LA LETRA PERDIDA Por Juan Gelman |
¿Qué razones habrán movido al cabalista a ocultarse en un personaje inventado para dar a conocer esa mezcla de teosofía, metafísica y lingüística que considera a las letras del alfabeto hebreo como entes autónomos, y al alfabeto mismo como anterior al cosmos? En su trabajo "detectivesco" sobre el tema, Scholem documentó una explicación. Se han conservado fragmentos de un diario del luego cabalista Isaac de Acre, quien consigna que entrevistó a Moisés de León poco antes de su muerte y éste le hizo el solemne juramento de que poseía "el antiguo libro escrito por Simeón ben Yohai". Que no le mostró, naturalmente. ¿Habría encarnado el autor del Zohar en el presunto rabino que once siglos antes transitaba por una Palestina más presunta todavía? ¿O al revés? Isaac de Acre recogió -de segunda o tercera fuente-- una indicación más terrenal. Según la viuda, Moisés de León usó un heterónimo porque: "Si digo a las gentes que yo soy el autor, no prestarán atención, ni gastarán un centavo en el libro, dirán que es apenas obra de mi imaginación. Pero ahora que escuchan que estoy haciendo copias del libro que Simeón ben Yohai escribió inspirado por el santo espíritu, lo están pagando regiamente". Quién sabe. El uso en literatura de un doble -o de varios, como en el caso de Pessoa-- suele seguir obediencias más complejas y oscuras que las pecuniarias. A veces rozan la locura: Alfred Jarry, padre del teatro del absurdo, se identificaba al final de su corta vida con el Rey Ubu que había creado. Moisés de León tal vez quiso ubicar en el pasado sus audacias teosóficas para darles un barniz de tradición. Si fue así, la elección del anonimato hablaría de un firme convencimiento en "la obra de su imaginación". El Zohar aborda aspectos del objeto de la meditación, es decir, "los misterios del mundo inteligible", y su trayecto acuerda con la fe popular, a modo de parapeto contra el racionalismo filosófico que ganaba espacios en los círculos judeo-españoles de la época. Elemento central de esa indagación es la letra individual, aislada: para el hijo de Sem Tov, el diseño geométrico de los caracteres del alfabeto hebreo está dotado de espiritualidad trascendente y propone narrativas cosmológicas, más allá de su sonido y su valor constitutivo de palabras. En el capítulo del Zohar titulado "Secretos de las letras" se asiste a una escena extraordinaria: Dios convoca a las letras, ocultas desde hacía dos mil años, para darles un orden e iniciar la Creación. Ellas desfilan y exaltan sus propias virtudes, disputando su lugar en el gran fenómeno que se va a producir: la generación del universo físico, según grados distintos de intensidad, a partir de los trazos de cada letra. Entra en primer lugar la thav, la última del alfabeto, pide al Hacedor que se sirva de ella "para crear el mundo" y le recuerda que va al final de la palabra mavet (verdad). Dios le responde que también cierra la palabra emet (muerte) y que no es entonces apropiada. En cada letra que desfila señala dualismos similares hasta que elige la beth para dar principio a su obra porque es la inicial de berakha (bendición) y desde ella "creó las figuras de las letras grandes celestes, que correspondían a las letras menores del mundo de abajo". Con beth comienza el texto del Génesis en el Antiguo Testamento y, por ende, el génesis del cosmos mismo. Para Moisés de León, la escritura no sólo acuñó el mundo y precedió al ser humano: también se tuteó con Dios. Un cabalista medieval anónimo agregó otro misterio a esos misterios: el alfabeto hebreo tiene 22 letras y en El Libro de la Imagen se cuenta que una vigésimotercera se ha perdido. Su ocultamiento desequilibró el ciclo cósmico de siete mil años en curso y ha impuesto la presencia del pecado y el castigo. Cuando reaparezca inevitablemente en el futuro, la letra 23 se sumará a sus compañeras. Entonces, anuncia el cabalista, la existencia humana será feliz y la humanidad, una sola gran familia con igualdad en todo y para todos. No se sabe cuándo volverá esa letra a ocupar su vacío. Anda por ahí, escrita en la sangre y el sueño de todos los que luchan por una vida justa.
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