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Por Susana Viau El miércoles, en la casona que funciona como sede de un movimiento vecinal del partido de Morón, se produjo la discusión final entre los dirigentes del Partido Popular Cristiano (PPC) de la provincia de Buenos Aires con el comisario Luis Patti, intendente de Escobar. Tras la prolongada charla hubo fumata: puesto que el menemismo se mostró remiso a ofrecer al comisario retirado el lugar que cree merecer, Patti encabezará la fórmula del PPC flamante aliado del seineldinismo para la gobernación bonaerense. Enemistado con Eduardo Duhalde y el ministro León Arslanian a causa de sustanciales diferencias en materia de políticas de seguridad, Patti había apostado sus fichas a las nominaciones que se barajaban en el menemismo. Y no aspiraba a poco: más entusiasmado con las tareas ejecutivas que con cargos electivos, acariciaba el proyecto de ser él quien acompañara a Antonio Cafiero en la lucha por el principal distrito electoral. Pero esos anhelos eran de imposible realización: la fama de duro del comisario retirado y su proclividad a técnicas no convencionales de interrogatorio le han dado réditos en la contienda comunal, pero corrían el riesgo de convertirse en un boomerang para quien lo llevara de escolta. Patti no ocultó a este diario su fastidio por las ingratitudes del justicialismo que ni siquiera le hizo un hueco en la junta electoral y admitió que es un virtual ido de las filas del menemismo. Más aún, enigmático, anticipó que la suya no ha sido una decisión apresurada y en los próximos días daría a conocer bajo qué emblemas continuará la actividad política. La formación que dará soporte al ex comisario no es otra que la de los populares cristianos provinciales, de quienes Patti ha obtenido la promesa de amplias facultades y un 70 por ciento de los cargos en disputa. En esa joint-venture, el intendente de Escobar logra una plataforma de lanzamiento y el PPC, un candidato con cierto consenso social. Ambos quedarían así en condiciones de aspirar ya que no, como es obvio, a la gobernación a una fórmula ventajosa que les permita insertar a sus hombres en la red de partidos que componen la poderosa estructura bonaerense. Es que la nueva entente es funcional a la estrategia menemista de fragmentar el voto del duhaldismo y éste no tendría otra alternativa que negociar para no enfrentar más enemigos que los inevitables. A mediados de enero y ante la negativa de Seineldín a encabezar fórmula alguna, los jefes de las diversas tribus que constituyen el entorno del ex militar carapintada formalizaron un pacto con el PPC, titular de una personería indispensable para terciar en la campaña. El compromiso PPCcarapintadas fue rubricado por Seineldín y los ex coroneles Luis Baraldini y Oscar Vega, por una parte, y Orlando Siccarelli y Norberto Descarrega, del PPC, por la otra. Según lo establecido en el acta, el Frente Nacional y Popular (FNP) tal es el nombre informal de la coalición está presidido por Seineldín e inspirará las acciones del PPC. Un esquema organizativo que parece repetir el de movimiento (herramienta política) y partido (herramienta electoral) que caracteriza al peronismo. El ideario del FNP-PPC cabalga sobre los tópicos del nacionalismo y define como hipótesis de conflicto al Nuevo Orden, es decir, el liberalismo (encarnado en el menemismo) y la socialdemocracia (representada por la Alianza). La Oración que santificó la unidad y en la que Seineldín encomendó al Señor a sus nuevos socios de la dirigencia popular cristiana quizá deba ser reelaborada ahora para hacer extensivo el pedido de protección divina a Luis Abelardo Patti.
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