Por Javier Lorca y
Cecilia Sosa
El rector de la UBA,
Oscar Shuberoff, anticipó a Página/12 que revisará la medida que dio de baja a todos
los profesores mayores de 65 años, tomada por el Consejo Superior en noviembre pasado.
En su momento, yo tuve algunos reparos frente a esa resolución. Es evidente que
varios aspectos escaparon a la atención de quienes hicieron el proyecto, dijo
Shuberoff, antes de anunciar que se está trabajando en la elaboración de una norma
que zanje definitivamente el problema de las jubilaciones y permita conservar a las
personas necesarias para la UBA.
La jubilación compulsiva de los docentes revelada por este diario en diciembre
último tuvo el efecto de un boomerang para la UBA. Sus primeros coletazos los dio
durante enero, cuando generó una tormenta de protestas desde el sector docente en
especial, desde la Facultad de Ciencias Sociales, la más afectada por la medida. Y
la segunda andanada llegará hoy: cuatro profesores de Sociología interpondrán un
recurso de amparo ante la Justicia mientras el Instituto Nacional Contra la
Discriminación (Inadi) apadrinará a otro docente en una denuncia por discriminación por
edad. Con todo, la continuidad de prestigiosos docentes frente a sus alumnos sigue
pendiendo de una fina hebra: un caso especial, por el carácter irreemplazable de la
profesora implicada, se vive en la Facultad de Filosofía y Letras (ver aparte).
Desde 1966, el artículo 51 del Estatuto Universitario incluye los 65 años como edad tope
para ejercer la docencia. Como el reglamento no siempre se cumplió, sobre todo en las
facultades más nuevas, el 25 de noviembre pasado el Consejo Superior de la universidad
porteña dictó una jubilación en masa, que regirá desde el 1º de marzo y que prevé la
recontratación de los docentes, aunque ad honorem o con sueldos mínimos. Pero ahora se
está trabajando para dar marcha atrás. Tenemos hasta marzo, cuando volverá a
sesionar el Consejo, para discutir un régimen definitivo que cubra los aspectos
contradictorios de la cuestión admitió el rector Shuberoff. Por un lado,
debemos garantizar la renovación académica y el acceso de talentos jóvenes a la
universidad. Y, además, necesitamos conservar a los viejos brillantes, explicó.
Al parecer, los docentes todavía no fueron informados de la iniciativa lanzada por el
rector. Si quieren rever esa medida disparatada y pensar un nuevo sistema
jubilatorio, los profesores estaremos dispuestos a colaborar. Siempre y cuando pensemos
entre todos, y no a través de decisiones injustas y arbitrarias, comentó uno de
los docentes jubilados, Jorge Jaroslavsky, al enterarse por este diario del nuevo
proyecto.
Mientras la UBA hace uso de su caja de cambios y pone reversa, a las 9 de hoy el abogado
Manuel Gaggero representante de los profesores cesanteados Rubén Dri, Juan Carlos
Marín, León Rozitchner y Máximo Simpson presentará un recurso de amparo ante la
Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal. El Estatuto Universitario se
contradice con el artículo 14 bis de la Constitución nacional, que fija la estabilidad
del empleo y establece a la jubilación como un derecho y no como una herramienta para
discriminar, argumentó Gaggero y dijo que, además, la resolución tomada por la
UBA en noviembre pasado adolece de errores técnicos que la invalidan.
El pedido de amparo alegará también que, en la actualidad, la esperanza de vida llega a
los 75 años y que los afectados se encuentran en los mejores momentos de su
producción intelectual. Otro de los argumentos será que la Constitución no
establece límites de edad para el ejercicio de cargos electivos y que incluye convenios
internacionales opuestos a toda forma de discriminación. Razones similares esgrimirá hoy
el Inadi a la hora de defender a Jaroslavsky, otro profesor de la carrera de Sociología.
Al apoyo expresado por los gremios docentes de Ctera y Aduba, se sumó enlos últimos
días una iniciativa desde la Legislatura porteña. Los legisladores del Frepaso,
encabezados por el vicepresidente del bloque, Raúl Puy, presentaron un proyecto de
declaración que exhorta a la cúpula de la universidad porteña a revisar la medida,
aduciendo que la resolución pretende esconder un recorte de gastos: Amparándose en
una disposición reglamentaria, las autoridades de la UBA encubren el motivo
presupuestario de la decisión. De lo contrario, no se comprende que luego se disponga la
posible contratación a través de una designación simple o ad honorem, cuestiona
el proyecto de los legisladores, que manifestaron su apoyo incondicional al reclamo
de los profesores universitarios.
Para el
tiempo libre... (si queda) |
Arquitectura. La Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo (UBA) abrió la inscripción para los cursos
extracurriculares de nivelación, arquitectura y diseño, rendering y animación, diseño
gráfico y tratamiento de imágenes, modelización y multimedia y animación. Informes:
4576-3208 y 4789-6291.
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verano en las áreas de danza, cultura afroamericana, cultura popular, fotografía,
letras, cine y video, música, artes visuales, tango y folklore, teatro y seminarios de
actuación. Informes: Corrientes 2038, de 11 a 19.30. Informes: 4953-0698
Sociales. El Centro Cultural de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
inscribirá hasta el jueves en sus cursos de verano. Las áreas son: letras, idiomas,
teatro y fotografía. Informes: Ramos Mejía 841, Piso 3º, Tel. 4982-5002.
Actualización. Hasta el 31 de marzo está abierta la inscripción para
los programas de actualización que dicta la Dirección de Posgrado de la Facultad de
Psicología (UBA). Informes: Hipólito Yrigoyen 3242, Piso 1º, aula 10, Tel.
4931-6900/9026/4617, int. 156. |
SI SE VA, NO QUEDARA NADIE CAPAZ DE ENSEÑAR HISTORIA DE ASIA Y
AFRICA
Una profesora sin banco de suplentes
Por C. S.
Yo nunca le quité
el lugar a ningún docente joven. Hasta ahora, seguí dando clases sólo porque me lo
pidieron, porque casi no hay especialistas en mis temas, dice María Elena Vela,
titular de Historia de Asia y Africa en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Los
estudiantes dicen que en sus cátedras se respira libertad y temen perderla. Las
autoridades de la facultad admiten que no hay nadie capaz de reemplazarla. Pero Pila, como
le dicen desde su infancia tucumana, asegura que de a poco lo va superando. Si
la universidad no revisa su resolución de dar de baja a los profesores mayores de 65
años, ella no volverá a ver a sus alumnos. No obstante, su amor por Africa
cultivado en París, al calor de la agitada Universidad de La Sorbonne en los
60 sigue intacto. El pueblo africano tiene una capacidad creativa
asombrosa, alega, con los ojos brillantes.
¿Qué sentiría si tiene que dejar de dar clases?
Me dolería irme de la facultad: es mi trabajo y vivo de eso. Pero prefiero
aguantármela a aceptar que me recontraten con una categoría inferior y cobrar 120 pesos.
Antes, las autoridades de la facultad me renovaban la designación y yo, ingenuamente, lo
tomaba como un reconocimiento. Ahora, me la quieren reducir. Los estudiantes se oponen.
Pero no puedo trabajar por tan poca plata. Si me tengo que ir, me dedicaré a ir al cine y
a leer novelas, que con dos materias y la dirección de la Sección Asia y Africa de la
facultad no hay tiempo que alcance.
¿Por qué le apasiona el Africa negra?
Por su asombrosa capacidad creativa. Fue colonizada, esclavizada, sufre constantes
sequías e inundaciones, y está afectada por el sida más que ningún otro continente.
Pero, aun así, su gente almacena una capacidad de resistencia y de creatividad que le
permite inventar el futuro. Toda una aldea puede alinearse en una fila interminable de
personas que se van pasando, de mano en mano, porciones de tierra fértil. Estas
iniciativas populares son las que logran vencer al desierto y construir la posibilidad de
comer.
¿Cómo nació su interés por estos temas?
En París, cuando hacía una maestría en La Sorbonne. Vietnam había vencido a
Francia en su primera guerra anticolonialista. Era la primera vez, después de la guerra
ruso-japonesa, que los pueblos orientales lograban derrotar a un poderoso imperio.
Francia, entonces, se aferró a Argelia. Y Europa efervescía ante las perspectivas
independentistas que emergían de los lugares más recónditos. Pero, a la vez, empezaba a
darse cuenta de que la nación más civilizada de la Tierra también era capaz de
torturar. Sartre y Camus también estaban allí, defendiendo la causa argelina.
¿Los conoció personalmente?
No. Ellos eran personas grandes y yo, una estudiantita. Pero iba a mirarlos de lejos
a los cafés del Boulevard Saint Michel, donde solían reunirse. Desde entonces adoro los
cafés. Esa gente que estaba conmoviendo el mundo estaba ahí sentadita, ante mis ojos.
Qué maravilla.
¿Qué resultó de aquella efervescencia?
Hoy hay más información sobre Asia y Africa, pero no sé si la adecuada. Aún hay
mucho de exotismo. Cada vez hay más bares con nombres africanos. Quizá por la sonoridad
de su lengua y su música.
¿Por qué las historias de Africa y Asia se estudian juntas?
Porque nadie se da cuenta de lo que eso significa. Yo dicto una materia llamada
Historia de la colonización y la descolonización. Como la colonización de
América tiene nombre propio, se desprende que se refiere al resto, o sea,
Asia y Africa. Pero ese resto son nada menos que dos enormes continentes con
historias que se remontan a antes de la civilización occidental.
¿Pudo conocer Africa?
Sólo Marruecos. Pero inexplicablemente, tal vez por tantos años de estudio, muchos
creyeron haberme visto allí. Una vez me llegó un regalo deZimbabwe. Eran metros y metros
de tela azul y rosa. Me la mandó una señora que coordinaba una red de intelectuales del
Sur. Estaba convencida de que me había visto vestida allí. Pero son colores que no uso.
Me debe haber confundido con una colega que se parece un poco a mí.
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