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Por Mariana Enríquez La trilogía de La Guerra de las Galaxias no es un serial de ciencia ficción común. Es un mito moderno. El estreno de Star Wars. Episodio IV: Una nueva esperanza en 1977, marcó a una generación de creyentes que desde entonces recuerdan la destrucción de la Estrella de la Muerte como el momento más emocionante de su infancia y que incorporaron una serie de términos de imposible decodificación para los no-iniciados: jawas, Alderaan, el Halcón Milenario, jedis, la Fuerza. George Lucas, el padre del mito, guionista y director de aquella primera película, produjo dos episodios más: Episodio V: El Imperio Contraataca en 1980, y Episodio VI: El Regreso del Jedi en 1983. Después, silencio. Que se romperá el próximo 21 de mayo en Estados Unidos y el 8 de julio en Argentina (antes incluso que en Australia y Europa), cuando se estrene la esperada continuación que no es tal, bautizada The Phantom Menace (La amenaza fanstasma). Cualquiera que no esté inmerso en este particular mundo de fanáticos se preguntará por qué la saga empezó por el cuarto episodio y recién ahora iniciará una especie de cuenta regresiva narrativa. Muy sencillo: hace 22 años, George Lucas no tenía ni el dinero ni la capacidad tecnológica para hacerlo. Y no los tuvo hasta el año pasado, cuando anunció el comienzo del rodaje de las tres primeras partes, con el estreno de los capítulos II y III previstos para el 2002 y el 2005. The Phantom Menace es la película más ansiosamente esperada de todos los tiempos. La industria de Hollywood sostiene que su recaudación superará a Titanic y, a juzgar por lo que sucedió con el trailer del film, no parece un predicción aventurada. En noviembre, cuando este pequeño anticipo se estrenó se podía ver en los cines a adultos de 30 años pagando la entrada y quedándose en la sala sólo 2 minutos 11 segundos: cuando la cola finalizaba, se levantaban y se iban. Así es que este resumen recaudó un millón de dólares. Algo impensable para Lucas que, en 1976, no conseguía venderle a nadie su historia inspirada en las mitologías, el Rey Arturo, Flash Gordon, los guerreros japoneses y los westerns. Finalmente la Fox compró la idea: es que no tenían ciencia ficción desde 1967, cuando estrenaron El Planeta de los Simios. A pesar de todo, Lucas sigue trabajajando como un director independiente: él mismo produce sus films y luego los vende. La historia de La Guerra de las Galaxias es una historia épica: héroes y villanos viviendo aventuras más grandes que sus vidas. En la trilogía no se especifican tiempo ni lugar de esas aventuras: el espacio y el tiempo son míticos, por eso no es demasiado adecuado definirla como una historia de ciencia ficción. La secuencia es sencilla: la galaxia está dominada por el Imperio, un orden autoritario que provocó la caída de la República. Este bando (el mal) está dominado por el Emperador (Ian McDiarmid) y Darth Vader, un ex caballero Jedi. Los caballeros jedis eran los guardianes espirituales de la república, hombres íntegros entrenados en la guerra y dueños de una mística idealista que recuerda un poco a los Caballeros de la Mesa Redonda y otro poco a los samurais. Su arma principal es la Fuerza: la energía de la vida que está en todo y que puede estar inclinada hacia la luz o hacia la oscuridad. Darth Vader (su verdadero nombre es Anakin Skywalker), el villano, fue un caballero Jedi, pero se dejó seducir por el lado oscuro. Juntos, Vader y el Emperador, han construido una estación espacial que tiene el poder de destruir a toda la Galaxia: la Estrella de la Muerte. Lo que ignora Vader es que, por azar, los planos de la estación (que denuncian el punto débil de la estructura) fueron robados y cayeron en manos de la Resistencia una suerte de guerrilla galáctica donde militan Luke Skywalker (Mark Hammil) y la Princesa Leia (Carrie Fisher), sus propios hijos (quienes no saben que su padre es el villano). Sin embargo Luke heredó de su padre las condiciones para convertirse en Jedi, cosa que logrará gracias a las enseñanzas de Obi Wan Kenobi (Alec Guinnes), un viejo jedi . Luke es quien destruye la Estrella de la Muerte y se erige en héroe, con la ayuda de su amigo, el piloto mercenario Han Solo (Harrison Ford). Las subsiguientes El Imperio contraataca y El regreso de Jedi narraron el entrenamiento de Luke (presentando al maestro Jedi Yoda, uno de los personajes más populares) y el descubrimiento de que el villano Vader era en realidad su padre y Leia, la princesa, su hermana melliza. Luke tendrá entonces que matar al Emperador y a su propio padre para liberar a la Galaxia. Pero Vader se redime y asesina al Emperador, para morir poco después y salvar la vida de su hijo, el último jedi. Final feliz. Los tres primeros episodios de esta nueva saga que comenzará este año serán, entonces, sobre la caída del villano Darth Vader en la oscuridad. Así, se descubre quién es el verdadero protagonista. En The Phantom Menace Anakin/ Vader es Jake Lloyd, un niño de 8 años. Es el único desconocido del elenco. El resto son estrellas. El ahora joven Obi Wan Kenobi es Ewan Mc Gregor (Trainspotting). Liam Neeson es un caballero jedi, Qui Gon Jinn. Natalie Portman (El perfecto asesino) es la reina Amidala, la benevolente monarca del planeta Naboo: para los entendidos, la madre de Luke y Leia. Es decir, la esposa de Vader. Y Samuel L. Jackson tiene un papel menor que crecerá en las próximas entregas, pero para eso habrá que esperar cuatro años más.
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