OPINION
Una receta fracasada
Por Edgardo Mastandrea * |
Los
argumentos de la reforma policial ampliar sus poderes para frenar el crecimiento del
delito y el carecer la provincia de técnicas que permitan identificar a una persona en
menos de 12 horas encierran una nueva mentira política, tendiente a depositar en el
accionar policial la expectativa de revertir esta grave situación de inseguridad que
viven hoy y desde hace años los bonaerenses. Es una receta ya fracasada, que pone en
evidencia la incapacidad técnica y la falta de decisión política para encarar la
solución real del problema. Si antes de la reestructuración de la Policía el plazo de
detención en averiguación de antecedentes era de 24 horas y se podía requisar en la
vía pública sin orden judicial, y no por ello bajaba el índice delictivo, ¿qué hace
pensar a estas mentes trasnochadas que hoy va a dar resultado?
Las verdaderas razones que llevan a tomar esta medida son éstas:
1) La necesidad de volver a trasladar a la esfera policial la responsabilidad única de la
inseguridad, ante el evidente fracaso de todas las promesas grandilocuentes que desde el
Ejecutivo se han realizado.
2) Permitir detener a una persona sospechada de cometer un delito, con la excusa de
averiguar sus antecedentes, y en ese ínterin tratar de reunir las pruebas suficientes que
permitan su imputación, cuando en un verdadero Estado de derecho primero se deben reunir
las pruebas y luego detener.
3) Ocultar la carencia de una política de seguridad, alegando que el delito crece porque
la policía tiene las manos atadas.
4) Avanzar sobre las garantías constitucionales, a caballo del reclamo de la comunidad
por mayor seguridad.
La gente, angustiada ante la posibilidad de ser victimizada, ve con buenos ojos las
medidas. No considera que cualquiera puede ser detenido, sólo por parecer sospechoso.
Para los propios policías es una trampa, por la responsabilidad que implica tener a una
persona detenida por doce horas más. No deben ver esta medidas como un apoyo: es una
argucia para trasladarles problemas que el Gobierno es incapaz de solucionar. Si tenemos
en cuenta los millones gastados en la intervención del doctor Lugones y lo que se lleva
gastado actualmente, se podría haber incorporado la tecnología que permite, colocando
las manos de quien se pretende identificar sobre una pantalla, recibir sus antecedentes en
el acto. Que la angustia de poder ser victimizados no nos haga perder la capacidad de
análisis, como para no poder ver que estas medidas sólo buscan crear una nueva falsa
esperanza, destinada a poder llegar al próximo acto eleccionario lo más airosos posible.
* Abogado, ex comisario inspector de la Policía Bonaerense. |
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