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Cuando Vernon sobornó a Monica por orden de Bill

Después de Vernon Jordan, quien habría conseguido un empleo a Monica Lewinsky a cambio de una deposición judicial favorable, hoy es el turno del último testigo en el juicio a Clinton. Pero no todo está dicho.

Monica Lewinsky es llevada ayer al estudio de sus abogados.
Clinton le envió un pedido de disculpas por sus inconvenientes.

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Por Mónica Flores Correa desde Nueva York

t.gif (862 bytes) Siempre en busca de más pruebas que confirmen que Bill Clinton obstruyó el accionar de la Justicia en la investigación del “sexgate”, los fiscales republicanos interrogaron ayer a Vernon Jordan, un abogado influyente de Washington que es amigo personal del presidente. Mientras el afroamericano Jordan declaraba bajo juramento en una oficina del Capitolio, los senadores tuvieron oportunidad de ver el video con la indagatoria a Monica Lewinsky que tuvo lugar el lunes. Hubo una coincidencia generalizada entre los congresistas que Lewinsky no había dicho “nada nuevo” con respecto a sus declaraciones anteriores frente al grand jury y la oficina de Kenneth Starr. Lo único más o menos original de esa sesión privada fue una disculpa que Bill Clinton enviara a su ex amante por “los problemas que le han ocasionado la investigación y el ‘impeachment’”. La disculpa fue leída por Nicole Sellgman, del equipo legal de la Casa Blanca.
Varios senadores que vieron el video estimaron que posiblemente no se vuelva a llamar a Lewinsky como testigo para que preste declaración “en vivo” ante el Senado. Pero el senador Orrin Hatch, de Utah, comentó que quizá sería útil que Lewinsky testificase en el recinto del Senado. “Es mejor que el público la vea y se forme su propia opinión”, dijo Hatch, quien también agregó que “personalmente, yo la encontré joven, vulnerable y creíble. Creo que sería una testigo muy efectiva”. Hoy se tomará testimonio a Sidney Blumenthal, asesor de la Casa Blanca y el último de la lista de tres testigos que fuera aprobada la semana pasada por el Senado. Sin embargo, podría ser llamados a declarar otros testigos, dijo ayer uno de los fiscales.
El foco de atención de la indagatoria se desplazó a Jordan, quien tuvo un papel protagónico en la busca de empleo de Lewinsky antes de que estallase el escándalo. Según los acusadores de Clinton, Jordan habría colaborado con Clinton al conseguirle a Lewinsky un trabajo, a cambio de que la ex becaria de la Casa Blanca firmase una declaración escrita para la investigación en la demanda de Paula Jones. En dicho testimonio, Lewinsky negó haber tenido una relación sexual con el presidente, presuntamente después de que Jordan le consiguiese un empleo en la firma de cosméticos Revlon.
Aunque aún no trascendieron los contenidos de lo declarado por el antiguo amigo de Clinton, se sabía que el representante Assa Hutchinson, fiscal que comandaba ayer el interrogatorio, se concentraría en discrepancias existentes entre los testimonios de Jordan y de Lewinsky. Por ejemplo, en sus testimonios anteriores Lewinsky dijo que Jordan le había dicho que destruyese los borradores de unas notas que ella le había enviado al presidente. Jordan, en cambio, negó haberle hecho una solicitud de ese tipo. “Al poner a Jordan en su lista de tres, los fiscales están indicando que tienen interrogantes acerca de la exactitud en el testimonio previo de Jordan y que quieren revisar la versión que él diera de los hechos”, explicó John Barret, académico de la universidad Saint John.
Los fiscales han sostenido que la busca de trabajo para Lewinsky “se intensificó” cuando la muchacha apareció en una lista de posibles testigos en el caso Jones, en diciembre de 1997. Al mes siguiente, enero de 1998, Lewinsky fue entrevistada para un empleo por la recomendación del abogado Jordan. Posteriormente, Lewinsky le dijo a Jordan que esa entrevista no había salido bien. Jordan se comunicó entonces con Ronald Perelman, presidente de la compañía que controla a la empresa Revlon, y consiguióque la mujer fuese nuevamente entrevistada. Después de esa segunda oportunidad, Revlon le ofreció un trabajo a Lewinsky.
La indagatoria a Jordan tomó unas tres horas. Terminada la sesión, Hutchinson dijo que se reuniría con los otros doce representantes conservadores que actúan como fiscales, para establecer si alguno de los testigos declarara ante el Senado en pleno y si será necesario llamar a otros testigos. “Estos son asuntos que todavía tenemos que decidir”, indicó el republicano.

 


 

EE.UU. SIGUE GOLPEANDO A IRAK
Zorro del espacio aéreo

t.gif (862 bytes) Tres incidentes bélicos se registraron ayer entre las defensas antiaéreas iraquíes y aviones norteamericanos y británicos, en las zonas de exclusión aérea del norte y del sur de Irak. Este tipo enfrentamientos vienen produciéndose prácticamente a diario en la región, desde que la operación Zorro del Desierto finalizara a mediados del pasado mes de diciembre. Pero ayer se agregó un nuevo elemento de inquietud cuando Bagdad denunció que pilotos sauditas habían participado de las operaciones, lo que no fue confirmado por ninguna fuente independiente pero que arroja más sombras de amenaza sobre el régimen de Ryad, que junto con Kuwait es uno de los principales enemigos árabes de Saddam Hussein.
Los enfrentamientos más importantes de ayer tuvieron como escenario el norte del país, en la provincia de Mosul, a poco menos de un centenar de kilómetros de la frontera turca, donde las baterías del régimen de Saddam Hussein dispararon contra cazabombardeos norteamericanos F15, que efectuaban operaciones de “reconocimiento”. Según un portavoz del Pentágono los aviones norteamericanos efectuaron, en respuesta, dos ataques, con 15 minutos de intervalo, alcanzando con bombas teledirigidas una defensa antiaérea y un equipo de radar. Otra operación similar se efectuó en el sur del país, en la región cercana a Basora, en las proximidades de la península de Al Faw.
Mientras se desarrollan estas operaciones bélicas, el secretario de Estado norteamericano adjunto, Martin Indyk, continúa recibiendo desaires por parte de los países árabes, a quienes trata de convencer de que participen en una operación político-militar que permita derrocar a Saddam. La propuesta ha sido por ahora rechazada por Arabia Saudita, Qatar, Omán y los Emiratos Arabes Unidos, donde la prensa ha dedicado todo tipo de críticas y descalificaciones con respecto a la intentona, asegurando entre otras cosas que apoyar el complot “crearía un precedente que permitiría a EE.UU. aislar y designar los gobiernos sin ningún problema”.

 

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