Por Susana Viau
Mohamed Alí
Seineldín decidió retirarse de la lucha personal por una candidatura a la presidencia.
La feligresía que se mueve en su entorno se horrorizó y buscó una opción. Esta llegó
de la mano del Partido Popular Cristiano de la Provincia de Buenos Aires, que tiene
personería jurídica, y dará cobertura a los diversos grupos de embetunados. En
espíritu, el ex coronel dará amparo a la formación política que formalizó su pacto en
Campo de Mayo, el 13 de enero ("en la Fiesta de San Hilario, Obispo y Doctor de la
Iglesia", como se aclara al pie). El acta de compromiso suscripta por los
carapintadas y los tenedores del nombre legal con que funcionará el llamado Frente
Nacional y Popular tiene lo suyo. Pero mucho más curiosa es la oración que la precede y
donde los ex oficiales aprovechan para hacer una suerte de lobby celestial para que el
Señor acoja con benevolencia a sus nuevos socios.La
"Oración" está firmada por Mohamed Alí Seineldín, los ex coroneles Luis
Baraldini y Oscar Vega y el secretario político Eduardo
Izzo. No es habitual que las plegarias lleven firmas, cargos, honores y curriculum de
quienes las formulan. Pero, al parecer, aun en estas cuestiones, cuentas claras conservan
amistades. Tras una breve introducción ("Señor, te damos gracias por tu infinita
misericordia, te pedimos que nos bendigas y bendigas también a nuestros seres
queridos"), los seineldinistas van directamente a los papeles. "Especialmente
--piden-- queremos encomendarte a los distinguidos señores: D. Orlando Sicarelli, D.
Norberto Descarrega. D. Antonio Soldano y D. Nicolás Allegue, quienes desde la estructura
política que representan, han asumido un firme compromiso con la verdad y la justicia,
promoviendo la 'dignidad de la persona' y el 'bien común', bases fundamentales para todo
proyecto noble. Bendice nuestros alimentos, que no falte el pan en la mesa de los pobres y
que nos falte (sic) hambre y sed de justicia a quienes tenemos pan. Amén".
Luego de un sucinto estudio de situación, "los partidos
comprometidos con la Causa Nacional y en la defensa de la justicia social" pasan a
ennumerar los cuatro puntos de acuerdo para la acción y la construcción de una
"Patria Justa, Libre y Soberana". El primero es nuclear en torno del Frente
Nacional y Popular a todos los que se opongan al "modelo liberal de
dependencia"; el segundo, señala que su objetivo es la construcción del
"Modelo Argentino"; el tercero coloca a Seineldín como alma mater del Frente
Nacional y el cuarto anuncia la intención de presentarse a las próximas elecciones
presidenciales de octubre de 1999.
Los compromisarios se juramentan, asimismo, a
tallar en los comicios terrenos bajo el nombre de Partido Popular Cristiano. El acta se
completa con un cuadro que analiza de modo peculiar el "nuevo orden
internacional". Para la flamante plataforma seineldinista, el factor religioso se
basaba antes en la Iglesia Católica Apostólica Romana, reemplazada en este "nuevo
orden" por "el sincretismo religioso y la acción de las sectas". En lo
político, primaba la "soberanía" y en la actualidad se privilegia la
"integración a un Bloque de Naciones". En lo social se apuntaba a la
"justicia social, la reivindicación del hombre y su familia" y las nuevas
tendencias promueven la esclavización de unos y otros. En lo económico, se jerarquizaba
"la independencia", que ha sido desbancada por la globalización. En el plano
militar, las "fuerzas armadas nacionales" empiezan a ser sustituidas por
"fuerzas armadas multinacionales".
De acuerdo al esquema, el "nuevo orden internacional" en que
se encuentra inscripta la nación se apoya en dos pilares: la socialdemocracia (Foro de
San Pablo, Cuba y la Internacional Socialista serían sus referentes), por la izquierda, y
el proyecto neoliberal encarnado en el menemismo, por la derecha. Esa misma distribución
se les adjudica en el papel. Por lo que se ve, nada que quiebre la tradición doctrinaria
carapintada que prevé para sí el 40 por ciento de los votos, en tanto el sesenta por
ciento restante se fraccionaría por partes iguales entre socialdemócratas y liberales.
Lo que ha dejado perplejos a los receptores del material de lanzamiento
es el nombre con que estos grupos ejercitarán su acción política. Porque lo de Frente
Nacional y Popular, dicen, sólo puede surgir de un descuido o de una heterodoxia todavía
desconocida en el caudillo golpista, convencido de que "no hay judíos buenos ni
caballos verdes": por un lado, evoca al ultraderechista Frente Nacional francés; por
otro, al también francés --pero antifascista-- Frente Popular, a cuya cabeza se
encontraba el socialdemócrata --y judío-- León Blum.
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