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Por Pablo Ferreira El Banco Israelita de Córdoba cerró ayer sus puertas. La entidad mediterránea fue suspendida anoche por el Banco Central ante la fuerte pérdida de depósitos verificada ayer. Lo más probable es que el próximo lunes sus más de 50 mil depositantes estén a manos de otros bancos. El titular del ente monetario, Pedro Pou, les dio a los directivos del BIC plazo hasta el próximo viernes para capitalizar la entidad. No obstante, la posibilidad de que ello ocurra en estas circunstancias es tan baja que el Central ya tiene organizado el desguace entre seis bancos --entre ellos el Suquía y el Nazionale del Lavoro-- para el día después. Como en los dos últimos cierres, el del Banco Mayo y el del Almafuerte, Juan Machtey, el presidente del Israelita de Córdoba, acusó a Pou de provocar la estampida de sus depositantes. Una situación que, precisamente, es esgrimida por el mandamás del BCRA en su comunicado de ayer para justificar el cierre de la entidad cordobesa. "La noticia (periodística sobre el desguace), que muestra una precisión bastante sospechosa, no puede haber provenido de otra fuente que no sea del Banco Central", disparó el banquero. La sospecha de boicot por parte de Pou, a quien se lo acusa de animadversión respecto de lo que habría denominado, como en el caso del Mayo, "banca étnica", fue confirmada por una alta fuente de la comunidad judía. Es cierto que, como confirmó a Página/12 la evaluadora de riegos Thomson Bank Watch, el BIC perdió, entre agosto del año pasado y comienzos de este mes, más del 30 ciento (80 millones de pesos) de sus depósitos. Pero ayer, después de trascender la información del operativo desguace desplegado desde hace casi tres semanas por parte del BCRA, la corrida alcanzó virulencia: en un solo día los depositantes retiraron cerca de 20 millones de pesos. Así la sangría acumulada trepó al 39 por ciento. La resolución del Central, en cambio, prefirió informar que el derrumbe de los depósitos del BIC comenzó el viernes pasado, momento hasta el cual el banco mediterráneo "estaba en condiciones de atender normalmente el vencimientos de sus depósitos". Sin embargo, Thomson Bank Watch informó la semana última al Central que las Obligaciones Negociables (ON) del BIC habían sido calificadas en la categoría D, que significa un "alto riesgo de incumplimiento de pago". Asimismo, comentaron que la desconfianza hacia el banco cordobés se mantuvo declinante invariablemente desde agosto del '98 pese a que en octubre el grueso de los bancos en dificultades tuvieron un giro positivo en sus colocaciones. "Nos enteramos el fin de semana por los medios", dijo ayer a este diario Machtey aludiendo a la sorpresa con que los tomó la información acerca del traspaso programado por el Central. El directivo destacó que el problema principal del banco era, en realidad, su capitalización. Esta necesidad se planteó --dijo-- a raíz de las exigentes normas para el sistema financiero que impone el BCRA. Sobre el particular recordó que ya habían analizado dos opciones: la emisión de acciones o negociar la absorción de su entidad por otra local o extranjera. Y que ese proceso data de comienzos de 1998. "Nosotros todavía tenemos tiempo para concluir y terminar nuestra negociación", se esperanzó ayer el directivo antes de conocer la decisión del Central de otorgarle sólo cuatro días de plazo. El diagnóstico final de la evaluadora TBW fue sumamente sombrío. "Al Banco Israelita lo perjudicaron las dificultades que tuvieron para integrar capitales, la pérdida de depósitos, la creciente morosidad que se evidenció al verse obligado a salir a cubrir esa fuga y, además, su rentabilidad negativa", explicaron. Considerando sólo este último indicador, de acuerdo con las estadísticas del Central, la situación del BIC ya era pésima. En octubre pasado registraban pérdidas del 31,8 por ciento sobre su patrimonio neto contra una ganancia media para todo el sistema bancario del 6,29. Los beneficiarios casi seguros del desguace, encuadrados en un "plan de contingencia" para el caso de que el BIC no cumpla la capitalización exigida por la autoridad monetaria, son: el Banco del Suquía (6 sucursales), la Banca Nazionale del Lavoro (3), el Banco Bisel (3) y con dos agencias cada uno los bancos Macro-Misiones, Sudameris y Supervielle.
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