Por Cledis Candelaresi
Respaldados en el
importante aumento de las importaciones desde Brasil que está registrado en el sistema de
control aduanero María, la Unión Industrial Argentina redobló su presión sobre el
Gobierno para que tome medidas proteccionistas, aun a costa de sacrificar el Mercosur.
Ellos (por los administradores brasileños) no desmantelaron los subsidios a la
exportación y tomaron muchas decisiones unilaterales para proteger a sus empresas,
remarcan.
Los dirigentes de la UIA aseguran que encontraron a Alieto Guadagni mucho más sensible a
sus advertencias sobre el caos que amenaza a la producción argentina. Pero, al menos por
ahora, el secretario de Industria no parece dispuesto a tomar determinaciones sin
consensuarlas con el gobierno de Fernando Cardoso.
Durante un encuentro que en el mediodía de ayer tuvieron los principales referentes de la
UIA con Guadagni y su equipo, habría surgido a la luz que en el transcurso de enero las
compras de productos brasileños se duplicaron. Los industriales también se encargaron de
detallar cuánto crecieron las importaciones por sector, comparando enero pasado con el de
1998: 700 por ciento los chocolates, 400 por ciento los productos de gráfica; 280 los
siderúrgicos; 270 los tejidos de algodón; 200 por ciento los calzados y 180 el material
eléctrico.
En realidad, estos datos prueban que la agresividad vendedora de Brasil es previa a la
reciente devaluación del real. Guadagni ayer trató de tranquilizar los ánimos
patronales, con el argumento de que el gran desorden interno difícilmente les permita a
las empresas brasileñas ocuparse de conquistar mercados en el exterior. Pero los
empresarios replicaron con otra advertencia: la capacidad productiva de muchos
competidores de Brasil es diez veces la local, y muchos tienen un stock acumulado que
necesitan desesperadamente colocar.
La otra cara del problema que aflige a la Unión es que las exportaciones argentinas
comenzaron a frenarse. Uno de los casos paradigmáticos que cita el directivo de UIA José
Mendiguren es el de Papel Misionero: se acaba de frustrar una venta de 400 toneladas de
pulpa de papel porque la empresa no accedió al descuento del 30 por ciento en el precio
que le exigía su comprador brasileño.
El Gobierno no puede estar paralizado por la defensa del Mercosur. El Mercosur que
fue ya no existe. Además, el único avance que se obtuvo fue una rebaja arancelaria, que
a nosotros nos sirvió mientras Brasil compraba porque su economía se expandía,
comentaba ayer Mendiguren a Página/12. Si no se encuentra una solución dentro del
Mercosur, hay que buscarla fuera de él. ¿De qué vale defenderlo si arruinamos nuestras
empresas, sentenció el vicepresidente de la entidad, Osvaldo Rial.
Los empresarios apuntaron a un problema que tanto Economía como Cancillería tienen bien
presente: Brasil subsidia a sus exportaciones y protege a su industria con medidas muchas
veces inconsultas. Sin embargo, la estrategia oficial sigue basándose en defender la
alianza con Brasil y por ello descarta la aplicación o suba de aranceles, medida extrema
que anhelan los empresarios.
La Secretaría de Industria ya envió para su publicación en el Boletín Oficial la
resolución que instrumenta el régimen de licencias para importar, mecanismo que en tres
semanas permitirá monitorear las importaciones. También estudia propiciar acuerdos de
restricción temporaria de exportaciones, por los cuales los vendedores de Brasil
deberían aceptar un techo para sus operaciones con Argentina.
Eso equivale a imponer un cupo sobre las importaciones, pero con la anuencia del país
vecino. La idea simpatiza a los hombres de la UIA que ya comenzaron a analizarla
informalmente con sus pares brasileños de la Confederación Nacional de Industria.
La duda es la deuda La Confederación Nacional de Industrias del Brasil sostiene que los cambios
en el régimen cambiario de su país ayudarán al crecimiento de la economía del país,
siempre y cuando el Estado ponga sus cuentas en orden. Según el reciente informe de
conyuntura de esa entidad, la contracara de esa vaticinada resurrección económica es el
riesgo de que se desate un proceso inflacionario que neutralice lo que define como
la principal conquista de la sociedad brasileña: la estabilidad de precios.
Pero, en el corto plazo, los industriales confiesan que su mayor preocupación es cómo
impactará la devaluación del real en la deuda pública, ya que difícilmente se produzca
la reducción de tasas que intenta el Gobierno de Fernando Cardoso. La receta de la CNI es
terminante: inmediata renegociación del acuerdo con el FMI y mano dura con los Estados
deudores. |
ENTREVISTA AL SECRETARIO DE LA UIA, JOSE DE
MENDIGUREN
Se puede caer el Mercosur
Por Roberto Navarro
La fuerte devaluación
del real puso en estado de alerta a los industriales argentinos, que temen encontrarse en
poco tiempo con una invasión de productos brasileños. En varias reuniones con el
Gobierno solicitaron subas de aranceles, reintegros a las exportaciones y cupos. En esta
entrevista con Página/12, José Ignacio de Mendiguren, secretario de la Unión
Industrial, señaló que en Economía no escuchan sus propuestas.
Desde el Gobierno se dice que para tomar medidas hay que esperar a comprobar
perjuicios concretos. ¿Ya han detectado alguno?
Sí, las operaciones son muy rápidas. La concentración de la comercialización en
Argentina hace que los productos se distribuyan en pocos días. Está el caso de los
pollos que llegan a un peso el kilo y otros perecederos que son traídos, por ejemplo, por
Carrefour, que está en los dos países. Hay sectores en Brasil que tenían un exceso de
stock, como el textil o el del calzado, que no necesitan esperar que la situación se
estabilice para exportar. Con el stock de ellos de un mes alcanza para siete meses de
acá.
¿Y qué está pasando con las ventas argentinas a Brasil?
Están frenadas. Además Brasil sigue con sus mañas. Acindar denunció hoy que le
están exigiendo autorización previa para vender cables de acero. Sin que medie ninguna
resolución, lo aplican directamente. Y, se sabe, que el pedido de autorización luego
recibe un no como respuesta.
¿Pueden buscar otros mercados?
En general, no. Por eso la crisis brasileña sirve para poner de manifiesto la falta
de competitividad de la economía argentina. A Brasil le pudimos vender durante estos
años porque estaba creciendo, porque tenía el real sobrevaluado y porque está al lado.
El único sector que hizo el ajuste fue el industrial que tuvo que competir. Ni el sector
público ni el financiero aportaron nada. Ningún país del mundo puede competir con la
tasa de interés que se paga acá. Y ningún país del mundo puede desarrollarse sin
política industrial.
¿Qué expectativas tienen de que Economía acepte algunas de sus sugerencias?
Roque Fernández nos aseguró que no va a permitir que se dañe a la industria. Pero
lo mismo nos dijo con la crisis asiática. Este equipo económico tiene un criterio de
caja que no le permite entender la economía real. Piensan que cualquier medida
proteccionista, aunque sea coyuntural, alejará a los inversores. Pero es al revés,
porque cuando un país tiene problemas de vulnerabilidad y no hace nada, termina teniendo
inconvenientes para pagar sus deudas.
¿Qué esperan que ocurra si la crisis brasileña se dilata y no se toman medidas?
Si no se actúa de inmediato para mejorar la competitividad del país, va a terminar
cayéndose la convertibilidad. En un momento de caída estrepitosa de los precios de los
commodities, devaluaciones competitivas por todos lados y restricción del crédito, no
queda otra que ser más competitivos.
¿Podría romperse el Mercosur?
En dos o tres meses sabremos si sigue o no. Lamentablemente, hoy nos damos cuenta de
que el Mercosur sólo fue un gran incremento del intercambio, relacionado con el
crecimiento de ambas economías. No creamos mercado, lo sustituimos. No armonizamos
políticas macroeconómicas ni construimos instituciones que laudaran en momentos de
problemas. Brasil nunca cumplió con su obligación de desmantelar los subsidios a las
exportaciones y a las inversiones. Por el contrario, sumó obstáculos como las
restricciones financieras y las licencias previas.
Desde el Gobierno se dice que son las medidas que piden los industriales las que
podrían poner en peligro la sociedad con Brasil.
Para entender qué haría Brasil si tomáramos medidas para defendernos, hay que
comprender por qué están ellos en el Mercosur. Para Brasil es la oportunidad de
plantarse frente a Estados Unidos y el resto del mundo como la cabeza de un bloque
importante. Es más una estrategia política que el interés por venderle o comprarle
productos al mercado argentino. Ellos no van a salvarse con lo que nos vendan a nosotros.
Por eso no romperían el vínculo por alguna medida coyuntural que Argentina pueda tomar.
Lo que no sirve es ir a preguntarles a ellos qué debemos hacer. Hay que tomar las medidas
ya, y después explicarlas.
¿Piensan que si gana la Alianza en octubre van a ser más escuchados?
Entre los industriales hay coincidencia en que el primer gobierno de Carlos Menem
hizo lo que había que hacer y por eso lo votamos en 1995. Pero la política económica
del segundo período estuvo signada por un fundamentalismo ideológico que no sólo es
letal para el aparato productivo del país, sino que, además, no concuerda con lo que
está pasando en el mundo. En ese sentido creo que la Alianza está más en línea con la
realidad internacional.
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