|
Por Laura Términe desde Roma Una insólita sentencia de la Corte de Casación de Italia dictaminó que no hubo violación en un caso de agresión sexual denunciado por una joven porque la víctima, en el momento del estupro, vestía un jean. Los jueces de la tercera sección penal del tribunal consideraron que Rosa, que por entonces tenía 18 años, aceptó tener una relación sexual con su supuesto agresor porque "es un dato de la experiencia común" que, "por lo menos sin la colaboración pasiva de quien lo viste", no es posible sacarle el jean a una persona para ejercer sobre ella una violencia sexual. La sentencia desató un vendaval de críticas: la ministra para la Igualdad de Oportunidades, Laura Balbo, acusó al tribunal de ser "una institución masculina", mientras varias diputadas llegaron a la Cámara vistiendo jeans y llevando un cartel que sentenciaba "Jean, coartada para el estupro". Con el fallo, el supremo tribunal italiano anuló una sentencia anterior que condenaba al violador, un instructor de una escuela de manejo a la que asistía Rosa, a dos años y dos meses de cárcel. La sentencia de la Corte fue criticada tanto dentro del gobierno como en el Congreso italiano. Las legisladoras iniciaron una "huelga de polleras" que prometieron continuar hasta que la Corte no revea su decisión. El presidente de la Cámara de Diputados, Luciano Violante, también condenó el fallo y auguró que sea "una sentencia aislada en la jurisprudencia italiana". La historia que Rosa llevó a los tribunales comenzó en el mediodía del 12 de julio de 1992 cuando el hombre que le enseñaba a manejar la pasó a buscar por su casa, en Bella, una localidad de 2000 habitantes en la provincia de Potenza, al sur de Italia, para cumplir una clase más del curso. Lo que la chica ya contó ante tres tribunales (en el juicio de primera instancia, el hombre fue absuelto por "insubsistencia del acto"), es que después de que ella practicara un rato, el instructor se puso al volante y con la excusa de ir hasta la casa de otra alumna de la escuela de manejo condujo el coche hasta un lugar apartado. Allí la violó venciendo a cachetazos la resistencia que oponía Rosa. Después, la acompañó a su casa y la amenazó para que no contara nada a nadie. Según el abogado de Rosa, la chica entonces era virgen y quedó profundamente traumatizada después de aquella experiencia. Rosa hoy tiene 26 años, dejó su pueblo y vive cerca de Florencia. La versión del acusado, un hombre de 45 años, casado y con dos hijos, sostiene, en cambio, que lo que hicieron fue de común acuerdo, y siguiendo esta premisa la Corte le levantó su condena anterior. El profesor de manejo asegura que con Rosa mantuvieron una relación sexual completa dentro del auto, que usaron un preservativo y que cuando la llevaba de vuelta a su casa ella lo invitó a almorzar, convite que él no aceptó. En lo que coinciden los dos es que, durante el acto, Rosa tenía una pierna desnuda y el jean le cubría la otra hasta la rodilla. Sobre este punto, los jueces de la Corte determinaron que es imposible quitarle el jean a una persona si la víctima utiliza "todas sus fuerzas" para evitarlo y que "es ilógico que una chica soporte pasivamente una violación" por temor a sufrir una agresión física más grave. "Dicen eso porque no saben de qué se trata ser amenazada con un cuchillo, golpeada, aterrorizada. La mujer puede ceder, pero por desesperación. ¿O acaso debería elegir morir?", se preguntó enojada Simonetta Sotgiu, jueza de la Corte de Casación, pero de una sección civil. Y se respondió: "Siempre lo mismo. La Justicia aquí está en manos de los hombres y la mayor parte son ancianos, con ideas viejas. Todos los días debo combatir, pero aquí dentro son 410 jueces hombres y apenas 10 juezas mujeres. Esta sentencia nos lleva atrás en la historia". Ahora, Rosa deberá explicar en un nuevo proceso, frente a la Corte de Apelaciones de la ciudad de Nápoles, cómo su agresor consiguió quitarle los pantalones sin su consentimiento.
|