Página/12
en Suiza
Por Eduardo Febbro
Desde Davos
Dos
personalidades de primer orden de la política y las finanzas internacionales ofrecieron
un paradójico espectáculo durante la anteúltima jornada del Foro Económico de Davos.
El financista norteamericano Georges Soros, gerente del famoso Quantun Fund, y el
canciller alemán Gerhard Schröder, ex marxista convertido a la socialdemocracia y
ferviente defensor de la economía de mercado, dispararon balas de grueso calibre contra
el sistema económico mundial. El más sorprendente fue Soros, quien además consideró
que el real está excesivamente devaluado después de su previa
sobrevaluación.
La leyenda viva de las finanzas especulativas participó en un debate sobre la
Economía Casino, donde reiteró las críticas contra el FMI y el grupo de los
siete países más industrializados que figura en su último libro, al tiempo que pidió
un muro de plata para salvar la estabilidad de Brasil. Soros eligió
precisamente como ángulo de ataque el ejemplo de la crisis brasileña, a la que
consideró como la más anunciada de la historia.
Para el especulador, la sacudida brasileña demuestra que los mecanismos internacionales
creados para salvar las economías en peligro carecen de completa utilidad.
Todo lo que no debía hacerse se hizo en Brasil, y pese a que se sabía lo que iba a
pasar, ocurrió, recalcó antes de insistir en la necesidad de que el G7 y el FMI le
abran a Brasil una línea de crédito preventiva con tasas mucho más
inferiores. Soros calculó que con tasas de interés al 9 por ciento y no a 35
o 38 como ahora, la confianza volvería inmediatamente y todos los problemas políticos de
Brasil quedarían resueltos.
Casi con el mismo tono alarmista que recorre su libro el maestro de las bolsas afirmó que
había llegado el momento de actuar. Ahora o nunca. Pidiendo un muro de
plata para que Brasil no se derrumbe Soros arguyó que el juego del sube y baja de
las tasas de intereses era mortal y con efectos desastrosos. Con todo, el análisis que
expuso le restó validez a la idea de que Brasil imitara el modelo que instauró Cavallo
en la Argentina. Soros dijo que ese sistema es posible a largo plazo pero que
las condiciones actuales no lo permiten.
Con todo, el mejor jugador en el casino mundial consideró que el impacto del terremoto de
Brasil en los mercados financieros es ahora limitado. Su optimismo llegó
incluso a darle a Brasil una buena nota ya que para Soros Brasil representa un low risk
frente al país que puso a la cabeza de los peligrosos, Rusia, al que calificó con un
high risk.
A Schröder le tocó el turno siguiente. Como lo había hecho el ministro alemán de
Finanzas, Oskar Lafontaine, cuando pidió que los mercados entren en un nuevo
camino, el canciller alemán fue más resuelto al exigirle a los mercados la
construcción de una nueva arquitectura internacional. Schröder dijo que los
capitales especulativos en los mercados nacionales e internacionales conducían a
economías enteras hacia la edad de la ruina y creaban una peligrosa
inestabilidad. Curiosa vuelta de la historia, el responsable político alemán
anunció que tal vez volvería a instalar sus oficinas en los locales de la ex Alemania
del Este. Como la nueva cancillería recién se terminará de construir en el año 2000,
Schröder utilizará una vieja dependencia gubernamental de Berlín Este.
Está creando desconfianza
Domingo Cavallo cuestionó ayer las sugerencias de Carlos Menem para
Brasil. Desde Davos, adonde se desarrolla el Foro Económico Mundial, pidió que no
vuelva a descolgarse ni con la idea de la dolarización, ni con el Plan Bonex,
porque está creando una tremenda desconfianza entre los ahorristas
brasileños. El ex ministro aseguró que es antipatriótico, es criminal
seguir diciendo que habrá esto o aquello, enfatizó, en referencia a las propuestas
de Menem. Por su parte, el número dos del FMI, Stanley Fischer, sostuvo ayer que
Argentina no necesita
limitar el movimiento de capitales porque tiene un sistema
financiero muy sólido. |
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