencia como solista (pertenece a la banda de Peteco) es una artista para tener en cuenta. Los Amigos son riojanos. Obtuvieron el año pasado el premio Consagración de Peñas por su participación en el local de Los Nocheros, y siguen la línea del conjunto salteño. Y el dúo Coplanacu es seguramente el que cuenta con mejores razones artísticas para sustentar la candidatura pero, al mismo tiempo, es el que recibe menos apoyo político. Los Copla son un auténtico fenómeno dentro de lo que se denomina el otro folklore, aunque su música, que se verá en el escenario mayor esta noche, está poblada de clásicos de los Hermanos Abalos, Andrés Chazarreta y los Hermanos Simón, entre otros próceres (además de algunos temas propios), y debería tener aceptación entre el público masivo. Habrá que ver lo que pasa. Lo único seguro es que para la designación final del premio Consagración no todo se trata de folklore. Ni mucho menos.
LO QUE SUCEDE ARRIBA DEL ESCENARIO Por F. D.
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