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Por Mónica Flores Correa desde Nueva York Siempre en busca de más pruebas que confirmen que Bill Clinton obstruyó el accionar de la Justicia en la investigación del sexgate, los fiscales republicanos interrogaron ayer a Vernon Jordan, un abogado influyente de Washington que es amigo personal del presidente. Mientras el afroamericano Jordan declaraba bajo juramento en una oficina del Capitolio, los senadores tuvieron oportunidad de ver el video con la indagatoria a Monica Lewinsky que tuvo lugar el lunes. Hubo una coincidencia generalizada entre los congresistas que Lewinsky no había dicho nada nuevo con respecto a sus declaraciones anteriores frente al grand jury y la oficina de Kenneth Starr. Lo único más o menos original de esa sesión privada fue una disculpa que Bill Clinton enviara a su ex amante por los problemas que le han ocasionado la investigación y el impeachment. La disculpa fue leída por Nicole Sellgman, del equipo legal de la Casa Blanca. Varios senadores que vieron el video estimaron que posiblemente no se vuelva a llamar a Lewinsky como testigo para que preste declaración en vivo ante el Senado. Pero el senador Orrin Hatch, de Utah, comentó que quizá sería útil que Lewinsky testificase en el recinto del Senado. Es mejor que el público la vea y se forme su propia opinión, dijo Hatch, quien también agregó que personalmente, yo la encontré joven, vulnerable y creíble. Creo que sería una testigo muy efectiva. Hoy se tomará testimonio a Sidney Blumenthal, asesor de la Casa Blanca y el último de la lista de tres testigos que fuera aprobada la semana pasada por el Senado. Sin embargo, podría ser llamados a declarar otros testigos, dijo ayer uno de los fiscales. El foco de atención de la indagatoria se desplazó a Jordan, quien tuvo un papel protagónico en la busca de empleo de Lewinsky antes de que estallase el escándalo. Según los acusadores de Clinton, Jordan habría colaborado con Clinton al conseguirle a Lewinsky un trabajo, a cambio de que la ex becaria de la Casa Blanca firmase una declaración escrita para la investigación en la demanda de Paula Jones. En dicho testimonio, Lewinsky negó haber tenido una relación sexual con el presidente, presuntamente después de que Jordan le consiguiese un empleo en la firma de cosméticos Revlon. Aunque aún no trascendieron los contenidos de lo declarado por el antiguo amigo de Clinton, se sabía que el representante Assa Hutchinson, fiscal que comandaba ayer el interrogatorio, se concentraría en discrepancias existentes entre los testimonios de Jordan y de Lewinsky. Por ejemplo, en sus testimonios anteriores Lewinsky dijo que Jordan le había dicho que destruyese los borradores de unas notas que ella le había enviado al presidente. Jordan, en cambio, negó haberle hecho una solicitud de ese tipo. Al poner a Jordan en su lista de tres, los fiscales están indicando que tienen interrogantes acerca de la exactitud en el testimonio previo de Jordan y que quieren revisar la versión que él diera de los hechos, explicó John Barret, académico de la universidad Saint John. Los fiscales han sostenido que la busca de trabajo para Lewinsky se intensificó cuando la muchacha apareció en una lista de posibles testigos en el caso Jones, en diciembre de 1997. Al mes siguiente, enero de 1998, Lewinsky fue entrevistada para un empleo por la recomendación del abogado Jordan. Posteriormente, Lewinsky le dijo a Jordan que esa entrevista no había salido bien. Jordan se comunicó entonces con Ronald Perelman, presidente de la compañía que controla a la empresa Revlon, y consiguióque la mujer fuese nuevamente entrevistada. Después de esa segunda oportunidad, Revlon le ofreció un trabajo a Lewinsky. La indagatoria a Jordan tomó unas tres horas. Terminada la sesión, Hutchinson dijo que se reuniría con los otros doce representantes conservadores que actúan como fiscales, para establecer si alguno de los testigos declarara ante el Senado en pleno y si será necesario llamar a otros testigos. Estos son asuntos que todavía tenemos que decidir, indicó el republicano.
EE.UU. SIGUE GOLPEANDO A IRAK Tres
incidentes bélicos se registraron ayer entre las defensas antiaéreas iraquíes y aviones
norteamericanos y británicos, en las zonas de exclusión aérea del norte y del sur de
Irak. Este tipo enfrentamientos vienen produciéndose prácticamente a diario en la
región, desde que la operación Zorro del Desierto finalizara a mediados del pasado mes
de diciembre. Pero ayer se agregó un nuevo elemento de inquietud cuando Bagdad denunció
que pilotos sauditas habían participado de las operaciones, lo que no fue confirmado por
ninguna fuente independiente pero que arroja más sombras de amenaza sobre el régimen de
Ryad, que junto con Kuwait es uno de los principales enemigos árabes de Saddam Hussein.
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