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Por Christoph Pauly y Peter Bolke --Mr. Soros, usted hizo un montón de dinero en los mercados financieros internacionales, y ahora usted dice que estos mercados deben ser controlados porque el sistema capitalista está en peligro. ¿Quiere usted asustarnos? --No. Yo pienso que deberían tener miedo, pero no por causa mía. Lo que pasó debería asustarlos. --¿Usted quiere decir las turbulencias en los mercados? --Verdaderamente hemos asistido a un enorme derrumbe en la periferia del sistema capitalista mundial. Su enormidad y furia asustan, aunque hasta ahora el núcleo del sistema apenas fue tocado. --¿El núcleo está allí donde se encuentra el dinero? --Exacto. Y en la periferia el dinero se necesita. Usted debe imaginarse el sistema capitalista internacional como un sistema circulatorio gigante; las instituciones en el núcleo succionan, absorben el capital y vuelven a escupirlo, lo reparten. --¿Y la circulación se daña? --Sí. Estuvimos muy, muy cerca de la fundición del núcleo del sistema financiero internacional, de todo el sistema bancario. Fue terrorífico. Los rusos quedaron sin posibilidad de pago y el Hodge-Fonds Long-Term Capital Management casi se hundió. Si el Banco Central de Nueva York no hubiese intervenido, se habrían producido situaciones de riesgo de créditos para los cuales nadie estaba preparado. --¿Todavía falta lo peor, como usted escribe en su nuevo libro? --Después de que el Banco Americano reaccionó tan rápidamente con la baja de la tasa de interés, no veo por el momento causa de pánico en los mercados desarrollados, pero naturalmente el daño hecho tendrá consecuencias. --¿La situación sigue siendo peligrosa? --Sí, aún acechan peligros. Pienso en casos problemáticos como Brasil y China, tampoco el peligro de una derivación en los Estados Unidos ha pasado. Esto podría llevar a una reducción de las importaciones, y entonces tendríamos nuevos problemas. --Entonces, ¿qué es lo que no está bien en el sistema capitalista? ¿Cómo puede producirse una "fundición del núcleo"? --Según mi punto de vista, el sistema está construido sobre una suposición falsa. Se da por sobreentendido que los mercados ya van a corregir sus excesos si se los deja hacerlo. Esto es falso. Los mercados financieros son por naturaleza inestables. Según nuestras experiencias hemos creados instituciones que deben impedir los excesos: éstos son los bancos centrales, cuya tarea es conservar la estabilidad y vigilar el sistema bancario; pero no tenemos instituciones financieras internacionales que puedan hacerse cargo de todo el sistema financiero internacional. --¿Cómo pueden entonces ser controlados los mercados en una economía globalizada si no existe una sociedad globalizada? --Esta es una gran pregunta. Se podría controlar la corriente de capital internacional del mismo modo que en los diferentes estados los bancos centrales controlan la provisión de dinero. --Pero no hay un Banco Central Mundial. --Si un Sistema de Garantía de Créditos fuese institucionalizado, podría finalmente convertirse en algo así como un Banco Central Internacional. Podría garantizar créditos hasta cierto límite, más allá de este límite sería un llamado de atención para los acreedores. Si dieran demasiados créditos y éstos no fuesen pagados, tendrían que ayudarse a sí mismos. Sería un sistema de "Palo y zanahoria". --¿Ve usted posibilidades para un sistema como ése? --Esto debería ensayarse. Más tarde podría ser institucionalizado. --¿Quizá la situación aún no es suficientemente grave? --Este es precisamente el punto. Los países centrales del sistema capitalista aún no están suficientemente afectados como para preocuparse por los hechos en la periferia. Sin embargo, si nos deslizamos a una depresión mundial dentro de un año o dos, las ideas sobre las que hablamos podrían muy bien tener una oportunidad. --¿Según su opinión existe una amenaza de depresión mundial? --Yo espero un debilitamiento económico, si esto puede ser llamado depresión, no lo sé. Pero una tercera parte de la economía mundial, incluyendo Japón, se encuentra ya en medio de una depresión. --¿Piensa usted que los nuevos gobiernos de orientación de izquierda en Europa van a apoyar un cambio en el ordenamiento económico mundial? --Sí. Después del cambio de gobierno en Alemania, casi todos los países de la Unión Europea son del centro hacia la izquierda. Me parecen más abiertos a pensamientos sobre la revitalización de la economía mundial. Estoy pensando en el ministro de Economía alemán que insiste en la baja de intereses. --¿Esto significa que usted especula contra el marco alemán? --Esto todavía no quiero comentarlo. --Usted critica el sistema capitalista a pesar de ser usted mismo una criatura del mercado. Se le reprocha ser corresponsable de los problemas en Rusia o en los países asiáticos. --Hago una diferenciación entre mi papel como participante de los mercados y mis preocupaciones como ser humano. Como participante de los mercados no puedo cambiar los hechos; como ciudadano estoy muy preocupado por la inestabilidad de los mercados financieros y apoyo la creación de nuevas reglas de juego. --¿Pero no lo mortifica un sentimiento de culpabilidad cuando tiene ganancias mientras países enteros se arruinan? --No, no tengo ningún sentimiento de culpa. --¿Ningún remordimiento? --Nada de mala conciencia pues me atengo a las reglas. Pero me preocupo por los resultados negativos. Por esto pienso que las reglas de juego deben ser cambiadas. Si se cree que algo en el sistema está errado, hay que cambiar el sistema. Si abandono la especulación, hay muchos otros en mi lugar. Tailandia habría devaluado el baht aunque yo no hubiera nacido. Todos debemos separar si procedemos como competidores o como ciudadanos y seres humanos. Como competidor, sólo se deben tener en cuenta los propios intereses y no se puede pensar en las consecuencias. Como ciudadano uno se preocupa por el sistema y debe dejarse influir por el bienestar común y no por sus intereses personales. --La mayoría de los inversores sólo tienen la ganancia en la mira y que el diablo se lleve lo demás. --Yo también. --Usted acaba de decir algo diferente. --Cuando compro y vendo acciones, se trata solamente de si yo gano o pierdo. Sólo pienso en riesgo y chance. --Y el ciudadano dentro suyo piensa en la responsabilidad social. --Sí, pero los mercados son amorales. Allí no cuentan las reflexiones morales. En teoría, una sola persona no puede influir en el resultado del mercado, en la realidad yo me he convertido en una especie de figura pública, y es por esto que puedo influir en el mercado, no tanto por mis actos como por mis eventuales comentarios. --¿Esta es una reflexión citada por usted? --Sí, mi posición es extremadamente difícil. Ello limita mi posibilidad de participar como uno más con el management de nuestro Fondo. Pero yo tengo sumo cuidado en formular cualquier tipo de declaraciones que pudieran influir el mercado. Yo trato de no utilizar mi status como figura pública para conseguir ganancias personales. --¿No fue usted culpable en parte del colapso en Rusia? --Yo propuse una reducción en el tipo cambiario y un Fondo de Garantía con 15 mil millones de dólares y una devaluación del rublo para que esta construcción funcionara. El rublo estaba entre un 20 y un 25 por ciento sobrevaluado; entonces sacaron parte de mi propuesta de contexto y todos dijeron: "Soros recomendó una devaluación"; y en consecuencia fui culpado por haber sacado provecho de la devaluación. --¿Usted perdió mucho dinero en Rusia? --Sí. --Stanley Fisher, director del Fondo Internacional Monetario, opinó que el FMI hubiera tenido la situación en Rusia bajo control si no hubiera habido un George Soros. --Desgraciadamente esto no es cierto. Yo mismo estaba poniendo en marcha una solución que hubiera salvado a Rusia, pero no había nadie entre los responsables dispuesto a apoyar los planes de ninguna manera. --Entonces, ¿quién tiene la culpa de la quiebra rusa? --Yo pienso que la culpa está más cerca del gobierno alemán que de los americanos. Los americanos estaban muy interesados en hacer algo, pero de Alemania, quizá por las elecciones, no vino ninguna respuesta. --¿Ve usted algún atisbo de esperanza para Rusia? --La situación debe empeorar aún más, antes de mejorar, si es que mejora. --El año pasado su Fondo especuló contra el ringgit de Malasia y el bath tailandés. ¿Se da cuenta usted de que es el enemigo público nº 1 para mucha gente asiática? --Sí y lo soy seguramente para el premier de Malasia Mahathir, pero este reproche tiene una orientación equivocada. Seis meses antes de la crisis nos habíamos comprometido en bath y en ringgit. No vendimos estas monedas en el aire, es decir sin poseerlas y por esto no pudimos haber causado el ataque a estas monedas. De hecho compramos en el medio de la crisis ringgit, mucho antes de tiempo como averiguamos muy pronto. Temíamos que Mahathir hiciera lo que finalmente hizo: cerrar el mercado. --¿No hubiese sido más decente señalar los peligros para las monedas asiáticas en lugar de especular contra ellas? --Vea usted, si fuésemos un Instituto de Investigaciones lo hubiese hecho, pero resulta que somos un Fondo de Inversión, y no nos incumbe dar explicaciones, sino colocar nuestro dinero donde nuestra convicción lo decida. --Los gobiernos asiáticos se defendieron comprando sus propias divisas, pero se quedaron sin dinero. --Sí, porque los datos fundamentales estaban en su contra. Yo siempre advierto sobre el peligro de la inestabilidad y debilidad de los mercados financieros mundiales. Ultimamente hablo, pues me preocupa el futuro. --Evidentemente usted está decepcionado por el sistema capitalista, ¿está en busca de nuevos caminos para la economía mundial? --No. El sistema capitalista debería sobrevivir. Yo mismo soy un capitalista y también creo que los mercados libres y la propiedad privada son indispensables para una sociedad abierta. De ninguna manera mi crítica me convierte en un enemigo del capitalismo y seguramente tampoco en partidario del socialismo: pero así como funciona actualmente el sistema no funciona bien, los mercados financieros necesitan vigilancia y control. De esto quiero convencer a todo el mundo. --No sólo eso. Usted también se queja de que valores tradicionales han desaparecido de la sociedad. --Sí. Es generalmente aceptado como un hecho que las personas saben lo que quieren. Esto no es cierto. En nuestra sociedad las transacciones reemplazaron a las relaciones. Las personas se ven frente a muchas posibilidades y a menudo están muy desconcertadas. El dinero no es visto como medio para un fin, sino que se convirtió en sí mismo, en un objetivo. A pesar de esto pienso que los mercados ofrecen un mecanismo que puede satisfacer las necesidades individuales del mejor modo. Sin embargo, hay necesidades sociales y colectivas que no pueden encontrar su expresión en los mercados, pero tenemos un mecanismo que sirve al bienestar común: éste no existe en la economía global. --¿Entonces qué se hace? --Las personas confían hoy demasiado en una política del "laisser faire" (dejar hacer): estoy hablando del fundamentalismo de mercado. Las intervenciones políticas en los mercados libres son rechazadas, ésta es mi mayor preocupación. Aunque yo me atengo a las reglas de juego, apoyo que estas reglas sean cambiadas. --No hay absolutamente ningún control para fondos de inversión como los suyos. ¿Allí usted puede hacer lo que quiera? --No. Allí también hay reglas y las seguimos. Después de las últimas turbulencias, según mi opinión, van a tener que agregarse aún más reglas. --¿Acaso las empresas de fondos deben ser tratadas como los bancos? --Los controles sólo pueden ejercerse sobre los bancos porque todos los negocios pasan por los bancos, y a éstos se los controla. --¿Entonces los buenos tiempos para los fondos comunes han pasado? --Y bueno, para algunos. --¿Habla usted ahora como hombre de negocios o como ciudadano moralista? --Hablo como ciudadano. Hablo sobre lo que los mercados financieros necesitan, y esto es casualmente una desventaja para mí. Pero yo solamente practico lo que predico. --Interesante que usted utilice la palabra "predicar". --Me temo que yo podría ser un idealista. --Un idealista desilusionado. --No estoy verdaderamente desilusionado. Creo que es mejor vivir con ideales. Cuando usted lucha por una idea, también es correcto luchar en una lucha perdida. Cuando usted participa de los mercados es diferente. Usted lucha para ganar. Al lado del mundo moral está el amoral, y éste se ha vuelto demasiado importante en nuestra vida. --¿Podría usted sencillamente abandonar el mundo amoral y vivir solamente como filántropo y predicador de los antiguos valores? --Ya en 1989 entregué la administración del Fondo a mi equipo. Prácticamente he abandonado el mercado. --Usted ha puesto dinero en fundaciones. ¿Está satisfecho de los resultados? --Después del colapso del comunismo, establecí algunas fundaciones en los países del Este. En todas partes encontré gente en quienes confié, y a quienes encargué de establecer las graduaciones para la utilización del dinero. Fue la respuesta para un cambio revolucionario. Pero eso fue hace 10 años y los países van en diversas direcciones. Algunos se unen más a Europa Occidental; otros se hunden en el caos. --A causa de las experiencias en Rusia, el capitalismo ha perdido para muchos su atractivo. --Sí. Después del colapso de un régimen totalitario, se desarrolló en Rusia una grotesca parodia de capitalismo en lugar de una sociedad abierta. Esto fue una desilusión así como fue la respuesta de las sociedades abiertas de Occidente. Estas piensan ante todo en su propio bienestar y les interesa bien poco qué es lo que le sucede a la gente al otro lado de sus fronteras. El Banco de Inglaterra fue la víctima más prominente del húngaro por nacimiento George Soros: sus fondos colocaron en 1992 10 mil millones de dólares contra la libra inglesa, que él consideraba sobrevaluada. La libra fue devaluada y Soros ganó 1000 millones de dólares. Desde entonces Soros es considerado el prototipo del especulador. En agosto de este año pidió una unificación del rublo al dólar, así como una devaluación entre un 15 y un 20 por ciento. En respuesta, fue acusado de ser el responsable de buena parte del desastre ruso. También tuvo que aceptar furiosas críticas del primer ministro de Malasia, Mahathir, que ve en él al detonador de la crisis financiera en Asia. Soros, 68 años, cuya fortuna personal se calcula en 5 mil millones de dólares, puso más de mil millones de dólares en fundaciones que sobre todo, también apoyan una democratización en Europa central y del Este. En su nuevo libro Soros apela por estrictos controles de los mercados financieros.
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