|
|
|
|
|
|
|
|
|
Por E. F.
--¿Quién es el enemigo?
--Bueno, tantos liberales, empresarios... No tienen mucho que ver con lo que usted profesa. --Y vos de qué vivís.
--... --El desafío no es el empresario sino de qué se va a vivir. Hay que pensar en lo que hay que construir. El enemigo para mí es el hambre, es la desocupación, la ignorancia, todo eso que quedó en nuestros pueblos. Aquí, lo que nosotros tenemos que ver es cómo se conjuga un Estado realmente eficiente, transparente, austero, no corrupto, para tratar de articular los distintos intereses. Si entre esos intereses están los de los empresarios de todas las medidas, tanto el empresario extranjero que hace grandes inversiones y que normalmente no es el que produce más puestos de trabajo pero te ayuda a equilibrar el déficit de la balanza comercial, como el empresario pequeño y mediano, por qué no. Recalco que, a nuestro entender, en la Argentina no se le dio a la pequeña y mediana empresa la importancia que tenía: hay que estimular ese sector. Lo vemos en todos lados. Hoy por hoy, cuando uno viene acá viene a conocer posibles inversores. En la mesa donde yo estaba había dos productores brasileños que trabajan mucho. Y de repente los empresarios argentinos no le cumplieron con el compromiso de mantener el precio de sus productos. Bueno, todo esto demuestra que no hay organismos de regulación importantes. No hay por qué pensar que el Estado tiene que reemplazar al empresario. Lo que hay que articular es una buena acción pública con una buena acción privada, en todos los términos.
--Le hacía esa pregunta porque ni el presidente francés ni el primer ministro vienen acá porque consideran que es "marcarse" mucho. El uno con los gaullistas, y el otro con la izquierda. --Tampoco vino Menem... No podemos nunca pensar ni medir igual al mundo europeo con el mundo americano. Nosotros somos países que estamos construyendo una democracia, es decir instituciones, estamos construyendo economías democráticas, y ojalá democracia en la economía, es un objetivo para adelante. Eso supondría otra forma de distribución de la riqueza. Y eso no lo venimos a discutir acá, eso lo hacemos en nuestro país. Este es el lugar para ver si hay inversiones, cuáles nos convienen y cuáles no. Para hacer una política social no nos convienen los monopolios.
--¿Usted estaría en una suerte de aggiornamiento? Le doy un dato. La semana pasada, el PC francés, que está en el gobierno de Leonel Jospin, aceptó la privatización parcial de las empresas públicas. --Hasta donde yo conozco, no hay un país en Europa que tenga un Estado tan presente como el francés. Son cuestiones de cada país.
--Pero el PC aceptó lo inaceptable. Y usted se pronuncia de alguna manera por un diálogo social con las patronales... --Bueno, todo este encuentro está hecho sobre esa base, y se llama así: la responsabilidad empresarial en las repercusiones de la globalización y lo social. De hecho mi próximo tema es ese. Además, nunca se me ocurriría pensar hoy que algún partido en nuestro país pudiera discutir si se abre o no el capital porque no quedó nada. Esa discusión se acabó. Cuando el radicalismo quedó derrotado no hubo oposición, nosotros --el Frepaso-- salimos de ahí, y Menem, actuando de una manera conservadora, hizo todo. Chau. Qué vamos a discutir. Acá al menos se discute.
--Jospin en Francia, Blair en Inglaterra, Dalema en Italia y Schroeder en Alemania: ¿qué tercera vía? ¿qué nuevo centro elegiría? ¿qué camino le parece el más serio, el más coherente? --Coherente deben ser todos de acuerdo con las realidades de los países. No puede ser coherente porque a mí me guste, no. De cada uno de ellos hay que ver qué nos sirve a nosotros para que sea coherente para nosotros. Ahora, yo envidio profundamente el acuerdo que pudo lograr Dalema de articulación con los sindicatos y los empresarios para ver cómo arreglan la desocupación en el sur de Italia. Con eso se equilibra la balanza italiana con un Norte ya totalmente ocupado y el Sur desocupado. Yo lo envidio porque pudo articular una cosa así. Envidio que haya una organización tal, que haya sindicatos de tal magnitud y un empresariado semejante, más un gobierno con la autoridad moral y política como para sentarse y regular. Para hacer una cosa así en la Argentina va haber que esperar que se construya un sindicato moderno, sobre todo que no dependa del Estado.
--Usted se encontró con la crisis brasileña en Davos, pero ¿con qué forma? --No hubo mesa donde no se hablara. Acá está el empresario puro, sobre todo porque los empresarios están muy interesados en el Mercosur. Cuando miran, ven esas dos grandes puertas que son Argentina y Brasil. Acaso los dos países son confiables, en qué medida el problema de Brasil le pega fuerte a la Argentina. En eso estuvimos todos de acuerdo, el oficialismo y la oposición. Después del efecto tequila consolidó mucho el sistema financiero argentino y, por lo tanto sufrió menos esta crisis. No me manifestaron miedo con respecto de la Argentina. No vieron a empresarios en fuga, ni capitales en peligro. Creo que recién están aprendiendo a distinguir entre Asia y América.
--¿Cómo recibió la carta del presidente Menem? --Mire, es inexacta. Nosotros establecimos con Juan Pablo Cafiero, a través de fotocopias de estadísticas del INDEC sobre los planes Trabajar, financiados por el Banco Mundial, que sólo el 18 por ciento de las hojas a las que tuvimos acceso había recibido el plan Trabajar. El resto... no existían las persona ni los lugares a los que decían pertenecer, eran porteros o las personas nos decían "nunca fuimos citadas". Y quiero aclarar que cuando el Banco Mundial financia eso es deuda, hay que pagarlo. Esto data de octubre del '97. ¿Cómo quiere que no nos preocupemos, ahora que vienen nuevos subsidios, de que eso llegue realmente a la gente... y no vaya a pagar campañas electorales? Tenemos todo el derecho como oposición. Además ya lo dije, no vine a hablar de Menem acá.
|
--Usted viene
acá y se encuentra con muchos enemigos...