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Por Irina Hauser ![]() El 17 de marzo se cumplirán siete años del ataque que destruyó la embajada israelí y mató a 26 personas. En un diálogo cordial y con papeles en mano Avirán enumeró ayer ante Nazareno y Moliné lo que considera son certezas que constan en el expediente de la Corte. El embajador recalcó que hay pruebas de la autoría de la Jihad Islámica, brazo armado del Hezbollah: la aparición de una serie de comunicados posteriores y un video en el que los terroristas se autoadjudicaban el hecho y el pago de la camioneta que ofició de coche bomba con billetes que tenían sello de una entidad financiera libanesa. Además, el embajador dijo que el atentado fueconcretado por un argentino convertido al Islam en represalia por la muerte de un líder del Hezbollah. Recordó también que las pericias son concluyentes en cuanto a que la explosión se produjo fuera del edificio. Pero Avirán agregó a su planteo que nunca se investigó por qué el personal de la Policía Federal que debía custodiar la Embajada no estaba allí en el momento del atentado ni por qué un patrullero de la Comisaría 15ª encargado que pasó por la puerta de la embajada para controlar la presencia del servicio obvió notificar la ausencia del personal. Un funcionario de tribunales aclaró a este diario que un inspector, un oficial y tres suboficiales están siendo investigados pero la Justicia no los vincula con el atentado sino que los podría acusar por incumplimiento de los deberes de funcionario público, ya que dejaron desprotegido el lugar. Por último, el diplomático solicitó un careo entre la testigo iraní Nasrim Mokhtari y el taxi boy brasileño Wilson Dos Santos, una opción que en la secretaría de Esteban Canevari, a cargo de la investigación desde hace un año, no descartan.
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