El Consejo de Seguridad de la ONU apoyó el plan
de autonomía
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La OTAN continuó ayer en Kosovo su plan de paz bajo amenaza que diera resultado en 1995 en el conflicto en Bosnia. Mientras el Consejo Atlántico le daba la facultad al secretario general de la OTAN, Javier Solana, para ordenar sin consultas previas un ataque contra las tropas serbias en Kosovo, el canciller británico Robin Cook obtuvo el sí del líder kosovar Ibrahim Rugova y el ya veremos del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic sobre la oferta del Grupo de Contacto europeo de iniciar conversaciones de paz en Rambouillet, cerca de París, en menos de una semana. El Consejo de Seguridad de la ONU apoyó la decisión de la OTAN pero evitó la referencia al uso de la fuerza por la oposición de Rusia, país con poder de veto y férreo aliado de los serbios. En Kosovo se produjeron combates y atentados que dejaron un muerto y diez heridos en distintas localidades de la provincia, incluyendo su capital Pristina. Milosevic tiene los días contados, dijo ayer Sandy Berger, consejero de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional. Esta es la última oportunidad de encontrar una solución negociada, respaldada por una amenaza de recurrir a la fuerza, dijo Berger, apoyando con la amenaza el entusiasmo de los diplomáticos europeos por la solución ideada: una autonomía especial de Kosovo dentro de Yugoslavia, similar a la que el propio Milosevic suspendió 1991. Muchos funcionarios occidentales incluso hablan de Dayton II, en referencia a la localidad norteamericana donde se firmó la paz para Bosnia, pero por el momento no es más que una expresión de deseos. El presidente yugoslavo ya ha jugado al gato y al ratón con la OTAN del mismo modo en que Saddam Hussein lo hizo en su momento con Estados Unidos. Basta con mirar la orden de acción que la OTAN le dio a su secretario. Se trata de una reactivación de la ACTORD (el nombre con el que se la conoce) ya dada en octubre, cuando a último momento Milosevic aceptó un acuerdo con la OTAN para un alto en fuego en Kosovo. Como el UCK renovó sus ataques, el presidente yugoslavo encontró la excusa perfecta para que las tropas serbias volvieran a reprimir con el método que las hace célebres: las masacres de kosovares acusados de pertenecer al UCK. Las últimas dos de estas acciones, la de Racak (donde murieron 45 personas) y la de Rogovo (24 muertos), reavivaron la voluntad pacifista de la OTAN. Milosevic me ha asegurado que está comprometido con una solución política para Kosovo y que estudiará cuidadosamente las propuestas, y ha prometido dar una respuesta lo antes posible, dijo ayer Robin Cook en Belgrado. No esperaba conseguir un sí en el momento, aclaró el canciller británico, que luego viajó a Skopje, capital de la vecina Macedonia, donde se reunió con el líder kosovar moderado Ibrahim Rugova, con el representante político del UCK, Adem Demaci, y con Rexhep Qosja, jefe de un movimiento independentista de línea dura. De Rugova extrajo un sí, pero de Demaci logró una promesa de respuesta en los próximos días. De hecho, los líderes albaneses están divididos y el UCK, junto a Milosevic, representa la otra pata de este juego de suma cero. En una entrevista que publica hoy el semanario alemán Der Spiegel, uno de los líderes del UCK, identificado como Remi, dice que la guerrilla puede posponer pero no renunciar a sus aspiraciones independentistas. Nosotros aceptaríamos un gobierno de transición durante tres o cinco años, pero pasado ese tiempo, Europa y Estados Unidos deberán garantizar el cumplimiento de la aspiración popular, dijo Remi, quien señaló que tarde o temprano Kosovo será otra Croacia u otra Eslovenia. Para romper la intransigencia de ambos bandos, la OTAN parece dispuesta a concretar sus amenazas. Ya hay 200 aviones de combate en Italia y un portaaviones en el Adriático. El vocero del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano, P.J. Crowley, desmintió ayer lo publicado por The New York Times sobre el envío a Kosovo de un contingente de más de 2000 soldados norteamericanos. Según el diario, los responsables del organismo iban a presentarle mañana la propuesta al presidente Bill Clinton. El problema de estas amenazas es que, si se concretan, quizás no sirvan de mucho. Para Yugoslavia, el castigo sería el bombardeo aéreo contra tropas serbias sin intervención terrestre, algo que muchos analistas califican de inútil citando la situación actual de Estados Unidos con Irak. Y para el UCK ocurriría otro tanto. Como los guerrilleros kosovares no tienen bases fijas, en la OTAN se propuso como forma de atacarlos el corte del suministro de armas provenientes de Albania, país vecino y madre patria del 90 por ciento de los kosovares. Pero esto requeriría el control de la frontera a través de soldados que ninguna potencia occidental está dispuesta a enviar. También se planteó el congelamiento de las cuentas bancarias para la recolección de fondos de la guerrilla. Sin embargo, según servicios de inteligencia occidentales, las mafias albanesas en Europa y Estados Unidos podrán seguir colaborando con la financiación del UCK. EE.UU. LANZO 17 MISILES EN DEFENSA
PROPIA
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