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A VEINTE AÑOS DE LA TRAGICA MUERTE DE SID VICIOUS, POR UNA SOBREDOSIS
Vivir muy rápido, y morir muy joven

El 2 de febrero de 1979 un pico de heroína se llevó, a los 21 años, al bajista de Sex Pistols, la banda punk más famosa de la historia.

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Por Esteban Pintos

t.gif (862 bytes)  Sid Vicious no tenía talento musical ni un rostro bonito. Ni siquiera grabó las canciones quena23fo01.jpg (12141 bytes) la banda que integró fugazmente, The Sex Pistols, inscribió –como uno de los más grandes quiebres– en la música pop del siglo XX. No grabó una sola canción propia. Las biografías no se ponen de acuerdo ni siquiera sobre su verdadero nombre: John Beverley, Simon Ritchie (el más señalado) o “John Simon”. Sí se sabe que nació en Londres en 1957, un 10 de mayo. Pocos datos más saltan a la vista. Aún así, es (debe ser) considerado un gigantesco icono de la cultura rock: vivió rápido y murió, muy joven, a los 21 años. Hace 20 años, el 2 de febrero de 1979, por una sobredosis de heroína.
Nadie que tenga una vaga idea del desarrollo de los acontecimientos en la vorágine de personajes, hechos, estadísticas o calamidades del rock and roll a lo largo de la segunda mitad de este siglo puede dejar de saberlo. Sid Vicious fue al alarido punk de mediados de los ‘70 lo que el Che Guevara a la lucha revolucionaria latinoamericana. Icono instantáneo, modelo de “actitud”, leyenda mentada en cada conversación sobre la cuestión, carne de remera. El mundo sabe del punk porque existió Sid Vicious y, un poquito más allá, los Sex Pistols. Después, claro, The Clash, Siouxsie, Ramones, Iggy Pop y los demás.
Sid supo desde pequeño cómo era eso de los excesos. Su madre, Anne, fue una conocida heroinómana en el ambiente musical inglés de fines de los sesenta. Se cuenta que con ella se inició en los placeres de la droga: fue quien le compró una buena cantidad de heroína cuando lo liberaron bajo fianza –acusado de haber asesinado a su novia Nancy Spungen en el Chelsea Hotel–, un día antes de morir. También de preadolescente le cayeron bien esos tipos que hacían del reviente y la provocación su marca artística: David Bowie, Marc Bolan (de T-Rex) y los reyes del floreciente glam rock de aquellos años. Solía vestirse como ellos, o por lo menos eso intentaba. En 1975, en la secundaria estatal donde concurría sin saber muy bien para qué, conoció a uno como él. El muchacho que ya tenía los dientes a punto de explotar se llamaba John Lydon. Fue él quien lo bautizó Sid, simplemente porque se parecía a un hamster que él tenía y que una vez había mordido a su madre. A partir de ese momento no se separaron más. Se la pasaban pidiendo monedas para la rockola que había en una tienda de ropa anti-fashion propiedad de Malcom McLaren, y que mutaba de nombre tan rápidamente como se le ocurría a su dueño. McLaren tenía una reputación en cierto ambiente de drogadictos y rockeros pesados de Londres, y se había embarcado en la aventura de manejar la carrera de los New York Dolls, una banda a la que siempre se cita como influencia prepunk.
na23fo02.jpg (9566 bytes)Era “Sex” el nombre de la tienda al momento de ocurrírsele a McLaren armar un grupo, tal como hace unos años a alguien se le ocurrió formar los Backstreet Boys (salvando las distancias, claro): juntar cuatro pibes con buena imagen, caradurismo y ganas de ganar dinero. Así pensó a los Sex Pistols, formados en un principio por uno de los empleados del negocio, Glen Matlock, dos amigos de éste (Paul Cook y Steve Jones), y el forajido John Lydon, desde ahí y para siempre Johnny Rotten. Y con Johnny venía Sid. Que, entre otras cosas, ¡inventó el pogo! en aquellos primeros, escandalosos e inescuchables recitales de los Sex Pistols. La segunda semilla de maldad en la historia del rock and roll estaba puesta.
La aparición de los Sex Pistols en la sociedad británica de los setenta fue subversiva, de verdad. Manejados hábilmente por McLaren, los chicos malos hicieron todo lo posible para asustar, provocar y, tal como quería su mentor, sumar ceros en la cuenta bancaria. Putearon todo lo que los dejaron en una entrevista televisiva, compusieron canciones que proclamaban “soy el Anticristo”, “quiero ser anarquía” y “no sé lo que quiero, pero sé cómo conseguirlo”, cruzaron un alfiler de gancho en los labios de la reina para un afiche y fueron expulsados en tiempo record devarias compañías discográficas. Hasta que una, Virgin Records, se animó y publicó uno de los discos capitales de la historia del rock: Nevermind the Bollocks Here’s the Sex Pistols, con himnos como “Anarquía en el Reino Unido”, “Dios salve a la reina” o “Vacaciones en el sol”.
Sid ya formaba parte de la banda, porque Matlock se había alejado. La última gira, por Estados Unidos, terminó con todo: el 14 de enero de 1978, en San Francisco. Después de los Pistols, quiso seguir con su “carrera” y formó una banda llamada The Vicious White Kids y luego The Idols. Paralelamente apareció su único disco, en vivo y pésimo, titulado Sid Sings, con su famosa versión de “A mi manera”. Ya estaba embarcado en un tour de drogas, alcohol y peleas con su novia, retratado por Alex Cox en Sid y Nancy. El final de la carrera de ambos, comenzó un par de meses después del final de los Pistols.
El 12 de octubre, Sid despertó en la habitación sin Nancy a su lado. La encontró en el baño, apuñalada con un cuchillo de caza que ella le había regalado un día antes. El no se acordaba nada de la noche anterior, pero terminó declarándose culpable de homicidio. Nunca quedó claro si realmente fue así, porque había mucha gente en esa habitación. Después de eso él intentó, sin éxito, suicidarse con una navaja. El 9 de diciembre de 1978 le rompió un vaso en la cara al hermano de Patti Smith y fue nuevamente arrestado. De aquello fue liberado el 1º de febrero del ‘79. En esa noche festejó la libertad con su madre y así terminó. Quería con lo enterraran junto a Nancy, pero como no era judío no pudo ser. Finalmente lo cremaron y después, su madre, su tía y un par de músicos amigos desparramaron sus cenizas sobre la tumba de Nancy. Fin de la historia. El pibe, muerto. El mito, naciendo.

 

Escena no apta para cardíacos
“Un día que tocábamos en el Roundhouse de Londres alguien me dijo ‘ahí está Sid Vicious’”. A través de la borrachera permanente en la que yo estaba lo vi. Ahí parado era un show en sí mismo, pantalones rojos, remera de red negra, pintura en los ojos, uñas pintadas de negro. Lo conocí esa misma noche y nos llevamos bien de inmediato. A Sid le gustaban los Ramones y me seguía por todos lados... Era muy inocente y muy agradable. Yo lo veía todo el tiempo. Lo peor fue una vez cuando tuvimos una gran fiesta... Un alemán me dio 20 gramos de speed y empecé a aspirar como loco. Apareció Sid y fuimos al baño. Sid sacó su set de jeringas y lo cargó con bastante speed, luego hundió la jeringa en el inodoro lleno de vómito y pis para juntar un poco de líquido. Yo no lo podía creer, nunca había visto algo así. Mientras Sid estaba finalizando su shot, John Cale entró en el baño totalmente borracho buscando alguna droga. “Preguntale a Sid”, dije yo. Pero Sid no podía responder, estaba en el piso temblando y vomitando una espuma verde...” (Relato de Dee Dee Ramone, ex Ramones, en base al relato de sus libros Please Kill Me y Poison Heart.)



Opinan tres punks de acá
* “Sid era bastante infeliz. Creo que estuvo en la banda de casualidad. McLaren lo puso para que se muriera, y entró en el juego solo. Ahí surgió lo del mártir. Pero no fue un tipo que dejó una obra que lo recordara: no era Kurt Cobain, no era Jimi Hendrix. Le dio al negocio lo que el negocio quería. Tal vez eso sea lo interesante, la muerte por la muerte misma. Eso es muy punk.” (Stuka, guitarrista de Los Violadores.)
* “No entiendo por qué trascendió tanto un tipo que no tenía nada para trascender. No era un músico, no sabía tocar. Nunca fue un símbolo para mí. Lo que sí es interesante es su imagen de punk rocker. Lo que sí puedo decir que me relaciona con Vicious es lo que pasa con Flema: es una banda que no sé por qué se está haciendo conocida: sabemos tocar, pero no afinamos, no tenemos letras que sean poesías, no tenemos ninguna ideología. Eso es un poco parecido a Vicious.” (Ricky Espinosa, del grupo Flema.)
* “Era un payaso. Es lamentable que esté tan alto una imagen punk de esa estirpe. Debe haber otros tipos que murieron que eran mucho más grosos que él y hoy nadie los recuerda. Sid no hizo nada.” (Hernán, de Cadena Perpetua.)

 

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