Por David Cufré
Carlos Menem reprendió a
Roque Fernández por sus definiciones en la entrevista que publicó ayer Página/12. El
jefe de Estado le reclamó por no medir sus palabras en relación a la crisis
brasileña y sus efectos sobre la economía argentina. A tres días de la cumbre bilateral
que mantendrá con su par del país vecino, Fernando Henrique Cardoso, lo que menos
quería Menem era agitar las aguas en medio de la negociación por la relación comercial
entre ambos países. Además, Menem se sintió desautorizado porque en los últimos días
acordó con industriales y legisladores de su partido bajar el tono a las críticas por la
indiferencia brasileña a los reclamos argentinos, a la espera del encuentro con Cardoso.
Roque, de acuerdo a la visión presidencial, quebró la tregua y encrespó inútilmente
los ánimos de empresarios, economistas, diputados del oficialismo y la oposición, así
como a los organismos de derechos humanos, por su lamento de que las reparaciones a los
familiares de los desaparecidos nos costaron un montón de plata.
Otro motivo del enojo de Menem, que hizo conocer sin eufemismos al jefe del Palacio de
Hacienda, fue que atentó contra la mejora en la imagen pública del Gobierno, que
consiguió a raíz del Efecto Banana. Las últimas encuestas indicaron que la población
prefiere al justicialismo para administrar el país en tiempos de crisis. En ese contexto,
las declaraciones de Roque sonaron concluyentes. No tenemos que preocuparnos de que
el producto A de Brasil, que elaboran de manera más competitiva, haga desaparecer a la
industria A de Argentina. Si eso ocurre, hay que ver que el consumidor argentino se verá
favorecido con la compra de un producto más barato, subrayó Roque. La lectura que
hicieron sus colaboradores fue que intentó contener la avalancha de reclamos que le
llegan desde diversos sectores empresarios, quienes aprovechan la crisis para colar
demandas históricas.
Menos contemplativo, Arnaldo Bocco, economista de la Alianza, recordó que el 4 de
abril de 1976, Martínez de Hoz dijo que los ineficientes iban a desaparecer. Fernández
apeló a la misma frase. En diálogo con este diario, también sostuvo que la
actitud del ministro es de una negligencia peligrosísima. Lo que está diciendo es
que hay que esperar el cierre de miles de pymes, porque el Gobierno no las va a
ayudar. El clima era igualmente hostil entre los diputados justicialistas, quienes
nunca profesaron demasiada simpatía por el jefe de Economía. El presidente del bloque,
Humberto Roggero; el titular de la Comisión de Industria, Emilio Martínez Garbino, y su
par de Legislación Laboral, Alfredo Atanasoff, ofrecieron una conferencia de prensa para
expresar su preocupación por la crisis brasileña y entregar un informe con los sectores
productivos más golpeados.
Se puede aceptar que hay que ser mesurados, pero los funcionarios no pueden negar el
impacto (de la crisis) sobre la producción y la desocupación, se quejó Martínez
Garbino. Roggero, por su parte, enfatizó que Roque cometió un grave error, y
aclaró que la bancada que conduce está analizando propuestas para atemperar los efectos
negativos de la devaluación del real. No es acertado plantear que las empresas
ineficientes deban desaparecer, le respondió directamente a Roque. Asimismo,
Roggero se esforzó por despegar a Menem de las afirmaciones del ministro, al destacar que
cuando se reunieron la semana pasada nos expresó (a los diputados) que el Gobierno
no abandonará a los productores.
El documento que presentaron los legisladores menciona los problemas en diversas ramas
industriales. En la automotriz hay 10 mil trabajadores suspendidos, mientras que en
el sector papelero son 1500. La crisis también golpea a los productores textiles,
madereros, de la alimentación, de calzados, metalúrgicos, de caucho, jabón y química.
Las afirmaciones de Roque resultaron indigestas en la Unión Industrial. Sin embargo,
analizaron con cuidado cuál sería su respuesta, dado queconsideraron inconveniente
lesionar las negociaciones que entablaron directamente con Menem. El compromiso que
asumieron ante el jefe de Estado fue bajar los decibeles de las críticas al Gobierno, al
menos hasta que Menem se entreviste pasado mañana con Cardoso. El Presidente le dijo al
titular de la UIA, Alberto Alvarez Gaiani, que en ese encuentro con el mandatario
brasileño se destrabarán las complicadas negociaciones que ambos gobiernos vienen
manteniendo desde hace semanas. Aún así, el secretario de la central fabril, José de
Mendiguren, se quejó porque las declaraciones del ministro agregan intranquilidad,
en momentos de por sí complicados (ver aparte).
Por su parte, Jorge Di Fiori, presidente de la Cámara de Comercio, afirmó que en
Argentina las empresas ineficientes desaparecieron hace tiempo. Son
declaraciones muy desafortunadas, que sólo pueden entenderse si se considera que ser
ineficiente es no poder competir con un 50 por ciento de devaluación del real,
remarcó Raúl Lamacchia, titular de Came, al sumarse a la lluvia de críticas que cayó
ayer sobre Roque.
Cumbres borrascosas
El equipo de funcionarios, que viajó a Brasilia para preparar con sus
pares brasileños la cumbre que mantendrán los presidentes Carlos Menem y Fernando
Henrique Cardoso el viernes próximo, mantendrá mañana la segunda de las reuniones en
las que intenta convencer al socio mayor del Mercosur de que tome medidas para frenar las
exportaciones hacia Argentina que, se prevé, aumentarán fuertemente por la devaluación
del real.
El grupo comandado por el subsecretario de Relaciones Económicas de la Cancillería,
Jorge Campbell, estuvo reunido el lunes con el ministro de Hacienda brasileño, Pedro
Malan, y con el titular de la Cámara de Comercio Exterior, José Botafogo Gonçalves. Se
sabe que la propuesta consistió en que Brasil desmantele los subsidios sobre las
exportaciones, elimine las restricciones financieras a las compras de productos argentinos
y, como expectativa de máxima, acepte pactar cupos para sus exportaciones. La delegación
argentina también instó a avanzar en la instrumentación de mecanismos de coordinación
macroeconómica como lo hizo la Unión Europea. Aunque, hasta ahora, lo único seguro es
que Brasil desmantelará los subsidios a las exportaciones porque se lo exigió el FMI.
Lo que dijo
Las siguientes son las principales ideas de Roque Fernández expresadas en
el reportaje con Página/12:
La convertibilidad no tiene nada de mágico.
No tenemos que preocuparnos que el producto A de Brasil, que elaboran de
manera más competitiva, haga desaparecer a la industria A de Argentina.
Si eso ocurre, hay que ver que el consumidor argentino se verá favorecido
con la compra de un producto más barato.
Yo tengo que ver cómo le digo al productor argentino que cambie de
actividad.
Existen las medidas de salvaguarda que tratan de evitar un daño
circunstancial.
Pero esas medidas no están para proteger ineficiencias estructurales de un
sector. Si ese sector es ineficiente, va a desaparecer.
Tenemos el caso de los desaparecidos (en referencia a reclamos contra el
Estado). Lamentablemente nos han costado un montón de plata.
No vamos a fijar medidas unilaterales. |
LLUVIA DE CRITICAS
De todo, menos bueno
Las
declaraciones de Roque Fernández a Página/12 recibieron críticas de todos lados.
Economistas, empresarios y políticos del oficialismo y la oposición censuraron las
opiniones del ministro.
Arnaldo Bocco
(Alianza): Que Dios nos salve de Roque Fernández si se profundiza la recesión. Sus
declaraciones son de una violencia verbal inusitada, ¿cuánto tiempo duraría un ministro
en cualquier otro país del mundo después de afirmar que no se puede hacer nada para
enfrentar la crisis y que se desentiende de la suerte de las empresas? Roque debe saber
que sí hay cosas para hacer: se pueden desgravar impuestos, rediseñar la oferta
crediticia e impulsar promociones para el comercio exterior.
Emilio
Martínez Garbino (PJ): No podemos aceptar que sobre la crisis de Brasil se impongan
los dos extremos: los ultraproteccionistas que piden el fin del Mercosur y los que piensan
que no pasa nada, que no hay que hacer nada ni fijar medidas. Los funcionarios no pueden
negar que hay un impacto negativo en la producción y en la desocupación. Por eso, las
medidas de protección a la industria no deben tardar; si se las toma una vez que se
comprueba el daño, el resultado será irremediable.
Pablo Baylac
(UCR): Algunas de las expresiones de Roque Fernández significan tomarle el pelo a
los productores y a los industriales, quienes vienen haciendo un esfuerzo importante para
suplir la carencia de políticas industriales y productivas. El ministro es un
fundamentalista del mercado, pero nada dice del impacto en el costo argentino del sector
servicios, que podrían ser morigerados con una renegociación que habilite una rebaja de
tarifas posibilitando una mayor competitividad.
Ricardo Barros
Arrechea (UCR): Hablar de ineficiencia en medio de la crisis es lavarse las manos.
Roque Fernández habla como un administrador no comprometido con su gente. La actitud de
un ministro debería ser la de promover una discusión acerca del porqué de esa falta de
aptitud y tratar de corregirla.
Eduardo Curia
(PJ): El problema de los planteos similares a los de Roque es que, en teoría,
defienden a los consumidores. Pero si se aplicaran en la práctica, el país se quedaría
sin consumidores. Los dichos del ministro son abyectos que traducen una visión
despreocupada y falsa sobre cuáles son las bases de la estructura productiva y cuáles
son las bases para el crecimiento.
LA UIA EVALUO CONTESTARLE PERO SE FRENO. DE
MENDIGUREN IGUAL FIJO POSICION
A los bancos no les pide eficiencia
Los
máximos dirigentes de la Unión Industrial Argentina, Alberto Alvarez Gaiani, su
presidente, Osvaldo Rial, el vice, y el secretario, José Ignacio De Mendiguren, se
reunieron ayer para evaluar la oportunidad de emitir un comunicado en respuesta a las
declaraciones que hizo Roque Fernández a Página/12. Los ineficientes van a
desaparecer, había afirmado el ministro. La decisión fue no confrontar con el
Gobierno, por lo menos, hasta tener los resultados de la cumbre entre los presidentes
Carlos Menem y Fernando Henrique Cardoso, que se realizará pasado mañana en Brasil. De
todas maneras, De Mendiguren, en declaraciones a este diario, no se privó de contestarle
al ministro: El ineficiente es el Estado.
¿Qué opina de las declaraciones de Roque Fernández?
Es verdad que muchos sectores van a desaparecer si no se toman medidas a tiempo,
entre ellos el industrial. Pero no por falta de productividad. Después de nueve años de
haber soportado una apertura económica abrupta, con una aduana que no funciona, sin
ningún tipo de ayuda del Estado, sin un sistema financiero acorde con sus pares
internacionales, el sector industrial logró superar al resto de la economía en su
índice de productividad. Tuvo un crecimiento en su eficiencia del 8 por ciento, cuatro
veces más que el promedio mundial. Además, incorporamos bienes de capital por 20 mil
millones de dólares y bajamos la antigüedad promedio del equipamiento industrial al
mínimo en los últimos 30 años.
El ministro considera que no son competitivos.
Está equivocado. La que debe ser más competitiva es la economía en su conjunto.
El sector público, con su ineficiencia, licua la eficiencia del sector privado. Los
mismos que gastan cada vez más, que administran mal nuestros recursos, no pueden
descargar su responsabilidad en nosotros. En los últimos meses, sólo con la reforma
laboral y la reforma fiscal, volvieron a subir los costos de la industria.
¿Entonces está de acuerdo en que no son competitivos, pero difiere en la causa?
Por supuesto. Y para eso sirvió la crisis brasileña; para desnudar la falta de
competitividad de la economía argentina. Cómo se puede ser competitivo en un país en el
que las pymes que son la mayoría de las empresas pagan una tasa de interés
del 40 por ciento anual. La diferencia de tasas que soportan las empresas argentinas con
respecto a las de, por ejemplo, los Estados Unidos, representa un 10 por ciento sobre el
total de los costos. Pero al sector financiero nadie le pide eficiencia.
¿Qué otro factor atenta contra la competitividad de las empresas?
El precio de los servicios. En la convertibilidad la inflación superó el 60 por
ciento y los precios de los productos industriales sólo subieron un 4 por ciento. El
resto lo aportaron los servicios, que como no tuvieron que competir, no se ajustaron.
¿Le sorprendieron las declaraciones de Fernández?
No quiero confrontar con Economía. Prefiero contestarle con ideas. En este momento
el Gobierno está negociando en Brasil y no es tiempo de generar conflictos sino de aunar
esfuerzos para buscar soluciones.
El ministro dijo que la gente se va a beneficiar con el crecimiento de las
importaciones desde Brasil por los bajos precios a que ingresarán los productos.
Si desaparecen las empresas argentinas por la competencia desleal, la gente no va a
tener trabajo y, en consecuencia, no va a poder comprar nada. Todos sabemos que el
problema hoy es un desequilibrio cambiario. Ningún país del mundo permite que por una
circunstancia como ésta, que es transitoria, se afecte el empleo.
¿Qué responsabilidad tiene el Gobierno en la situación que se creó con Brasil?
La primera es no haber avanzado nada en la institucionalización del Mercosur. La
más mínima legislación que se hubiera acordado hubieseprevisto un desequilibrio
cambiario. Hoy, lo que queda es negociar con la mayor firmeza posible y confiar en que
Brasil tenga el mismo interés que nosotros en defender el Mercosur.
Hasta los oficialistas le pegaron al
ministro
Los desaparecidos nos
costaron un montón de plata, dijo Roque y levantó una nube de críticas que
incluyó a funcionarios y legisladores peronistas. |
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Por Victoria Ginzberg
Los desaparecidos
no pueden ser considerados como un simple asiento contable, no estamos
hablando de una política financiera, se trata de dignificar a las víctimas,
tiene el signo pesos por delante de los sentimientos, viniendo de quien viene, no
sorprende. Con estas palabras, legisladores oficialistas y de la oposición y
dirigentes de organismos de derechos humanos contestaron a una frase del ministro de
Economía, pronunciada en una entrevista publicada ayer por Página/12. Los
desaparecidos lamentablemente nos han costado un montón de plata, dijo Fernández
en alusión a las indemnizaciones pagadas por el Estado a las víctimas de la dictadura.
El repudio al ministro unió a un amplio sector social, que pocas veces se pone de
acuerdo.
La primera crítica provino de los diputados justicialistas. Los desaparecidos no
pueden ser considerados como un simple asiento contable porque en medio de esa
problemática está la vida de muchos argentinos, aseguró el entrerriano Emilio
Martínez Garbino, presidente de la Comisión de Industria. Para este diputado, el
pensamiento que expresa el ministro es el que exponen todos aquellos que no sufrieron la
persecución, la cárcel o el exilio durante la dictadura. Algo más
condescendiente, el senador Antonio Cafiero dijo: Intuyo que el ministro no quiso
limitar su respuesta a un mero cálculo económico sobre `el costo de los
desaparecidos. Las aberraciones de la dictadura costaron mucho dinero en
reparaciones materiales, pero es inconmensurable frente al daño profundo que siempre
genera la violación a los derechos humanos. Por su parte, el diputado Marcelo
López Arias autor del proyecto de ley para indemnizar a los exiliados afirmó
que Fernández tiene derecho a pensar lo que quiera, pero que no se
trata de costos sino de un deber moral del Estado.
La ex subsecretaria de Derechos Humanos y actual legisladora porteña por el PJ, Alicia
Pierini, también le respondió al ministro. Las cosas se miran desde distintos
puntos de vista. El las mira desde la caja, yo las miro no sólo desde la política sino
desde la historia y el futuro, aseguró. Su sucesora, Inés Pérez Suárez, no quiso
confrontar no opino sobre las declaraciones de otro funcionario,
dijo pero afirmó que las indemnizaciones constituyen un desagravio que el
gobierno nacional cumple porque es su obligación. Pierini también elogió las
reparaciones monetarias, que impulsó cuando estaba al frente de la subsecretaría.
Se dignificó a las víctimas, porque con las indemnizaciones se negó la teoría de
los dos demonios, afirmó.
Desde la Alianza, los diputados socialistas Alfredo Bravo y Jorge Rivas presentaron un
proyecto de declaración para que la Cámara repudie las expresiones de Fernández y el
senador radical Mario Losada, presidente de la Comisión de Derechos y Garantías,
anticipó que no participará de la reunión a la que concurrirá el ministro en el Senado
debido a que las infelices declaraciones de Fernández ofenden a la sociedad
democrática. La Comisión de Derechos Humanos del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires y la diputada Marcela Bordenave emitieron comunicados para quejarse por las palabras
del ministro. Lo verdaderamente lamentable es la presencia en el Gobierno de
personas como Roque Fernández, dijo la frepasista.
La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, no se sorprendió por las
declaraciones del ministro. Tiene el signo pesos por delante de los sentimientos. Lo
ha demostrado en sus gestos despiadados frente a los jubilados y a los maestros,
afirmó. El costo de los desaparecidos agregó es el dolor y la
injusticia y se lo debemos a personas como él.
OPINION
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