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GEORGE SOROS TIENE UN DELEGADO EN BRASIL PARA DEFENDER EL REAL
La compra de un Banco Central

Fernando Henrique Cardoso sorprendió al mercado al echar al polémico Francisco “Chico” Lopes para colocar a Arminio Fraga Neto, ejecutivo de confianza de Soros, para cuidar una moneda vapuleada por los especuladores. El equipo de Roque saludó con entusiasmo esa jugada.

Arminio Fraga Neto manejó durante 5 años el fondo Quantum de Soros, de mercados emergentes.

Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes) George Soros, el inversor más famoso, puso un pie en el Banco Central de Brasil. Arminio Fraga Neto, el economista que lo asesoró hasta hace un mes desde la dirección del fondo de inversión Quantum y que redactó el prefacio de su libro La crisis del capitalismo, fue nombrado ayer presidente de la entidad emisora brasileña por Fernando Henrique Cardoso. La designación de uno de los escuderos de Soros en un puesto clave para intentar encarrilar la economía de Brasil fue saludada por el mercado: el real, la moneda brasileña, se revaluó ayer otro 8,6 por ciento, cerrando a 1,76 unidad por dólar, lo que le permite acumular una mejora de casi el 20 por ciento en dos días.
La noticia del avance del polémico financista en Brasil también cayó bien en el gobierno argentino. Desde Economía opinaron que “Fraga es un economista muy competente, con todas las credenciales para hacer un buen trabajo” (ver aparte). El aplauso de los funcionarios de Roque se entiende: “Chico” Lopes, el desplazado titular del BC brasileño, había salido con los tapones de punta contra el plan de dolarizar la economía argentina y en contra de la Convertibilidad, lo que provocó el enojo del propio Carlos Menem.
El de ayer fue un día de suerte para Soros. Horas después de que se anunciara el nombramiento de su discípulo Fraga en la conducción del BC brasileño –que ahora deberá ser aprobado por el Senado–, en Buenos Aires se confirmó su ingreso como el principal accionista privado del Banco Hipotecario (ver aparte).
Siempre polémico, acusado por algunos gobiernos de especulador capaz de promover la desintegración económica de varios países en provecho propio, echando a rodar opiniones determinantes en momentos claves, Soros había sorprendido el lunes pasado. Quizás sabiendo que uno de sus delfines llegaría a la presidencia del Banco Central de Brasil, despojó su discurso de cualquier atisbo apocalíptico. Recomendó a los inversores internacionales invertir en Brasil, opinó que el real estaba subvaluado, y pronosticó que “Brasil saldrá adelante en poco tiempo”.
Luis Pretti, director en la Argentina del banco de inversión brasileño Bozano Simonsen interpretó, en diálogo con Página/12, el peso específico que Fraga tendrá para timonear la crisis. “Su designación es muy importante para Brasil. “Chico” Lopes es un excelente académico. Pero al país le hace falta un hombre menos teórico pero bien vinculado con el sistema financiero, alguien del riñón de Wall Street que sepa administrar los tiempos de la crisis y le dé a la entidad un rol activo. Además, es muy importante que el hombre en quien Soros venía confiando sus inversiones en Brasil ahora esté sentado en el sillón principal del Banco Central. Sin dudas, todo esto tranquilizará a los inversores”, apuntó.
La imagen que en la city porteña quedó de Lopes es la de un hombre que fue deglutido por la voracidad del mercado. En el peor momento, el último viernes, el real llegó a desvalorizarse hasta 2,10 unidades por dólar y en las tres semanas que duró su gestión, desde Brasil huyeron 5000 millones de dólares. Con la llegada de la misión del Fondo Monetario a Brasil, luego reforzada por la presencia del vicedirector del organismo, Stanley Fischer, la suerte de Lopes quedó sentenciada. Pero además de la política monetaria, Fischer está discutiendo con Pedro Malan, el ministro de Hacienda, los próximos pasos que Brasil deberá dar para intentar salir de la crisis. “Además de una política monetaria y fiscal creíbles, necesita apurar el proceso de privatizaciones y emitir, por ejemplo, bonos garantizados con esos fondos para mejorar el perfil del endeudamiento. Pero si los anuncios no llegan pronto, el veranito de los últimos dos días pasará rápidamente al recuerdo y retornarán las turbulencias”, comentó a este diario Martín Redrado, de la Fundación Capital.
Norberto Sosa, economista jefe de la consultora Proeco, señaló que, tras la designación de Fraga, “Brasil se encamina hacia una vuelta al PlanReal, pero con una paridad de 1,60 por dólar. Aprovechando el clima de mayor confianza podría volver a la banda cambiaria e implementar la dolarización parcial de la deuda de 320.000 millones de reales”.
Por ahora, el aterrizaje del ex empleado de Soros en el BC abrió la polémica en Brasil.

 

Roque festeja

En el Ministerio de Economía celebraron la designación del nuevo presidente del Banco Central brasileño, Arminio Fraga o, si se quiere, el desemplazamiento de Francisco Lopes. De este último, el jefe de asesores de Roque, Miguel Kiguel, se limitó a decir que “fue el presidente del Banco Central de la devaluación”. En cambio, dijo que Fraga “es un economista muy competente, con todas las credenciales para hacer un buen trabajo. Su nombramiento fue una buena noticia y el mercado lo tomó muy bien, el real bajó a 1,76 por dolar”, afirmó. En privado, durante la reunión de mesa chica del equipo económico, de la que participaron Roque Fernández, Pablo Guidotti, Kiguel y Rogelio Frigerio se multiplicaron las críticas para Lopes. Apenas se enteró, por el cable de una agencia de noticias, Roque no dudó: “alguien que creía que podía manipular al mercado no podía durar mucho”, disparó. Fraga es conocido personal de Guidotti, quien ayer estaba de festejo.

 


 

KRUGMAN Y DORNBUSCH ANALIZAN LAS IDEAS DEL MAGNATE
Las dos caras del especulador

Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes) Qué duda cabe, George Soros es un agitador, un pensador contestatario del capitalismo global. Al menos eso expresa, intelectualmente, en su último libro, La crisis del capitalismo global, la sociedad abierta en peligro (editorial Sudamericana). Sin embargo, hasta él mismo reconoce la paradoja de escribir como un político socialdemócrata y llamarse Soros: “¿Me pregunto si usted estaría leyendo este libro si yo no hubiese ganado una reputación como especulador financiero?”, dice, cándidamente, quien forzó al banco de Inglaterra a devaluar la libra esterlina en 1992 y fue acusado de detonar la crisis cambiaria en el sudeste asiático. En los últimos meses, dos economistas estrella del famoso M.I.T, como Rudiger Dornbusch y Paul Krugman, desmenuzaron con acidez las ideas del controvertido magnate húngaro-norteamericano. Aquí van sus comentarios que desnudan las dos caras del especulador.
La mirada crítica de Soros abarca un amplio rango de temas: desde la patología de las crisis financieras hasta el nuevo rol del FMI (como Banco Central del mundo), desde el colapso ruso hasta la venidera crisis del capitalismo, desde la necesidad de dotar de mayor estabilidad a las corrientes de capitales hacia los países emergentes hasta el imperativo de recrear los valores morales de la sociedad para que “el espíritu de lo público no sea desplazado por los valores monetarios”. Su mayor preocupación es que “las crisis financieras y los crecientes conflictos sociales están incubando el colapso del capitalismo y de la sociedad abierta”.
Como dice Dornbusch, en medio de la crisis financiera mundial, la propuesta de Soros no podría ser más seductora: “¡Los mercados son el enemigo, regulemos lo mejor posible, la gente está primero y acabemos con el capitalismo sin cadenas!”. Pero advierte que “esta gran agenda es demasiado para George Soros que no ha sido bendecido por la gracia de pensamiento claros o de una pluma de oro”. Krugman es más directo: “El mensaje de Soros es deténganme antes de que especule de nuevo”, ironiza. Y lo interpreta: “Está diciendo que las reglas de juego bajo las cuales él, y otros como él, han prosperado son peligrosas para la sociedad en su conjunto. Esto no es lo que uno esperaría escuchar de un especulador”, admite.
Tanto Krugman como Dornbusch ridiculizan el principio de “reflexividad” que Soros se adjudica como propio para explicar el comportamiento de los mercados. La idea es simple: “Las percepciones humanas afectan a los hechos y a la vez son afectadas por éstos”. Ambos economistas coinciden en que “hasta un estudiante de los primeros años de la facultad sabe esto”. Y ellos mismos han escrito mucho sobre “el comportamiento de manada” de los inversores, que alimentan burbujas, basadas sólo en percepciones, seguidas de depresiones.
Lo más interesante de Soros está en su análisis de las crisis recientes y de los errores del FMI. Por ejemplo, Dornbusch destaca su interpretación del colapso ruso. “El FMI debió haber reestructurado la deuda rusa antes que financiar las corrientes de capitales con fondos insuficientes para desembocar rápidamente en una crisis cambiaria y de la deuda simultáneamente”, sugiere Soros. “El FMI no tuvo el coraje y después falló”, agrega. El punto es clave, porque puede dar una pista de lo que quisiera ver Soros en Brasil: como dice Dornbusch, “lo que se hizo mal en Rusia está pasando de nuevo ahora en Brasil”. Dicho al paso, tanto la experiencia rusa, como ahora Brasil, sacan a la luz las dos caras del magnate, siempre en el centro de la escena, como especulador o en su nuevo rol de salvador del capitalismo. No hay que olvidar que el rublo se hundiójunto a la carta enviada por Soros al Financial Times proponiendo la devaluación.
Krugman rescata otro aspecto: la denuncia de que “los mercados son intrínsecamente inestables” y que “dejarlos desregulados inevitablemente producirá crisis recurrentes”. El mismo Soros defendió en los últimos tiempos el “Tobin Tax”, la idea de cobrar un impuesto a las transacciones financieras a nivel mundial, para aminorar la volatilidad de los capitales de corto plazo. Su creador, el premio Nobel keynesiano, James Tobin, dijo el domingo en Cash estar complacido por la militancia del financista frente a la oposición del FMI y de Estados Unidos. Este es el otro tema que acerca a Soros con Brasil: vestido de socialdemócrata fuera de su país, Fernando Henrique Cardoso propició también, en más de una oportunidad, ponerle un freno al “capitalismo sin cadenas” a través de un impuesto al capital especulativo.


 

En la perinola, a Sorosn le salió toma todo

El financista, filósofo y filántropo tiene fuertes inversiones en Argentina. Su reciente adquisición fue el Banco Hipotecario.

George Soros y Carlos Menem, jugando al tenis en su última visita al país. Tiene casi todos los shoppings.
A través de Irsa participa en la propiedad de 130 edificios y de Cresud en 500 mil hectáreas.

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Por Pablo Ferreira

t.gif (862 bytes) George Soros sigue mostrando una envidiable capacidad para definir buenos negocios en el mundo. Ayer, mientras se anunciaba en Brasil que un fiel asesor suyo, Arminio Fraga Neto, ocupará la presidencia del Banco Central, en Buenos Aires se conocía que el financista se quedó con la mayor cantidad de acciones de la subasta del Banco Hipotecario (ver aparte).
En Argentina, el magnate húngaro-estadounidense ha dado claras pruebas de su pasión por apostar fuerte. En siete años se transformó en el principal operador inmobiliario y en el mayor terrateniente y ganadero del país. Y, como si fuera poco, en el dueño de todos los grandes shoppings de la ciudad de Buenos Aires, desde el Alto Palermo al Abasto.
La apertura de la economía a comienzos de esta década le puso a Soros en bandeja una oportunidad que aprovechó. Su agresivo despliegue data, precisamente, de junio de 1991 cuando entró en el negocio de inmobiliario de la mano de la empresa Irsa, que comanda Eduardo Elsztain. El balance de estas operaciones no es nada magro. Irsa se ha convertido en la mayor empresa de bienes raíces del país. Actualmente es dueña de casi 130 propiedades en forma directa o a través de sus subsidiarias en Brasil y en Venezuela. Sus activos bajo administración rondan los 1150 millones de dólares. Entre sus propiedades más conocidas figura el edificio bautizado El Rulero, en Avenida del Libertador y 9 de Julio, el Hotel Llao-Llao en Bariloche y lotes en Puerto Madero donde este año piensan invertir entre 100 y 200 millones de pesos.
La reciente inauguración del centro comercial Abasto fue la culminación de un raid en ese sector que le dejó en las manos nueve shoppings. Entre ellos figuran desde las Galerías Pacífico, el Paseo Alcorta y el Patio Bullrich hasta el Buenos Aires Design, el Alto Avellaneda y el Alto Palermo. Así, Soros maneja el 25 por ciento de la superficies disponibles en todos los centros comerciales del país. Las ventas en estos centros, agrupados en una sociedad centralizadora bautizada Alto Palermo, rondan los 800 millones de pesos anuales.
Su más reciente operación fue quedarse con la mayor parte del Banco Hipotecario. La entidad estatal, que cerró su último ejercicio con una ganancia de 170 millones de dólares, controla el 40 por ciento del mercado de créditos hipotecarios.
En septiembre de 1994, Soros decidió invertir en la actividad agropecuaria a través de Cresud. En escasos cuatro años esta empresa llegó a ser la mayor propietaria de tierras del país con cerca de 500 mil hectáreas y, al mismo tiempo, en la más grande poseedora de cabezas de ganado (cerca de 150 mil en la actualidad). Cresud está concentrada en tres grandes sectores. La agricultura (trigo, maíz soja y girasol) representa un 60 por ciento de su actividad, la producción de carne entre el 25 y el 30, y el resto corresponde a leche.
Sin embargo, el financista no quiere seguir como mero productor de materias primas. Hasta ahora lo que obtiene de sus tierras va a manos de empresas procesadoras e industrializadoras. Por eso, desde hace algunos meses estudia la posibilidad de industrializar alimentos y estar presentes en este mercado también como elaboradores y vendedores.
La expansión regional de su cartera de bienes raíces es una veta que recién está empezando a explotar. Por ahora, a través de Irsa, ha establecido dos alianzas estratégicas.
En Brasil, el elegido fue Elie Horn, que posee el 50 por ciento del paquete accionario de la nueva empresa Brazil Realty, en la que Irsa tiene el 35,9 por ciento. En Venezuela, en tanto, crearon el Fondo Valores Innmobiliarios (FVI) donde tienen una participación del 34,5 por ciento y están aliados con el Velutini Group (50 por ciento).

 


 

EL FINANCISTA QUEDO CON EL 27,5% DEL BANCO HIPOTECARIO
Desde el ladrillo hasta el crédito

Por David Cufré

t.gif (862 bytes) El 27,5 por ciento del Banco Hipotecario quedó en manos de George Soros. A través de fondos de inversión y de la compañía de desarrollo inmobiliario Irsa, el financista húngaro–norteamericano continuó con la avasallante adquisición de activos en la Argentina. Tomar el control de la entidad líder en el mercado de los créditos para la vivienda le costó 288,7 millones de dólares, sobre el total de 496,5 millones que recaudó el Estado por desprenderse del 46 por ciento del banco. Economía planea colocar otro 25 por ciento a mediados de año, según reveló a Página/12 el subsecretario de Bancos y Seguros, Alejandro Quiroga López.
La operación se dividió en dos partes. Por un lado, el gobierno vendió el 28 por ciento de las acciones del Hipotecario –de las cuales Soros se quedó con el 14,5– y obtuvo 307,5 millones de dólares. Por otro, colocó el 18 por ciento de la entidad en opciones, que los inversores podrán ejercer dentro de un año. En ese momento, los fondos de inversión Quantum Dolphin e Industrial, Latin America Capital Partners e Irsa –que domina Soros– podrán acumular el 27,5 por ciento del Hipotecario. Las AFJP se colocaron en segundo lugar, al obtener el 8,2 por ciento de las acciones y el 3,8 por ciento de las opciones.
Roque Fernández prefirió seguir adelante con la colocación a pesar de la turbulencia en los mercados financieros. El objetivo fue enviar una señal a los inversores de que la Argentina puede diferenciarse de Brasil, puesto que mantuvo en pie su cronograma de venta de las acciones mientras el país vecino se debate en una aguda crisis. Sin embargo, debió resignar fondos, dado que en un principio había fijado el valor de venta de cada acción en 9 pesos, y finalmente las licitó a 7. La diferencia fue de 125 millones de dólares.
Para Soros tomar el control del Hipotecario tiene un sentido estratégico en el desarrollo de sus negocios. A través de Irsa realiza importantes inversiones inmobiliarias, y ahora podrá apuntalar la venta de inmuebles con la oferta del financiamiento. Además, de por si, el banco que controla el 41,4 por ciento del mercado de préstamos para la vivienda es un negocio apetecible. En 1997 obtuvo ganancias por 201 millones de pesos, y en los primeros nueve meses del año pasado, consiguió 170,3 millones.
El management que consiguió realizar operaciones rentables y darle un perfil de banco moderno y eficiente al Hipotecario confía en que será respaldado por los nuevos accionistas. De los 13 directores, nueve serán ratificados o removidos en la asamblea del próximo 15 de marzo. A Soros le corresponderían entre cuatro y cinco lugares, mientras que las AFJP tendrían derecho a designar a dos o tres directores. Entre estas últimas, la que más invirtió fue Consolidar, que se quedó casi con un 3 por ciento del capital accionario del Hipotecario.

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