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Por Eduardo Febbro
--No era exacta... además, ahora le llaman carta a lo que es un comunicado de prensa. Es un programa de hostigamiento, agraviante, que busca justamente atribuirnos lo que queremos cambiar de su gestión. Venimos a restablecer la verdad y el trabajo para la gente. Además, las declaraciones que hice las formulé en Mar del Plata: los recursos públicos son para todos. No cuestiono la asignación de fondos a nuestro país sino la forma en que se utilizan.
--Acaso sus interlocutores evocaron ese tema de la corrupción en los encuentros que mantuvo aquí en Davos. --No, no me lo han preguntado porque yo hablo de un programa de gobierno basado en la transparencia. No vengo al exterior a denunciar las cosas que tenemos que limpiar en casa.
--No le piden garantías sabiendo que es un candidato fuerte. --Me escuchan cuando expongo mis ideas, las que son de la Alianza y que contribuyen a la previsibilidad de nuestro país y a la confianza en él.
--¿Usted se siente cómodo cuando habla en nombre de la Alianza? --Absolutamente. Siento que soy el candidato a Presidente de toda la Alianza, que representamos un proyecto de cambio, de fuerte base ética y de compromiso social. Estamos más unidos e integrados que nunca contra los deseos de Menem, que esperaba la división.
--En Davos algunos comentaristas decían que la Argentina se apresta a vivir una experiencia semejante a la de países como Francia, Alemania o Italia. Allí ganaron las alianzas, a veces entre sectores opuestos. --Es tiempo de sumar fuerzas.
--¿Y no ve contradicciones, por ejemplo, entre los sectores que anhelan frenar el proceso de privatizaciones? --Lejos de plantearse la estatización, en el gobierno de Alfonsín empezó a formularse la privatización, a la que se opuso entonces el justicialismo. Así que, sin perjuicio de las críticas, de ningún modo planteamos volver atrás y afirmamos la legalidad y la continuidad jurídicas. Lo que sí queremos es un Estado más responsable, adecuado, pequeño pero efectivo y capaz de restablecer los equilibrios perdidos. Hay una gran concentración de los recursos y escaso desarrollo social.
--Usted iría hasta aplicar una solución como la que planteó Jospin en Francia: en la zonas donde el mercado no llega el Estado tiene que poner la mano. --Es un buen concepto. Los alemanes dicen también: "Tanta libertad como sea posible y tanto Estado como sea necesario". Blair plantea la tercera vía para enderezar los equilibrios sociales y combatir el desempleo y el marginamiento, que es el gran mal de este tiempo. Son diversas fórmulas, ideas y propuestas. Nosotros recogemos lo mejor de cada experiencia y formulamos la nuestra, a la que llamo el nuevo camino.
--Tercera vía, nuevo camino, nuevo centro... --Nosotros estamos hablando más bien de nuevo camino, que significa compatibilizar desarrollo económico con desarrollo social. El nuevo camino que defendemos para la Argentina es crear trabajo, para eso defendemos las pymes, defender la competencia en el mercado y una política social activa en la educación, la salud y la lucha contra la pobreza.
--Pero, ¿cómo? Yo le pongo el ejemplo de Jospin, cuando decía vamos a hacer esto y va a costar tanto y lo vamos a pagar con esto: 35 horas semanales de jornada laboral, financiar el empleo con dinero público. Había cifras. --Jospin financia el nuevo empleo con lo que se ahorra de subsidios al desempleo. No hay nuevos recursos sino utilización de los mismos de una manera integradora.
--El hablaba de repartir los frutos del crecimiento. --Desde luego... No hay desarrollo económico sólido sin un desarrollo social efectivo.
--Pero en Francia puso dinero. ¿Usted lo pondría? --Se trata de determinar bien las prioridades. A mí Jospin me explicó que su programa consistía en usar lo que se le pagaba a una persona desempleada para dárselo a la empresa que lo tomara, es decir que el gasto no puede aumentarse más allá de los recursos. Hay que generarlos y éstos vienen de una mayor actividad económica.
--¿Usted llegaría a aplicar en el seno del Mercosur criterios de convergencia como los de la Unión Europea: déficit limitado, inflación baja? --La integración necesita situaciones parejas en los socios. Debemos avanzar en el equilibrio de nuestros países para que sea una integración efectiva, para que sea algo más que una unión aduanera, una suerte de comunidad cada vez más parecida a la europea.
--¿Cómo piensa modificar la política exterior? --Abriéndonos más a Europa y Asia, fomentando el intercambio y el comercio. En el caso de la Unión Europea, pediremos siempre que se eliminen los subsidios agrícolas, que limitan nuestras posibilidades. Una política exterior no puede basarse en el seguidismo, y en eso también hay que contar con el Mercosur. Así se fortalece.
--Justamente, ¿qué se fortaleció en usted con la victoria en la interna de la Alianza? --Fortaleció a la Alianza. Fue una elección limpia que nos ha unido en vez de debilitarnos. Estamos trabajando juntos. OFICIALISMO Y OPOSICION SALIERON EN DEFENSA
DEL MERCOSUR
Por E. F. Ayer fue la jornada de los abrazos cruzados. Fernando de la Rúa y Domingo Cavallo se saludaron como grandes amigos en los pasillos del Foro Económico de Davos. "Espero que tomemos un café", comentó el intendente de Buenos Aires, mientras que el ex ministro de Economía salió al paso diciendo: "me dicen que estoy con Duhalde pero también hablo con De la Rúa". A poco de comenzar la sesión Cooperación Mercosur-Unión Europea, Graciela Fernández Meijide hizo lo mismo en el hotel Derby con el canciller Guido Di Tella, protagonizando un abrazo prolongado que impulsó a Jorge Vázquez, embajador argentino en Ginebra, a citar a Nicanor Parra: "La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas". Los tres representantes argentinos, los dos de la Alianza y el ministro de Relaciones Exteriores, parecían haber cruzado incluso sus discursos, muy parecidos a la hora de defender "el mensaje de todos" --según De la Rúa-- que consistió en decir que se "preserve el Mercosur". Incluso Guido Di Tella puso el acento en el mismo lugar y hasta bajó la presión en torno del tema de la dolarización, un tema que De la Rúa calificó como "irrealista" y Fernández Meijide de "propuesta políticamente inconveniente". Con el caballito de batalla del Mercosur, una de las "únicas puertas de entrada que quedaban en el mundo", según Meijide, la paz reinó en la montaña del liberalismo y hasta hubo coincidencias de fondo a la hora de rescatar el Mercosur como una estructura capaz de contrarrestar, como ocurre con la Unión Europea, la dependencia con los movimientos de capitales. Ese fue el elemento central del diálogo que el jefe de Gobierno de Buenos Aires mantuvo con el vicepresidente de la Unión Europea, Manuel Marín González. La diputada Mejide había calificado de "proyecto estratégico" el Mercosur y González lo consideró en esos términos en su encuentro con De la Rúa al explicar, según resumió, que con "mercados internos fuertes como en Europa, que no depende de afuera, los bloques menores evitan la dependencia y no están tan sometidos al movimiento de capitales". Los responsables que se encontraron en Davos con los líderes de la Alianza no tienen la misma opinión desestabilizadora que el presidente Menem se hace de la oposición. En este contexto, Fernando de la Rúa empezó su segundo día de estadía en Davos con un desayuno de trabajo con el gobernador del Banco de Francia, Jean Claude Trichet, a quien el candidato aliancista le repitió la necesidad de "diferenciar" a la Argentina de Brasil y le garantizó que la oposición mantendría "todas las políticas de estabilidad". Trichet hizo especial hincapié en el juicio que emitió sobre el papel de la oposición, sobre la cual, --dijo el entorno delarruista--, aseguró que lo que "ustedes hacen está bien porque aumenta la confianza del país". "Quiero que mi país quede bien", declaró más tarde De la Rúa en diálogo con la prensa. Más tarde, el candidato presidencial contó que el canciller chileno, José Miguel Insulza, le había manifestado su preocupación por la crisis brasileña porque lo que ocurre allá "perjudica a Chile en la medida en que crea un problema de mercado si ingresan en Argentina productos brasileños". En diálogo con Página/12, Fernández Meijide tampoco ocultó la preocupación que generaba en Davos la crisis brasileña: "Menos en los debates sobre la oveja clonada Dolly, de Brasil se habló en todas partes", señaló. El resto del día se consumió en una intensa jornada de trabajo con numerosos encuentros bilaterales y abrazos por todas partes. Algunos hombres políticos argentinos parecen pensar que la prensa no entiende por qué se llevan a cabo esas reuniones y en vez de explicar y resumir el contenido de las mismas dan cursos prácticos sobre el por qué y el para qué de estas cumbres necesarias. Por algo se debe haber inventado Davos, a dos mil metros de altura y con lo más exquisito del mundo empresarial y financiero.
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