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En otro momento no demasiado lejano, un partido contra México en un estadio de Los Angeles no habría parecido para cierta media de opinión torpemente estereotipada un enfrentamiento serio. Hoy, y desde hace rato, lo es. Los mexicanos han crecido en rendimiento objetivo (recordar resultados en estos últimos años) y sobre todo en confianza en sí mismos a partir del Mundial de Francia, donde llegaron hasta octavos y cayeron ante Alemania. Atacan mejor de lo que defienden y tratan de jugar sin mezquindades. Una receta interesante. Por el lado argentino, Marcelo Bielsa tendrá oportunidad, ya pasada esta medianoche el partido comenzará a las 19.30, hora de Los Angeles (0.30 del jueves para nosotros), de sacar nuevas conclusiones para un futuro inmediato. El partido se jugará en el imponente estadio Memorial Coliseum, que tiene capacidad para 90 mil personas. El mismo ámbito que yanquis y mexicanos llenaron en oportunidad de jugar la última final de la Copa de Oro que ganaron los verdes. Hay siete millones los mexicanos en Los Angeles y alrededores, pero sin embargo no será fácil repetir el lleno. Las entradas, caras: 22 dólares para quienes las compraron anticipadas; 27, para los que las adquieran en el día. Para la selección argentina, el partido es un banco de pruebas: del modelo Bielsa, de sus intérpretes. El modelo que se mostró de a ratos, durante el segundo tiempo de Maracaibo tiende a persistir, a perfeccionarse, a desplegarse en el tiempo; el repertorio de intérpretes, no necesariamente. Esta etapa que culmina después de dos partidos tendrá un valor indicial: el técnico sacará conclusiones y elegirá jugadores para tener en cuenta en la próxima parada importante. Hay que tener en cuenta que el 31 de marzo, cuando se juegue la pseudorrevancha con Holanda en Amsterdam, el equipo será otro, todo otro, ya que lo conformarán los extranjeros que juegan en España e Italia. Para una tercera instancia, ya de aproximación a la Copa América de mediados de año en Paraguay -primer enfrentamiento serio y no amistoso, Bielsa habrá tenido los dos tests en mano y elegirá el plantel llamémoslo así definitivo. ¿Cuántos quedarán de estos que esta madrugada enfrentarán a los mexicanos en Los Angeles? En principio, parecería que pocos: cinco, seis... Porque está la base del Mundial de Francia más algún otro postergado Redondo, Pochettino tal vez que parecen ser el núcleo sobre el que se construiría la Selección. Veremos. En cuanto al partido de hoy, la única novedad anunciada con antelación y sin misterios por el técnico modalidad que se agradece es la entrada de Claudio Husaín por Ibarra como lateral por derecha. Palermo, golpeado en el empeine, y Guillermo Barros Schelotto, con fatiga muscular que le hizo restringir sus movimientos durante un par de días, estarán arriba una vez más. Este partido será la oportunidad para que el grandote goleador entre en sintonía; es uno de los que más allá de que convierta o no está en deuda y esta madrugada tendrá una prueba importante. Por el lado de los mexicanos, que vienen sin prácticas previas y con algunas bajas Ramírez, Arellano, tienen paradójicamente a su favor el hecho de que sus jugadores están en plena competencia, ya que están en la sexta fecha del campeonato. Los mexicanos, además, arrancan contra Argentina y siguen rumbo a Oriente, ya que juegan la Copa Hongkong entre el 16 y el 19 de febrero. El planteo de Lapuente parece en principio muy ofensivo, con Luis Hernández, Cuauhtémoc Blanco y el goleador José Manuel Abundis jugando juntos. Será cuestión de ver cómo se paran cuando el árbitro estadounidense Richard Grady da inicio a las acciones.
LAPUENTE, EL PAJARO Y CUAUHTEMOC El
director técnico de la selección mexicana, Manuel Lapuente, trató de calentar el
partido que jugará esta noche frente a la Argentina. No sé cómo van a ser para
detener a Cuauhtemoc Blanco, Luis Hernández y a José Manuel Abundis, dijo el
entrenador en una conferencia de prensa que brindó ayer por la tarde. Lapuente aseguró
de que la idea que tenemos es llevar a nuestro país a lo más alto en el fútbol,
esa idea ya la trazamos y tenemos que seguirla.
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