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Una crisis con ese mal sabor que tan bien conocen los argentinos

El dólar subió en Brasil 73 por ciento en menos de tres semanas, remontando los precios del pan, las pastas, la carne, el café. Hay quienes aún creen que el real repuntará y no habrá una inflación desbocada. Pero el miedo al descontrol se respira ya en la calle.

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Por Eduardo Sincofsky
Desde Río de Janeiro


t.gif (862 bytes)  Ni la devaluación, ni las altísimas tasas de interés ni la fuga de divisas llegaron a crear todavía una atmósfera prehiperinflacionaria en Brasil. "La inflación es un animal en extinción. No habrá inflación generalizada sino específica, en algunos sectores de la economía", sostiene ante Página/12 Carlos Reis, presidente de la Bolsa de Valores de Río de Janeiro. Desde el corazón del sector bancario, el vocero de Febraban (Federación de Bancos Brasileños), Adilson Lorente, pronostica en cambio un serio impacto inflacionario por el encarecimiento de los productos importados.

Estos representan entre un 2 y un 4 por ciento de la oferta en los supermercados cariocas, mientras en los shoppings esa cifra trepa al 30 por ciento. Obviamente, la devaluación del real mejora la competitividad de los productos brasileños. En la industria automotriz se prevé un crecimiento del 10 por ciento en las exportaciones, llegando a 5500 millones de dólares en el año. La mitad de ese monto se dirige a los países del Mercosur. En tanto, las concesionarias de autos se encuentran por estos días bajando su margen, con tal de estimular las ventas.

De los productos de consumo masivo, el pan fue uno de los primeros en aumentar -–hasta un 18 por ciento--, al depender en gran medida de la importación de trigo argentino y, en menor volumen, del canadiense. Brasil produce sólo un 20 por ciento del trigo que consume. Estos aumentos también alcanzan a los productos derivados del trigo, como galletitas y pastas. Ayrton Fornari, presidente de Asociación de Supermercados del Estado de Río de Janeiro -–que nuclea a 750 negocios del ramo y el año pasado tuvo un movimiento de 5 mil millones de dólares--, sostiene que se está dando un desajuste exagerado del valor del real, producto de la especulación. "El real se quedará alrededor de 1,40 o 1,50, dentro de 2 o 3 meses --aseguró con optimismo--. Nosotros recibimos las nuevas listas de precios y estamos presionando a los productores y discutiéndolas."

El café aumentó en reales casi un 40 por ciento. Con la subida del dólar, los productores son más competitivos en el mercado internacional, por lo que tratan de vender todo lo posible afuera", afirma Fornari. En su opinión, el abastecimiento de mercaderías está garantizado, y en aquellos productos que tengan grandes alzas apelarán a la población para que deje de consumirlos. "En la carne bovina el productor nuestro se aprovecha de la devaluación del real. Como es un producto que puede ser retenido en el campo, aumenta de precio por la reducción de la oferta. Nosotros apelamos a la población para que consuma menos carne. No hay motivos para que aumente", indicó.

El turismo es otro de los sectores que se ve influido por el derrumbe del real. Según cifras de Embratur, en 1998 Brasil recibió 5,4 millones de personas, mientras que salieron 5,5 millones. ¿A quién perjudicará más la crisis? Alvaro Becerra de Mello, presidente de la ABIH-RJ (Asociación Brasileña de Industrias de Hoteles) y dueño de los hoteles Othon, apuntó que mermó un 10 por ciento el movimiento general. En su opinión el dólar se estabilizará en 1,60 real. "Estoy esperando el turismo argentino -–se entusiasma--. Ya estamos teniendo mucha gente particular, no sólo de agencia de viajes. Creo que habrá un incremento del 10 por ciento desde la Argentina. Es el único mercado rápido, ya que el resto de los turistas viene con paquetes planificados con 6 a 12 meses de antelación. Mucha gente que iría a Cancún, Miami o el Caribe vendrá aquí", asegura. En cambio, para Antonio Castro Neves, consejero de la ABAV (Asociación Brasileña de Agencias de Viajes), es un poco prematuro decir si crecerá el turismo.

Un sector que sufrirá consecuencias inmediatas de la crisis es el de las pymes, que en Brasil son casi 4,5 millones. En conjunto son responsables del 60 por ciento del empleo brasileño. Para Anthony de Christo, director del suplemento Pymes "Por conta propia" de La Gazeta Mercantil, "las pymes tienen un problema anterior a esta crisis, que es la falta de crédito para capital de giro. La perspectiva positiva en una situación de desvalorización del real es la tendencia a incrementar las exportaciones. El comercio va a sufrir porque bajará el consumo".

En el día a día, los brasileños que tienen deudas en dólares por la compra de un auto, que en menos de tres semanas les subieron un 73 por ciento, las están renegociando como pueden. Pasajes aéreos internacionales y paquetes turísticos se cotizan en dólares, con lo que el traslado a precios es automático. Los brasileños que gastaron con tarjeta de crédito en el exterior durante enero están en serios problemas.

La crisis ya se respira en la calle. "Estoy muy decepcionado. Las ventas de diarios bajaron un 10 por ciento. Creo que tendríamos que hacer como la Argentina, que dolarizó la moneda", opina Jorge, un kiosquero carioca. Para Luis, portero de 32 años de un edificio de Copacabana, "habrá inflación. Ya se ve en el pan, el arroz, los frijoles. Si esto continúa así, todo va a subir aún más. Creo que el gobierno no puede controlar la crisis. La tendencia es a que empeore más todavía."

En las últimas encuestas de opinión se empieza a percibir la preocupación de la gente. Según Marcia Cavallari, directora de Ibope Opinión Pública y Política, "la mayoría ya tenía una visión crítica de la situación antes de la devaluación debido al miedo al desempleo. Ahora sienten una inseguridad muy grande".

 


Con el crédito cortado

Por E.S.

--¿Considera que existe un escenario prehiperinflacionario?, --le preguntó Página/12 a Carlos Reis, presidente de la Bolsa de Valores de Río.

--Creo que no hay una inflación generalizada --replicó--. Podrá haber aumentos en el café o el petróleo, pero no en alquileres y demás servicios como en épocas pasadas. El pueblo está más consciente del valor de las cosas.

--¿Cuáles son las diferencias con otras crisis?

--Tenemos una política fiscal ajustada con altas tasas de interés para evitar un escenario inflacionario. Los bancos están siendo muy duros con el país. No están renovando los prestamos. Vinieron ganando mucho dinero y ahora lo retiran. Están cerrados para las empresas brasileñas.

--¿Cómo imagina que estará Brasil en el corto plazo?

--En líneas generales imagino de 3 a 6 meses de escenario recesivo general, con miedo a gastar y un crédito más difícil. Brasil seguirá comprando trigo y petróleo, pero tendrá dificultades para importar lácteos y otros productos agrícolas.

--¿Y la Bolsa?

--La Bolsa tiene siempre una salida. Las empresas exportadoras van a ser más competitivas. Telebras, que llegó a costar 150 dólares en la Bolsa de Nueva York, hoy está a 60. Está baratísima.



Ni hablar de Plan Bónex

Por E.S.

Adilson Lorente, coordinador de Comunicación de Febraban (Federación de Bancos Brasileños), entidad que nuclea a 140 bancos comerciales de los 208 que tiene el sistema financiero, y reúne más del 95 por ciento de los depósitos y operaciones activas del mercado, cree que "en líneas generales las expectativas son de un crecimiento en torno de 1 o 1,5 por ciento. Depende de las reformas y el nivel de la tasa de interés. Seguramente las exportaciones subirán. Lo mas importante es restablecer la confianza".

 

--¿Existe la posibilidad de que el gobierno aplique un Plan Bónex, como en Argentina?

--No. Una de las cosas saludables es tener un sistema financiero sólido, ágil, que fue saneado y socorrido antes de esta turbulencia. Eso inspira confianza. Ahora hay que bajar el gasto público y aumentar los ingresos. Si el gobierno restablece la confianza, bajarán las tasas de interés. Depende de la velocidad de las medidas del Congreso. Como existe una percepción dura del escenario, creo que en el primer trimestre las principales propuestas serán aprobadas.


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