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Roque Fernández insistió en que el Gobierno no tomará medidas unilaterales para proteger a los sectores productivos que se vean afectados por la crisis brasileña. Mantuvo la misma posición que tuvo en el reportaje que publicó anteayer Página/12, pero el ministro se cuidó un poco más y evitó la contundencia en sus afirmaciones. Roque tomó nota del revuelo político que generaron sus definiciones a este diario, más aún luego de recibir una dura reprimenda por parte de Carlos Menem. Y ayer se presentó ante los senadores con un discurso menos estridente. Recalcó que el cónclave de mañana entre los presidentes Menem y Cardoso, del que participarán los ministros de Economía y cancilleres de ambos países, será clave para morigerar el impacto del Efecto Banana sobre la economía argentina. "Debemos actuar con prudencia, con mesura, porque es mucho lo que hemos logrado en el Mercosur y no puede ser tirado por la borda con medidas apresuradas y unilaterales", subrayó Roque al término del encuentro. Anteayer, Menem lo retó porque "no midió" sus palabras en relación a la crisis de Brasil y sus repercusiones sobre la Argentina, especialmente porque sus comentarios fueron lanzados poco antes del encuentro entre los jefes de Estado. Los senadores lo convocaron para debatir en detalle cómo golpea la devaluación del real a las economías regionales y reclamarle que tome acciones puntuales para morigerar las consecuencias negativas. En ese sentido, el radical Horacio Massaccesi propuso que la DGI refinancie las deudas fiscales de los productores que exportan a Brasil. Roque respondió con evasivas, aunque dijo que estudiará la sugerencia. El ministro se sintió respaldado por las datos de la Aduana, que muestran una caída de las importaciones desde el mayor socio del Mercosur (ver página 9). Eso lo alentó a calificar de "sobrerreacción" las demandas de los empresarios al Gobierno para que tome medidas que frenen las compras a Brasil. "Hubo una reacción exagerada ante la devaluación del real. Los datos de la Aduana demuestran que esa decisión no tuvo el impacto que pensaron algunos economistas y empresarios", desafió el ministro. El senador José Genoud (UCR), en cambio, insistió en que las economías regionales se ven fuertemente resentidas por la depreciación de la moneda brasileña. "En el caso de Mendoza, casi el 50 por ciento de la producción de aceitunas, aceite de oliva, ajos, ciruelas y cebollas se exportan a Brasil. Los productores que acordaron ventas a ese país antes de la devaluación del real ahora se encuentran con que les piden una baja de precios del 40 por ciento", explicó. "Hay una marcada pasividad por parte del Gobierno para atender estas situaciones", se quejó Genoud. En cuanto a las negociaciones que Menem y Cardoso sostendrán mañana, Roque comentó que el principal planteo que llevará Argentina será la eliminación de los subsidios brasileños a los productores que exportan al Mercosur. "En las últimas semanas también hemos tratado de incluir en la agenda de diálogo ver cómo mejoramos los mecanismos institucionales. Queremos crear organismos que permitan prevenir los efectos sobre las economías del bloque, ante un eventual ataque especulativo que sufra algún país del Mercosur", indicó. Otro tema que tocaron los senadores radicales fue la propuesta de dolarizar la economía que hizo el Gobierno. "Fue una agresión a Brasil, que motivó reacciones muy adversas por su parte", enfatizó Genoud. Roque, quien se mostró poco dispuesto a entrar en discusiones luego de la lluvia de críticas que recibió por sus comentarios a Página/12, respondió que se trata de una "idea a largo plazo", que se venía estudiando desde hace meses y que su presentación no se vinculó con la crisis del país vecino. Por otra parte, aseguró que si aumenta la recaudación --"algo que en este momento no me aventuro a decir que vaya a pasar", aclaró--, se acelerará la reducción de aportes patronales a los productores de bienes transables. La rebaja de 5 puntos que el Gobierno aplicó en enero para ese sector, dijo el ministro, "permitirá contener los efectos negativos sobre el empleo que puede ocasionar las menores ventas a Brasil".
LOS DIPUTADOS ESCUCHARON LAS DEMANDAS PYMES Las pymes salieron ayer a criticar a los bancos, a la DGI, a la Aduana y al propio Gobierno ante la abrupta caída de sus ventas --entre un 20 y un 30 por ciento-- desde la crisis de Brasil. Representantes de todas las cámaras que agrupan a esas compañías, desde la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme) a la Coordinadora de Actividades Mercantiles y Empresarias (CAME) fueron escuchadas ayer por una comisión interbloques de la Cámara de Diputados. Los legisladores vienen analizando desde hace dos semanas los efectos de la debacle de Brasil para impulsar medidas correctivas. "La DGI se preocupa sólo por las pymes a las que ha convertido en carne de cañón", disparó Mario Elkouss de la CGE. El empresario, asimismo, fustigó a la Aduana, a la que calificó de "agujero negro" y reclamó que el organismo --en manos de Carlos Silvani, al igual que la DGI-- no sólo evalúe las importaciones desde Brasil, sino también las del sudeste asiático. Estas últimas habrían crecido --según sus cálculos-- un 50 por ciento desde 1997. Otra dura crítica fue aportada Rafael Galarce de la CGI. "En Brasil los que mandan son los (sectores) de la producción, en la Argentina manda el poder financiero", destacó este representante, quien pidió que se implemente "una buena política de comercio exterior donde las pymes tengan protagonismo". En tanto, el titular de la CAME, Raúl Lamacchia, apuntó a las altas tasas bancarias que padece el sector y a la necesidad de aprobar la Ley de Cheques y de insistir ante el veto de la ley de tarjetas de crédito. Para el dirigente el sector enfrenta ya una incipiente recesión con caída en las ventas del orden del 20 al 30 por ciento. Los diversos nucleamientos, entre los que también estuvieron presentes la Confederación General Económica (CGE), de la industria (CGI), la Confederación de la Producción y la UIA, plantearon, además, otras medidas. Por caso, Francisco Do Reis de Apyme requirió la refinanciación de los pasivos a tasas bajas, del orden del 12 por ciento; monitoreo y control estricto a las importaciones (UIA) y aranceles a las importaciones de extra zona (CGE).
LA CGT CRITICO A FERNANDEZ Y PIDIO CUPOS Y
ARANCELES "Para evitar una mayor caída en la producción y en los niveles de empleo, el Gobierno debe establecer cupos a la importación y aumentar los aranceles para los productos que llegan desde Brasil". El reclamo pertenece al titular de la CGT, Rodolfo Daer, quien concurrió también ayer a la Cámara de Diputados a exponer sobre las consecuencias de la crisis brasileña. El cacique sindical rechazó, además, las afirmaciones de Roque Fernández (publicadas anteayer por este diario) quien sostuvo que los "ineficientes" deben desaparecer y no debe preocupar si algunas industrias cierran. Al respecto Daer dijo que "el ministro de Economía, en lugar de escuchar a Martínez de Hoz y ver su experiencia histórica nefasta, tiene que cambiar de pensamiento filosófico". El jefe de la CGT, quien el martes por la noche participó en Olivos en la reunión convocada por Carlos Menem para anunciar las internas justicialistas, destacó que "cualquier ministro de Economía de Estados Unidos o de la Unión Europea practica políticas activas en defensa de la producción nacional". Por su parte el mercantil Armando Cavalieri, que integró el grupo visitante de dirigentes cegetistas, pidió "un debate superador que permita revisar la actual política de apertura argentina". El gremialista, conocedor del paño, aseguró que Brasil tiene un empresariado industrial más comprometido con el trabajo y que ese gobierno no quiere pagar la deuda externa a costa de sus trabajadores. No faltaron voces que pusieran en duda el encendido discurso de la cúpula de la organización sindical. "Me imagino que la CGT llamará a tomar medidas de fuerza para reclamar por las afirmaciones del ministro Roque Fernández", incitó la diputada frepasista Alicia Castro. La legisladora, que consideró que el Gobierno debe tomar medidas de protección, no se privó de acusar a los gremialistas de complicidad con el oficialismo. "De no ser así --destacó--, no se hubiera llegado al nivel de empleo que tiene la Argentina". En la misma línea se ubicó su par de la UCR, Beatriz Leyba de Martí, quien se preguntó si "la CGT va a hacer una seguidilla de paros o va a seguir haciendo discursos".
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