Por Mónica Flores Correa
Desde Nueva YorkPágina12
en EE. UU.
En
una sesión privada y filmada que duró aproximadamente seis horas y que tuvo como
escenario la suite presidencial del hotel Mayflower de Washington, los fiscales en el
juicio de destitución del presidente norteamericano, Bill Clinton, e integrantes del
equipo legal de la Casa Blanca interrogaron ayer bajo juramento a Monica Lewinsky. Ella
fue la primera de una lista de tres testigos que el Senado decidió convocar la semana
pasada, fundamentalmente por iniciativa de los republicanos. Mientras la ex becaria y
protagonista del Sexgate prestaba declaración, David Kendall, el abogado que lidera la
defensa de Clinton, anunció que había demandado judicialmente a Kenneth Starr, el fiscal
independiente que investigó la relación del presidente con la joven. La acusación:
haber violado la confidencialidad con una historia que la oficina de Starr habría
filtrado al New York Times y que fue publicada el fin de semana. Vernon
Jordan, asesor y confidente de Clinton, será interrogado hoy por los fiscales y la
defensa. Mañana le tocará el turno a Sidney Blumenthal, asesor de la Casa Blanca.
Fueron los fiscales, tres de los trece legisladores conservadores que actúan en el rol de
acusadores, quienes principalmente interrogaron a Lewinsky. La Casa Blanca, representada
por Kendall y las abogadas CherylMills y Nicole Selgman, se limitó a hacer unas pocas
preguntas. Nuestra participación fue breve, dijo un allegado a la defensa.
Los defensores habían argumentado que en más de 20 declaraciones ante el grand jury, el
FBI y los investigadores de Starr, Lewinsky había dicho siempre que nadie le pidió que
mintiese y que ninguna persona le ofreció un trabajo a cambio de que ocultase el affaire.
El testimonio de Lewinsky fue filmado en videotape y deberá ser visto por los senadores
antes del jueves, día en que se reiniciará formalmente el proceso. En la indagatoria
estuvieron presentes sólo dos senadores, uno por cada partido. Eventualmente, el Senado
podría decidir que Lewinsky sea llamada a declarar en vivo, ante el juez
William Rehnquist y los congresistas.
Aunque al cierre de esta nota todavía no había trascendido el contenido del cuestionario
y las respuestas dadas, los fiscales habían dicho repetidamente que el énfasis de su
interrogatorio estaría puesto en la declaración escrita de Lewinsky en el caso de Paula
Jones, la mujer que demandó a Clinton por acoso sexual. También adelantaron que
preguntarían acerca de la búsqueda de empleo de la ex becaria en la época previa a esa
declaración y sobre los regalos que recibiera del presidente. La indagación en estos
temas apuntaría a subrayar que Clinton cometió perjurio al declarar ante el grand jury
sobre la naturaleza de la relación con Lewinsky. Y en especial, permitiría confirmar que
Clinton habría incurrido en obstrucción de justicia, la segunda acusación del
impeachment. No habría preguntas, dijeron los fiscales, sobre las alternativas sexuales
de la relación.
Vernon Jordan ayudó a Lewinsky a conseguir un trabajo en Revlon, la empresa de
cosméticos. Según la Cámara de Representantes, la Casa Blanca estuvo detrás de este
logro laboral para sobornar a Lewinsky a fin de que hiciera una declaración distorsionada
de su relación con Clinton en el caso Jones. Asimismo, Betty Currie, la secretaria
privada de Clinton, retiró unos regalos presidenciales del departamento de Lewinsky para
que Starr no los pidiese como prueba en su investigación. En ambas circunstancias,
señalan los fiscales, Clinton habría bloqueado el accionar de la Justicia.
Antes de entrar a interrogar a la ex becaria, Kendall abrió otro frente de combate
informando que había iniciado una acción legal contra el fiscal Starr por presunta
violación de la confidencialidad de lo actuado ante el Grand Jury. Según la nota
publicada en el New York Times, origen de esta última discordia, Starr estaría evaluando
la posibilidad de procesar a Clinton antes de que concluya su mandato en enero del 2001.
De acuerdo con el matutino, la fuentes de esta información, cuya médula plantea una
serie de interrogantes desde el punto de vista constitucional, fueron allegados a la
oficina de Starr.
Pero ayer, Charles Bakaly, vocero de la oficina de Starr, negó en un programa televisivo
que la fuente de ese artículo hubiese sido el despacho del fiscal independiente. No
tenemos ningún interés en interponernos con los asuntos del Senado, dijo. Por su
parte, Starr dijo que era prematuro hacer comentarios sobre esto. Hay un proceso que
debe seguir adelante y es el del Senado estadounidense.
Durante el fin de semana, senadores de ambos partidos indicaron en varios programas
políticos televisivos que estaban dispuestos a hacer un arreglo bipartidario que
posibilite concluir con el juicio: Clinton se mantiene en su cargo, pero también se dejan
bien claras las faltas que cometió. Al contar los republicanos con una superioridad
numérica de sólo diez votos 55 a 45 de los demócratas, se vuelve cada vez
más remota la probabilidad de que puedan reunir los 67 votos necesarios para la
destitución.
|