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SERBIA VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS A PESAR DE LA OTAN
Torturas con o sin ultimátum

desde Pristina (Kosovo)

t.gif (862 bytes) La OTAN sigue con la cuenta regresiva suspendida para intervenir militarmente en la provincia serbia de Kosovo. Entretanto, las autoridades de Belgrado han lanzado una campaña de arrestos contra los activistas políticos albaneses étnicos, mientras debaten un ultimátum occidental que les invita a asistir a una conferencia internacional donde se debatirá cómo concederle a Kosovo una "autonomía sustancial". Muchas víctimas kosovares son torturadas, con el fin de extraer confesiones, durante el período de cuatro días en que la policía puede retener a los detenidos antes de entregarlos a un magistrado.

"Son habituales las torturas con picanas, o la asfixia de las víctimas con bolsas de plástico", dijo un funcionario de las Naciones Unidas con base en Pristina, capital provincial de Kosovo. Las cifras de los arrestados resultan difíciles de fijar, porque las detenciones muchas veces son en plena calle. Pero la policía retiene a unos 1200 detenidos sin juicio, de acuerdo con el Consejo para la Defensa de los Derechos Humanos y de la Libertad, un grupo albano-kosovar con base en Pristina.

La nueva ola de detenciones demuestra que el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic no se sintió obligado a nada por su promesa de octubre de interrumpir la persecución de personas "por crímenes relacionados con el conflicto de Kosovo". Pero no ha atraído con ello la crítica occidental. "La comunidad internacional sólo está interesada en intervenir militarmente o en continuar el diálogo político, no en los derechos humanos", dijo un funcionario occidental en Pristina.

Una de las tantas víctimas fue Cen Dugolli, de 32 años, un funcionario de la Liga Democrática de Kosovo. Las fotografías de su cadáver lo muestran cubierto de golpes. El abogado de Dugolli, Destan Rukiqi, uno de los mejores abogados de derechos humanos de Kosovo, fue también arrestado y torturado, según informó ayer domingo. El abogado dijo que el tribunal local le negó repetidamente acceso al expediente de Dugolli. Finalmente, le entregaron los documentos, pero le prohibieron tomar apuntes. Cuando empezó a gritarle a la jueza "Usted se está comportando como una policía y no como una jurista", ella lo hizo retirarse. Fue juzgado y condenado a 60 días de prisión, donde fue torturado, porque lo acusaron de intentar convertir a los otros presos a la causa del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK). Sus riñones fallaron; consiguió una diálisis en un hospital de Belgrado sólo gracias a la intervención de la Cruz Roja Internacional y a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. El suyo es uno de muchos juicios iniciados a sospechosos de mantener vínculos con el UCK, a pesar de que Milosevic se comprometió a discontinuar la persecución política.

 

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