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NI LA OPOSICION CREE YA EN EL JUICIO A CLINTON
El “impeachment” pierde fuerza

Por Mónica Flores Correa desde Nueva York

t.gif (862 bytes) El juicio de destitución de Bill Clinton podría entrar pronto en la recta final. Los senadores votaron ayer en contra de la moción de los fiscales de llamar a Monica Lewinsky a testimoniar en vivo en el recinto. Aprobaron, sin embargo, que la proyección de segmentos de los videos con los testimonios de la ex becaria, Vernon Jordan y Sidney Blumenthal, sea usada por los fiscales y la Casa Blanca en sus argumentaciones finales y en una presentación ante la Cámara alta que tendrá lugar este sábado.
El senador Trent Lott, líder de la bancada conservadora, también se aplicó a dar señales de que está próxima la conclusión de lo que los demócratas se complacen últimamente en llamar “el juicio republicano”. Después de una reunión a puertas cerradas con sus correligionarios, Lott puntualizó que el Senado se encontraba “encarrilado” hacia una votación final de los dos artículos del ‘impeachment’, por los que se acusa a Clinton de perjurio y obstrucción de justicia. Los republicanos parecían además estar perdiendo terreno en su plan de que se vote la culpabilidad de Clinton a pesar de que no cuentan con los votos necesarios para destituirlo. Los argumentos finales comenzarían el lunes y los artículos se votarían el 12 de febrero “o un día antes”, aclaro Lott.
Exasperación, frustración y hasta notas de melancolía –“Hay un abrumador sentimiento de tristeza por habernos metido en este lío”, dijo el senador republicano Jeffords de Vermont– fueron las emociones que en armonía bipartidaria desplegaron los congresistas, tironeados entre las demandas de los fiscales conservadores y el hartazgo del público norteamericano. En el intento de salir del pantano, el día de ayer fue así clave para que los legisladores tuvieran la oportunidad de subrayar que ya estaban casi allí, a unos pocos pasos –o mejor dicho, a unos pocos días– del prometido final.
Al abrochar la historia, algunos quedarán inevitablemente escaldados. Resignados a que no tienen los votos para destituir a Clinton y enfrentados en el día de ayer a la imposibilidad de persuadir a los senadores de que convocasen a los testigos, los fiscales ventilaron su propia frustración. “Si hay algún senador que no se ha sentado a ver los testimonios, cada una de las declaraciones, ese senador no está equipado para dar un veredicto sobre el juicio de ‘impeachment’”, se indignó el fiscal James Rogan, representante de California. Nadie recogió el guante.
Entendiendo que no contaba siquiera con el apoyo unánime de su bando, los fiscales decidieron bajar al mínimo sus expectativas. De los tres testigos que fueron indagados esta semana, pidieron que sólo Monica Lewinsky declarase ante el Senado el pleno. Pero desde el miércoles a la tarde, cuando la sensación de “arrastrar” pesadamente el juicio y no de estar llevándolo adelante se había instalado en los congresistas sin distinción de partido, fue creciendo la impresión de que esta moción no sería aprobada. Un rato antes de que el juicio se reanudase, el senador Trent Lott prenunció lo que iba a ocurrir cuando les dijo a los periodistas que parecía que no había suficientes votos para llamar a los testigos “en vivo”. En el conteo decisivo, 25 republicanos se unieron a los demócratas en el deseo de no llamar a la ex becaria a declarar al recinto, resolviéndose la votación en forma contundente, con 70 legisladores en contra de la iniciativa de los acusadores y 30 a favor.
En cambio, la moción acerca de la proyección de momentos claves, según los fiscales, de los videos de los testimonios, fue una idea que contó desde el principio con el apoyo de los republicanos. Esta vez fueron algunos demócratas los que cruzaron la línea partidaria y la moción se aprobó por 62 contra 38 votos. Este sábado, los fiscales usarán los videos en una presentación especial ante el Senado. La Casa Blanca, que se había opuesto a que las filmaciones se hicieran públicas, también podrá usar este material en su argumentación. La presentación total durará seis horas. Los senadores también empezaron a discutir la posibilidad de que el debate final sobre el impeachment se haga público: todos los demócratas y un número significativo de republicanos se han pronunciado por cambiar los procedimientos y permitir que el debate sobre la absolución o condena de Bill Clinton sea observado por toda la nación.

 

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