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Brasil cerró un nuevo acuerdo
con el FMI y empezó a rezar

La corrida contra el real ha disminuido en los últimos días. Hoy es una prueba de fuego para ver la reacción del mercado al convenio.

Crece el rechazo a la negociación con el Fondo Monetario.
El orgullo brasileño está por el piso. Se viene más ajuste.

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t.gif (862 bytes)  Brasil aceptó la receta del Fondo Monetario Internacional para superar la crisis. El ministro de Hacienda del país vecino, Pedro Malan, anunció ayer que el acuerdo con el organismo, esperado ansiosamente por el mercado, se basa en una drástica profundización del ajuste fiscal, la extensión de las privatizaciones a los sectores energético y financiero, mantener altas las tasas de interés, y otorgar mayor independencia al Banco Central. “Estamos dispuestos a ajustarnos el cinturón para mantener a flote la economía”, sentenció el presidente Fernando Henrique Cardoso, luego de que Malan y el número dos del FMI, Stanley Fischer, dieran a conocer los lineamientos generales del programa convenido.
El ministro de Hacienda admitió que el plan redundará en una recesión “más aguda” que la prevista en el primer acuerdo firmado con el Fondo, que quedó desvirtuado por la devaluación del real. Si bien Malan prefirió no arriesgar un pronóstico sobre cuánto caería la actividad económica, entre los consultores existe consenso acerca de que el descenso alcanzaría a 5 puntos. En el acuerdo anterior suscripto con el FMI, el gobierno brasileño reconocía que este año la recesión sería de un punto del PBI.
“Me voy más contento”, comentó Fischer antes de abandonar anoche el país. La delegación del organismo permanecerá al menos otra semana para definir la “letra chica” del acuerdo, que incluye la fijación de otras metas macroeconómicas. Una vez que ese trabajo quede concluido, el convenio será girado al directorio del FMI para su aprobación. Recién entonces, seguramente a fin de mes o principios de marzo, el organismo desembolsará otros 9000 millones de dólares, dentro del programa global por 41.500 millones, de los cuales el gobierno brasileño recibió en diciembre 9400 millones.
Otro hecho significativo que tuvo lugar ayer fue la colocación de un bono por 1000 millones de reales, para cubrir otros vencimientos de deuda. Los analistas aguardaban esta prueba del mercado, luego de la designación el martes pasado del nuevo presidente del Banco Central, Arminio Fraga Neto. También sirvió para testar el humor de los financistas ante las negociaciones que el gobierno encaró con el FMI. En anteriores oportunidades, el gobierno no pudo emitir deuda ante las tasas exorbitantes que le exigían los inversores. El título fue colocado ayer a una tasa del 39,3 por ciento, a nueve meses de plazo.
En una conferencia de prensa conjunta, Malan y Fischer informaron los términos del acuerdo. El gobierno se comprometió a extender la privatización a los sectores energético y financiero. Sin embargo, Malan evitó poner en la mira a dos empresas símbolo del país, que Cardoso se resiste a privatizar: Petrobras y el Banco do Brasil. “La transferencia de esas empresas al sector privado, de llevarse a cabo, será el resultado de discusiones con el conjunto de la sociedad, que puede durar meses o años”, señaló el ministro. Fischer, por su parte, dijo que espera que las tasas de interés puedan “caminar en los próximos meses de un modo más flexible”, en referencia a que se mantendrán en un nivel elevado, con lo que se busca mantener controlada la inflación y evitar la fuga de divisas.
“El punto esencial es el control de la inflación”, subrayó el hombre del FMI. Malan dijo que el objetivo es que la inflación no supere al 10 por ciento en 1999. Asimismo, comentó que Brasil prometió eliminar totalmente, “en un futuro cercano”, todas las restricciones a la compra de divisas. El ministro sostuvo que desaparecerán los tipos de cambio diferenciados: comercial y turístico. También indicó que Brasil deberá alcanzar un superávit primario de entre 3 y 3,5 puntos del PBI, cuando el compromiso anterior era llegar a esa meta en el 2001. Para ello, no se apelará a aumentos de impuestos, sino que habrá un profundo ajuste de gastos.

 


 

EL REAL CERRO a 1,81
Tregua en el mercado

t.gif (862 bytes) Aunque leve, de apenas el 0,1 por ciento, la cuarta alza consecutiva que ayer tuvo el índice de acciones líderes MerVal está reflejando las menores tensiones que se viven en los mercados desde que el gobierno brasileño y el FMI se sentaron a negociar nuevas pautas económicas. En tanto, el real volvió a depreciarse ayer otro 1,2 por ciento para quedar en 1,81 por dólar, acumulando una devaluación del 33,1 por ciento.
La mejora del MerVal pudo haber sido mayor si no fuese por el desinfle de YPF –del 2,8 por ciento– después de que la española Repsol desmintiera su intención de apoderarse en lo inmediato de más acciones de la petrolera. La Bolsa de San Pablo, por su parte, perdió el 0,7 por ciento, aunque si se toma en cuenta la devaluación del real la caída llega al 1,9 por ciento.
Distinto es el clima que se vive en Estados Unidos. El Dow Jones registró una caída del 0,7 por ciento ante el temor de los financistas a que la Reserva Federal (banca central estadounidense) suba el mes que viene la tasa de corto plazo, ante la fortaleza que viene demostrando la economía pese a la crisis. “Aún es demasiado pronto para afirmar que la crisis ha terminado”, calmó a los ansiosos inversores el asesor económico de la Casa Blanca Jeffrey Frankel.

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